Las cosas por fin le sonríen a Bruno Soriano. El capitán del Villarreal cayó lesionado de gravedad en febrero del ya pasado año y, durante los dos primeros meses de competición de esta 2015/16, le costó reencontrarse con su mejor nivel. A partir de noviembre y, especialmente en diciembre, el canterano del Submarino Amarillo ha vuelto a dominar los campos de Primera División. Anotó el tanto de la victoria ante el Valencia en la merecida victoria del conjunto de La Plana Baixa en el último partido del año con un espectacular lanzamiento directo de falta y, en la jornada 18, doblegó él solo a la mejor versión del Deportivo de la Coruña en, quizás, la última década con dos tantos: el primero, empujando el balón a la red tras una buena jugada colectiva y el segundo, literalmente en el último minuto de juego, tras tomar la responsabilidad de lanzar un penalti decisivo provocado por Samu García. Sus goles le han dado a su equipo los últimos 6 puntos de Liga.

Así, el de Artana enlaza dos jornadas consecutivas anotando, todo un hito en un centrocampista de un corte más bien defensivo, cuyo trabajo suele estar en dar equilibrio y cometer los mínimos errores en la entrega, pero que, desde la llegada de Marcelino al banquillo, cada vez se atreve más a asumir responsabilidades ofensivas, y sus números así lo muestran: de los 19 tantos que acumula el mediocentro en competición liguera, tanto en Segunda como en Primera División, 15 han llegado con el asturiano desde la banda. Pellegrini le dio la oportunidad, Garrido la continuidad y Marcelino el salto definitivo.

Por esas razones, por los dos goles que le dieron la victoria a su equipo en Riazor y por recuperar el alto nivel al que tenía acostumbrada a su afición, la Liga ha decidido condecorarle con el reconocimiento al mejor jugador de la jornada 18, la penúltima de la primera vuelta.