El Villarreal comenzó con el pie derecho el 2016, firmando una victoria fuera de casa ante un rival directo en la clasificación. Los dos goles de Bruno Soriano en Riazor ocasionaron una importante victoria ante los de Víctor Sánchez. Luis Alberto firmó el gol del Deportivo de la Coruña que suponía el empate en el marcador.

Marcelino aprovechó el gran momento de Bruno Soriano, autor de los últimos tres goles del Submarino Amarillo para sumar una victoria más. El asturiano presentó una alineación con dos novedades destacadas. La presencia de Rukavina en el lateral izquierdo es la primera. El serbio sufrió en una posición poco habitual para él. Entró en lugar de Adrián Marín en una decisión puramente técnica. La asistencia de Tomás Pina en el centro del campo es la segunda novedad. El asturiano lo eligió antes que a Trigueros, prefiriendo la destrucción de Pina a la creatividad del talaverano.

Una primera parte sin errores

El 4-4-2 de Marcelino se enfrentó al 4-5-1 de Víctor Sánchez del Amo. Ambas formaciones provocaron una primera parte tácticamente perfecta. Sin errores en las líneas de ambos conjuntos, tanto con balón como sin él. La presencia de un centrocampista más por parte del Deportivo le dio más posesión de balón en más tramos del encuentro. En su defecto, Roberto Soldado siguió bajando a la línea de mediapunta para desahogar el juego amarillo. Esta tarea la hizo durante toda la primera mitad originando más opciones de ataque al equipo amarillo. Unos interiores bien abiertos y una delantera bien colocada aseguraba a los centrocampistas una buena salida de balón.

El primer gol del partido se produjo en un pequeño error del equipo gallego. Se intuía que el partido lo iban a marcar pequeños detalles y así sucedió. Una jugada de estrategia en un córner amarillo provocó que Bruno Soriano quedara libre de marca dentro del área. Mario Gaspar lo aprovechó para darle un pase perfecto. El capitán solo tuvo que dar la dirección correcta al esférico para que Lux no lo pudiera atrapar. Era prácticamente la primera ocasión manifiesta de gol del partido. Esto indica el alto nivel de concentración y organización que presentó la primera mitad por parte de ambos conjuntos.

Tras el gol, el partido no cambió de tónica, ambos equipos seguían seguros en defensa e inteligentes en ataque. La batalla seguía estando presente en la sala de máquinas. A pesar de que los locales contaban con un jugador más en esta posición, los amarillos no se vieron superados. Las continuas ayudas en el centro del campo por parte de los delanteros provocaron un primer tiempo muy bien defendido por parte de los visitantes.

El paso por vestuarios cambió la tónica

El descanso dejaría un partido totalmente diferente al que habíamos visto en los primeros 45 minutos en la segunda mitad. Ambos equipos empezaron a errar, sobre todo la defensa amarilla que hasta el momento estaba haciendo un gran partido. Los blanquiazules por su parte salieron a morder, poniendo la presión muy arriba y esta presión tardó poco en tener su resultado. Cuando solo habían transcurrido tres minutos de la primera mitad un error de Víctor Ruiz en la salida de balón condenó a su equipo. Mucho tuvo que ver la presión del equipo local ya que obligó al zaguero catalán a despejar anticipadamente el balón cayendo en los pies de Lucas Pérez. El atacante local aprovechó el espacio para montar la contra y lanzar un perfecto pase a Luis Alberto para que este rematara y el balón pasase entre las piernas de Areola.

La tónica del encuentro iba a ser la misma a estos primeros tres minutos. El Deportivo seguiría incordiando a la defensa amarilla con su presión asfixiante que dificultó mucho la labor de los centrales. El centro del campo pasó a tener un dueño claro, era de color blanquiazul. El trabajo que estaba ejerciendo la delantera para desahogar el juego del Villarreal no dio sus frutos en esta segunda mitad. El cuadro local comenzó a llegar con peligro a la portería de Areola pero sin la fortuna de anotar.

Era la hora de hacer cambios y Marcelino intentó meter más movilidad y frescura arriba con Leo Baptistao. El brasileño entró por un desaparecido Bakambu pero la sustitución tampoco sirvió de mucho. Pocos balones le llegaron al delantero, solo probó fortuna una vez en todo el partido con un disparo tímido que no tuvo problemas en detener Germán Lux. El partido seguía con el mismo dominio local y Marcelino probó ahora con Samu García. El malagueño entró en lugar de un Soldado que lo había dejado todo en el campo. El dibujo era el mismo, el 4-4-2. A pesar de introducir un centrocampista como es Samu, éste ocupó la posición de delantero como en varias ocasiones lo ha hecho en la temporada.

El partido se había decantado a favor del equipo local, por ocasiones por juego y por ambición. Marcelino gastó sus balas introduciendo a Nahuel Leiva por Jonathan dos Santos. Con este cambio el asturiano buscaba más frescura y rapidez por las bandas. Por desgracia para él, el argentino intervinó poco en el partido. El Dépor se había lanzado a por el partido introduciendo a Oriol Riera para rematar balones, aunque hizo daño la defensa amarilla consiguieron frenarle. Cuando el partido parecía que iba a morir con empate, un penalti muy polémico de Fernando Navarro sobre Samu García cambio la historia de este final. Bruno Soriano metió el penalti provocando que el equipo se lleve una victoria muy discutida en el último suspiro.