El 2015 empieza a ser historia. Ha dejado a su paso, buenos y malos momentos. Aprendiendo siempre de ellos para ser más grande el día de mañana. Esta historia se puede aplicar a cualquier equipo de fútbol, el Villarreal no iba a ser diferente. Ha sido un año plagado de éxitos dentro de la propia historia del Submarino Amarillo. Como es obvio, no ha podido ser un año comparable a equipos con más presupuesto pero sí a nivel propio. La clasificación para semifinales de la Copa del Rey por primera vez en la historia y la racha de 18 partidos consecutivos sin perder han sido los dos ‘títulos’ que ostenta en sus vitrinas del año.

Estos datos están para mejorarlos. Los de Marcelino trabajan día a día para superarse a sí mismos. La constancia y el trabajo son innegociables para el asturiano. No existe la palabra rendición en su vocabulario. Por ello, el cuadro castellonense se marca como propósito para el 2016 superar las marcas de este año. Primero tendrá que poner el broche de la temporada ganando el derbi al Valencia. Partido que vale más que tres puntos. La rivalidad corre por las venas tanto de los jugadores como de la propia afición y una victoria podría darles motivación para afrontar la entrada de año.

El 2015 empezaba con un rayo de felicidad

Los amarillos se encontraban ante una racha de diez partidos consecutivos sin conocer la derrota. Además se situaban quintos en la clasificación de la competición doméstica; en dieciseisavos de la Europa League; y en octavos de la Copa del Rey.  Esta fortuna se la encontró el cuadro castellonense nada más empezar el año. Lo que nadie se figuraba es que esa racha se iba a prolongar ocho partidos más. Un total de 18 encuentros consecutivos sin perder dejaba presentir la buena racha por la que pasaba el equipo groguet.

Los de Marcelino empezaban muy bien el año, aunque el primer partido lo hiciera con empate en un derbi ante el Elche. El optimismo estaba presente en la afición amarilla. La ilusión de hacer algo importante en la temporada se hacía presente en la grada. Lo que no sabían es que lo bueno siempre se acaba. Al menos tuvieron la oportunidad de disfrutar de ese gran momento por el cual pasaba el equipo. Buenos resultados, buen fútbol, teniendo muy presente a la cantera. El ambiente en cada encuentro era el idóneo para olvidarse de los problemas y centrarte en tu equipo.

La racha valía su peso en oro

Esta cadena de partidos sin conocer la derrota iba a deparar algo importante en la historia del club. Gracias a esto consiguieron alcanzar las semifinales de la Copa del Rey por primera vez en la historia. Las victorias ante Real Sociedad en octavos y Getafe en cuartos durante esta racha, iba a sumar su grano de arena en las memorias del cuadro amarillo.

Lo que fácil vino fácil se va

La jornada 21 de Liga BBVA de la pasada campaña iba a provocar el fin de la racha de 18 partidos sin conocer la derrota. El buen sabor de boca de haberlo hecho con el que acabaría siendo el campeón de la competición liguera subía la autoestima por todo lo alto. La mala suerte empezaba a estar más presente para los amarillos ya que en semifinales de Copa también les tocaría enfrentarse al conjunto blaugrana perdiendo en las dos ocasiones. La Copa no finalizaba mal para los amarillos ya que, al igual que en Liga, habían perdido frente a los campeones de la competición.

El Submarino Amarillo intentó levantar cabeza del golpe. Quería seguir prolongando la racha de jornadas consecutivas marcando pero poco duraría la alegría. El conjunto vallecano acabó con una cadena de 28 partidos consecutivos marcando gol. Este partido se produjo tan solo 14 días después de perder la racha de encuentros sin perder. Era el turno de centrarse en las demás competiciones en las que seguía vivo, Liga BBVA y Europa League. El objetivo en ambas era llegar lo más lejos posible. En el caso de la Liga BBVA era asegurar la plaza europea.

Desde la derrota en Vallecas el equipo sumó una racha positiva. Consiguió dos victorias importantes: una ante el Celta, rival directo en la clasificación, y otra ante el Eibar. Además consiguió empatar con Real Madrid en el Santiago Bernabéu. A esta pequeña racha se le sumaba las dos victorias, tanto en casa como fuera de ella, ante el RB Salzburg. Estas victorias le llevaban a enfrentarse en octavos de Europa League al Sevilla CF.

El Sevilla desgastó al Villarreal y no solo en Europa

El cuadro andaluz derrotó al equipo de Marcelino en ambos partidos dejándolo fuera de la eliminatoria. El camino europeo amarillo finalizaba antes de lo previsto y con el optimismo de que hubiera durado más. Esta eliminación en Europa League tuvo sus repercusiones en la competición doméstica. Nueve partidos sin conocer la victoria condenó y hundía a un Submarino Amarillo que solo tenía la esperanza de hacer algo grande en la Liga BBVA. Desde esa derrota ante los sevillanos no sabrían lo que era ganar hasta pasados nueve partidos. El equipo estaba castigado por la multitud de bajas que ostentaban, todas precedidas de lesiones. La presencia de canteranos en las convocatorias del asturiano se hacían visibles jornada tras jornada. Sergio Marcos fue el canterano más afectado, a su favor, por estas bajas.

A pesar de la decadencia, el Submarino Amarillo tenía asegurada su plaza europea. Aunque le seguían, no muy cerca, equipos que peleaban por la séptima plaza como Celta de Vigo, Espanyol, Athletic de Bilbao y Rayo Vallecano. Los de Turia aseguraron la plaza con dos victorias ante Elche y Málaga aunque despidieron la temporada con una goleada fuera de casa ante el Athletic. Esta victoria supuso la clasificación de los vascos para la Europa League. La temporada acabó para el equipo amarillo. Era el turno de hacer balance. El balance era positivo. El equipo había conseguido hacer historia en Copa del Rey; clasificarse para Europa League por segunda temporada consecutiva; y conseguir dos rachas de partidos y goles muy favorables para el equipo. 

Turno de preparar nuevos retos

El verano llegó en Vila-real, con él, el mercado de fichajes. Algunas de las salidas eran conocidas como los jugadores cedidos que debían volver a su club. En este caso se encontraban Joel Campbell , Denis Chéryshev y Víctor Ruiz. El club hizo un esfuerzo para recuperar a los dos últimos pero finalmente solo consiguió atraer a Víctor. La destaca temporada de Vietto provocó el interés de un equipo grande, el Atlético de Madrid. Esta venta hizo llenar las arcas del club, también hicieron lo propio con las ventas de Aquino y Uche al Trigres mexicano; Giovanni dos Santos a Los Ángeles Galaxy; y Gerard Moreno al Espanyol. No fueron las únicas marchas: Cani, Chechu Dorado, Juan Carlos, Jonathan Pereira  y Hernán Pérez marchaban libres a otros equipos de la liga española. También se produjeron préstamos, estas cesiones fueron las de Javier Espinosa, Moi Gómez, Pantic y Sergio Marcos. Jugadores jóvenes y con una gran proyección que buscaban minutos lejos de El Madrigal.

Producidas estas marchas, era el turno de ponerse el mono de obra. José Manuel Llaneza hizo lo propio en las oficinas como responsable de ser el director deportivo. El principal problema a cubrir era la delantera. Los cuatro delanteros que ostentaba el club en sus filas se marcharon en el mismo verano, a esto hay que sumarle que no se contaba con Jonathan Pereira por lo que se le rescindió el contrato y puso rumbo al Lugo junto al cedido Sergio Marcos. La portería era otra posición que quedaba ‘desnuda’. La lesión de larga duración de Asenjo y la marcha de su suplente quedaban la portería desocupada para el inicio de Liga BBVA.

Gran acierto en las incorporaciones con el ‘Plan renove’

Los problemas prioritarios del club quedaron solventados. Alphonse Areola llegó cedido por el PSG y Mariano Barbosa libre del Sevilla. Esto dejaba una portería bien cubierta. Hasta cuatro delanteros llegaron a Castellón: Roberto Soldado que costó 10 millones y vino procedente del Tottenham; Cédric Bakambu por 7 millones del Bursaspor; Leo Baptistao cedido con opción a compra el Atlético de Madrid; y Adrián López, el último en llegar, vino cedido del Oporto. Una vez cubiertas estas posiciones tocaba reforzar las otras dos, la defensa y el centro del campo.

La defensa solo sufrió una variación con respecto a la anterior temporada. Daniele Bonera llego libre del Milán para reforzar una zaga que se encontraba debilitada por el lesionado Musacchio. El centro del campo sufrió tres incorporaciones: Samu Castillejo y Samu García procedentes del Málaga que costaron 16 millones y Denis Suárez procedente del Sevilla pero también se tuvo que acordar un acuerdo con el FC Barcelona, el propietario del jugador.

Estas nuevas caras para Marcelino provocaban un equipo con diferentes condiciones al de la pasada temporada. Aunque al principio, en pretemporada, no confiaban en el equipo que el club había construido, el paso del tiempo iba ilusionando y cambiando de opinión a la afición.

Nueva temporada, nueva ilusión

Los de Marcelino afrontaban una nueva temporada con el convencimiento de que el mercado de fichajes iba a ser positivo a la hora de obtener resultados. Se presentaban tres competiciones en la temporada amarilla: Liga, Europa League y Copa del Rey. Superar los resultados de la pasada temporada sería el reto del equipo. No es tarea fácil dado el nivel de competitividad.

La competición liguera no comenzaba muy bien, aunque no dejaba de ser un empate ante el Real Betis fuera de casa. Los amarillos no bajaron los brazos y consiguieron sumar cinco victorias consecutivas en Liga BBVA desde el empate. Algunas de las victorias fueron importantes como las que consiguieron ante Athletic de Bilbao y Atlético de Madrid, ambas en casa. Esta buena racha de victorias provocaron un hecho insólito en Vila-real, el Villarreal se situaba por primera vez en su historia líder de la Liga BBVA. A pesar de caer derrotados contra el Levante en la jornada que defendían liderato, se mantenían primeros en la clasificación. La alegría solo iba a durar una semana más, una derrota en casa ante el Celta de Vigo provocó que el equipo aterrizara a la realidad.

Las lesiones empezaron a hacer efecto en los resultados que comenzaban a ser muy dispares en la competición doméstica. Derrotas ante equipos a priori inferiores como Getafe y empates ante Eibar y Las Palmas dejaron muchas dudas del equipo. Pero no cabe duda de que en los partidos grandes el equipo plantó cara, sobre todo en casa. Cosecharon victorias importantes ante Real Madrid y Sevilla, este último rival directo por las aspiraciones europeas. Según se va vaciando la enfermería Marcelino cuenta con más garantías para afrontar partidos. Esto ha hecho efecto en los últimos resultados ya que ostenta una cadena de tres jornadas ganando. Estas victorias han sido ante Rayo Vallecano, Real Madrid y Real Sociedad, solo el último fue lejos de El Madrigal.

Dudas en las demás competiciones

La Liga estaba siendo reconfortante comparado con las demás  competiciones, Europa League y Copa del Rey. Los rivales del Submarino Amarillo eran a priori inferiores. Rapid Viena, Viktoria Plzen y Dinamo Minsk eran los contrincantes europeos mientras que la SD Huesca era el compañero de batalla del cuadro amarillo..

Una derrota en la primera jornada europea empeoraba el panorama amarillo. Tenía que hacer las cosas muy bien para solventar esta caída. El Submarino Amarillo logró ganar los siguientes cuatro partidos siguientes y se colocaba líder del grupo e ya que había ganado al equipo que le derrotó en la primera jornada y se situaba líder previamente, el Rapid Viena. El club amarillo dependía de sí mismo para clasificarse como primeros de grupo y evitar ‘cocos’ en octavos. Empataron en la última jornada en la visita a tierras checas dejándoles segundos de grupo ya que el equipo austríaco venció su partido.

Estar en el bombo 2 sería algo que no beneficiaría al equipo. La fortuna no sonrió a los amarillos y les condenó a enfrentarse a un equipo grande, el Nápoles italiano. Equipo que presenta un gran estado de forma y es uno de los favoritos para conquistar el título.

Con lo que respecta a Copa las sensaciones no serían positivas. La SD Huesca, equipo que milita en Segunda División sería el rival del Submarino Amarillo. Además se enfrentaban con una cara nueva en el banquillo, Anquela. El Villarreal dejó unas sensaciones poco productivas en el partido de ida fuera de casa cayendo derrotado por 3-2, aunque este resultado no sería del todo malo para vuelta. El Submarino Amarillo plantó cara, además con rotaciones, en el partido de vuelta. Encabezados por Manu Trigueros remontaron la eliminatoria venciendo por 2-0 y esperando conseguir el mismo resultado contra su próximo rival en octavos, el Athletic de Bilbao.