La clasificación para la máxima competición europea es siempre un premio enorme para los equipos que no están acostumbrados a encontrarse en esas posiciones año tras año. Esta temporada, la pelea por ese cuarto puesto es más numerosa de lo habitual, con hasta cuatro equipos que llegan a este sprint final viendo posible medirse, el año que viene, ante los mejores clubs de Europa.

No obstante, hay un claro favorito para conseguirlo, tanto por la cantidad de puntos como por el nivel de fútbol que está mostrando. El Villarreal, que se ha adueñado del liderato de la otra liga durante prácticamente toda la temporada, se encuentra acomodado en una cuarta posición que parece llevar su nombre. Ocho puntos le distancian de su perseguidor más cercano, el Celta; mientras que Athletic de Bilbao y Sevilla tienen que salvar un vacío de nueve puntos si quieren arrebatarle esa ansiada plaza. Con solo siete jornadas para llegar al final de esta Liga BBVA 2015/2016, parece difícil que estos tres aspirantes puedan alcanzar el objetivo.

Jornada 31, o cómo facilitar las cosas a tu principal rival

Si finalmente no lo logran, sin duda se acordarán de la dichosa jornada 31, en la que su meta empezó a desaparecer justo delante de sus ojos. El fin de semana pasado –en el que se disputó la mencionada jornada- se antojaba como una gran oportunidad para acortar la distancia con el Submarino. Los tres perseguidores jugaban en casa y, además, contra rivales teóricamente muy inferiores.

Rami se lamenta tras encajar un gol en la derrota en casa frente a la Real Sociedad. Al fondo, Yuri celebra el tanto. Imagen: Juan Ignacio Lechuga (VAVEL)

Balaídos fue el primer escenario testigo de un tropiezo que puede ser muy lamentado; los de Berizzo no fueron capaces de pasar del empate en el derbi gallego ante un Deportivo de la Coruña que, prácticamente salvado del descenso, no se jugaba nada. Los tres perseguidores del Villarreal jugaban en casa, pero pincharon. Unas horas más tarde, en el encuentro matutino del domingo, el Athletic permitía que el Granada, luchando desesperadamente por escapar del descenso otro año más, sacase un punto de oro de La Catedral. El último tropiezo –y el más escandaloso- lo protagonizó el Sevilla. Después de 13 victorias ligueras consecutivas en casa, caía por 1-2 ante la Real Sociedad que, al igual que el Deportivo de la Coruña, se jugaba más bien poco. Si a esto le sumamos la victoria de los de Marcelino en Ipurúa, las consecuencias son aún más significativas.

Confiar en La Catedral

Este desaguisado pone cuesta arriba el final de temporada para estos tres equipos que, además, aún tienen que enfrentarse entre ellos. Parece que, atendiendo a sus cara a cara, los leones son los que más posibilidades tienen de escaparse y tratar de alcanzar al Villarreal. Tanto Celta como Sevilla tienen que visitar San Mamés, en dos partidos de los que los de Valverde pueden sacar algo más que seis puntos. Aparte de esos dos encuentros; tanto el Rayo y el Levante, por lo que tienen en juego, como el Atlético de Madrid, por su gran nivel, van a ser durísimos rivales. Es básico para los vascos ganar todos sus partidos en casa, en los que se van a medir con los equipos más difíciles (Rayo, Atlético, Celta y Sevilla) de los siete que restan para terminar la segunda vuelta.

Los leones hacen piña en un partido de esta temporada ante el Villarreal. Imagen: María José Segovia (VAVEL)

La ventaja de poder concentrar los esfuerzos

En Vigo se alberga la esperanza de ser el único de los cuatro aspirantes a la Champions que no tiene que preocuparse más que por la Liga. Los cuartos de final de Europa League, en los que están presentes los otros tres protagonistas de la contienda por el cuarto puesto, van a exigir un esfuerzo extra que puede afectar a los resultados en la competición regular. El Celta es el único de los cuatro que puede centrarse exclusivamente en la Liga. Además, el pase a semifinales de uno de los rivales directos del Celta (Athletic y Sevilla) está asegurado, ya que se enfrentan entre ellos. Como partidos, a priori, más complicados de los vigueses –sin contar el de San Mamés, ya mencionado-  tenemos el viaje a Gijón y la visita del Granada, por el plus de intensidad que se ve, al final de las temporadas, en los equipos que luchan por la permanencia. A ellos hay que sumar, obviamente, el duelo en el Calderón, uno de los estadios más difíciles de Europa.

Once inicial del Celta en un partido de esta temporada ante el Sevilla. Imagen: Juan Ignacio Lechuga (VAVEL)

Sin ninguna de las tres bestias por delante

Por su parte, el Sevilla, con un pie en las semifinales de la Europa League tras su victoria en La Catedral, es el único de los cuatro con la ventaja de no enfrentarse a ninguno de los tres grandes. No obstante, un Valencia con ganas de terminar una desastrosa temporada con buen sabor de boca y un derbi ante el Betis en el que siempre se quiere ganar, se suman a la lista de partidos complicados que encabezan Sporting y Granada, para los que todos los encuentros restantes son finales. Su temporada terminará en San Mamés, donde, quién sabe, podría decidirse un puesto de clasificación para competición europea, ya sea Champions o Europa League.

Los jugadores del Sevilla hacen piña en un partido de esta temporada ante la Real Sociedad. Imagen: Juan Ignacio Lechuga (VAVEL)

La tranquilidad de depender de uno mismo

De todo esto será testigo, desde arriba, el Villarreal. Los amarillos dependen claramente de sí mismos, pero sus siete jornadas restantes no son nada fáciles. Un enfrentamiento en el Bernabéu ante la multimillonaria plantilla del Real Madrid, además de tres rivales que luchan para mantenerse en Primera División, conforman los cuatro partidos más complicados de los castellonenses. La necesidad de Getafe, Rayo y Sporting, sumada a las ansias de revancha de los de Zidane, pondrán muy difíciles las cosas al Submarino Amarillo.

Once inicial del Villarreal en un partido de esta temporada ante el Sevilla. Imagen: Juan Ignacio Lechuga (VAVEL)