A tres partidos de la gloria, así queda el Villarreal tras vencer al Inter por 1-0 y certificar su pase a semifinales. Los de Pellegrini se convierten en uno de los cuatro candidatos al mayor título europeo de clubes con una actuación memorable de todo el equipo en general y de Juan Román Riquelme en particular. De hecho, el argentino fue quien asistió a su compatriota Arruabarrena para llevar al Submarino más lejos de lo que jamás había llegado.

Dominio amarillo en su feudo

El Villarreal fue quien llevó el peso del partido. El conjunto groguet movió más y mejor el balón y tuvo las mejores ocasiones de gol. El Madrigal apoyó al equipo en todo momento y este les devolvió todo el calor en forma de buen fútbol y ocasiones.

En el primer tiempo, los de Pellegrini llegaron al área "nerazurra" en diversas ocasiones, pero a los amarillos les costaba finalizar y generar peligro real. Con casi cumplida la primera media hora de partido, Sorín cayó en el area interista derribado por Materazzi. A pesar de que el contacto fue claro, el colegiado estimó que no hubo penalti en la jugada. Los jugadores del Inter se mostraban muy agresivos en el marcaje en cada balón colgado, pero en la Champions League, los penaltis son más caros y no se señala pena máxima por cualquier acción.

El Villarreal fue creciendo en el partido y acabó creando ocasiones de peligro de la mano de Riquelme, a quien los de Mancini no conseguían frenar, y de Tacchinardi, quien pudo poner el 1-0 en el marcador al filo del descanso, pero su remate a centro de Marcos Senna se marchó desviado.

De este modo, el Villarreal llegaba al final de la primera parte. Más fútbol y más peligro en las botas de los amarillos, aunque insuficiente para superar a todo un Inter de Milán que, por el momento, veía más cerca su clasificación a semifinales.

Acoso y derribo

En el segundo tiempo, el Villarreal se mostró más insistente e hizo más efectivas sus posesiones de balón. Las ocasiones fueron llegando y la sensación de que el gol de los de Pellegrini acabaría llegando era más que latente.

Doce minutos después de arrancar la segunda mitad, el Villarreal obtuvo una falta a 35 metros de la portería de Toldo. Riquelme se encargaría de cobrarla. El argentino pone un balón templado al corazón del área, Toldo sale, pero el balón encuentra primero la coronilla de Arruabarrena, que desvía el balón lo justo para acabar instalado en la red amarilla de la portería. Un gol que vale unas semifinales de Champions League.

Foto: elmundo.es
Foto: elmundo.es

Tras el gol, El Madrigal se volcó con el equipo y lo llevó en volandas el resto del partido. El Villarreal creció a raíz del tanto y siguió creando peligro. Pocos minutos después del tanto de Arruabarrena, Forlán estuvo a punto de anotar el segundo con un potente zurdazo, pero Toldo logró desviar con una sensacional intervención. Dos minutos después, Riquelme volvió a intentarlo tras una jugada individual, pero el disparo acabó siendo desviado a córner.

El partido ganó ritmo y tensión. Martins tuvo en sus botas el tanto del empate, pero resbaló cuando se disponía a rematar desde el punto de penalti un pase de Cambiasso. En la siguiente jugada, Materazzi le propinó a un fuerte codazo en la cara a Sorín, causándole una brecha en la ceja que los médicos del Villarreal tuvieron que tapar con un aparatoso vendaje. El árbitro no señaló penalti.

El Villarreal se hizo con el partido por completo de la mano de su número 8. Riquelme se mostró omnipresente y se convirtió en una auténtica pesadilla para la defensa "nerazurra". Tras una gran jugada en la que asistió a Forlán para casi lograr el segundo, el mago argentino se sacó un magnífico disparo de la chistera, sorprendiendo a Toldo, que evitó el gol por muy poco. Este fue el mayor toque de magia de Román en toda la noche. El tiro salió de una jugada sin peligro, donde el argentino no tenía espacio casi ni para centrar, pero casi coloca el segundo del Villarreal en el marcador.

Mihajlovic dispuso de una falta peligrosa en la frontal del área, pero se le marchó por encima de la portería de Sebastián Viera. Con el tiempo casi cumplido, Adriano y Cruz dieron sendos sustos a la grada de El Madrigal, pero el marcador ya no se movió. El Submarino venció a un histórico de Europa para escribir su propia historia con letras de oro clasificándose para las semifinales de la UEFA Champions League en su debut en la máxima competición continental.