El Villarreal saltará este sábado al nuevo San Mamés para medirse, una vez más, a uno de los rivales que, por plantilla y objetivos, más duro se lo pueden poner a los de Marcelino para competir por el cuarto puesto de la tabla, el último de los que dan acceso a la Champions League. Los leones marchan, a día de hoy, sextos en la clasificación, justo por detrás del Sevilla, principal perseguidor del Submarino a estas alturas, y a 10 puntos del equipo 'groguet', distancia que, evidentemente, tratarán de acortar por todos los medios en su campo, más aún cuando los últimos precedentes acompañan y apuntan en una dirección clara: la de la victoria de los leones.

No dista mucho en el tiempo el útimo enfrentamiento entre ambos clubes en tierras vascas: hace casi un mes, el Athletic ponía la primera piedra de la eliminación del Villarreal en Copa del Rey al superarlos por 3-2 en terrotorio rojiblanco. El último precedente en Liga en San Mamés nos lleva a la última jornada de la pasada temporada, cuando, gracias al holgado 4-0 que los de Ernesto Valverde endosaron al Submarino, el conjunto bilbaíno pudo afianzarse en el séptimo puesto de la tabla en detrimento del Málaga. Séptimo puesto que, a la postre, les permitiría competir en Europa League este curso.

De la economía del gol

El balance anotador del Villarreal en San Mamés, como vemos, se antoja corto. Un mal que viene arrastrando el Submarino, precisamente, durante todo el año y que va camino de convertirse en mal endémico en el Villarreal más economizador de las últimas temporadas. El equipo dirigido por Marcelino es de los que menos anotan entre sus competidores europeos: si nos ceñimos a ese apartado, el goleador, al conjunto de La Plana apenas le alcanza para ser el décimo mejor ataque de la Liga, con 29 tantos en total y peores bagajes ofensivos que, evidentemente, Madrid y Barcelona, y por detrás de conjuntos como Eibar (35 goles), Celta y el propio Athletic (33), Sevilla (31) o Deportivo (30), todos ellos por detrás del equipo 'groguet' en la tabla.

Hablamos, por tanto, de sus peores cifras anotadores desde la temporada del descenso. A estas alturas del campeonato, en la 2013-14, tras el retorno a Primera, los de Marcelino ya habían visto puerta hasta en 42 ocasiones y en el curso siguiente, ya acumulaban 37 tantos en la jornada 22. Por otra parte, eso sí, hay que hablar, como decía más arriba, de la rentabilidad de sus tantos, así como de su solidez defensiva: con esos 29 goles en 22 partidos (a apenas 1,32 tantos por partido), los jugadores amarillos han conseguido sumar en su casillero 44 puntos. En comparación, el Eibar apenas suma 33 puntos con 35 goles y el Rayo, con 28 tantos, uno menos que el Submarino, solo suma 20 puntos y se sitúa antepenúltimo en la tabla. Esa efectividad queda perfectamente personificada en Bakambu, uno de los delanteros que más puntos (9) ha dado a su equipo con sus goles, por detrás de nombres como Luis Suárez (12) o Rubén Castro (10).

A esa buena posición en la tabla también contribuye el bagaje defensivo: con apenas 18 goles recibidos hasta el momento, la del Villarreal es la tercera mejor defensa de la Liga, solo por detrás de las de Atlético de Madrid (10 goles recibidos) y Barcelona (17). Es su mejor marca en este apartado y a estas alturas de competición dsede la temporada 2004-05, curso en el que acabarían terceros en la tabla, con Pellegrini en el banquillo.

Del fondo de armario

Hace unas semanas analizábamos la primera vuelta de la delantera amarilla, totalmente renovada para este nuevo curso. Las conclusiones parecían claras: los Soldado, Bakambu e, incluso, hasta Denis Suárez habían recogido sin excesivos problemas el testigo anotador de Vietto, Uche o Cherysev, pero había problemas para encontrar el gol en el banquillo. Los goles que Gerard anotaba actuando como 'factor X', como refuerzo desde el banco, no los había encontrado por ahora Marcelino ni en Baptistao ni en Adrián, ambos con muchos partidos fuera por lesión.

Y es que, más allá de los tantos de Bakambu, asentado en la delantera, no hay otro anotador claro que coja el testigo cuando el franco-congoleño no encuentra portería. Eso ha permitido que nombres que, a priori, no están llamados a marcar un porcentaje importante de goles en su equipo, como Bruno (5 goles), Mario o Trigueros (2 goles), se encuentren entre los máximos anotadores del conjunto 'groguet' en la competición doméstica.