Sobre el césped, no parecía un buen día para ser Fran Escribá. Del técnico madrileño se esperaban grandes cosas cuando se confirmó su fichaje por el Getafe o, cuanto menos, no tener que luchar por la salvación en las jornadas finales, algo que, al igual que las arengas de remontada del Madrid en Champions, nos estamos acostumbrando.

Con un Sevilla desahuciado de los cuatro primeros puestos y con un Villarreal acomodado desde tiempos irrecordables en la última plaza de acceso a Champions, Marcelino podía permitirse el lujo de sentar en el banquillo a Bakambu y Soldado. Casi con toda probabilidad disfrutaremos del Submarino Amarillo en la próxima edición de la máxima competición europea.

Un gol es suficiente

El partido comenzó con la posesión tímida del Getafe, de esas que tiene el Barça cuando no sabe cómo romper la defensa de 10 jugadores que le plantean los rivales. El Villarreal no necesita la pelota para jugar bien, Marcelino ha construido una plantilla camaleónica, que estudia los puntos débiles del rival y los ataca con puño de hierro.

El primer gol del Villarreal fue de Denis Suárez, que si a Luis Enrique se le ha olvidado porque le quería para el Barça solo tiene que ver la forma en la que se deshizo de Pereira. Tras el tanto, llegó la reacción del conjunto azulón. No se sabe si por obra de Escribá o de Denis pero el Getafe adelantó sus líneas y eso inquietó al Villarreal, un tanto descolocado por la presión de los visitantes.

Castillejo tuvo el segundo fruto de unos minutos ordenados pero locos, pues ambos pretendieron controlar para no recibir sin perder la posición. Estaban llegando buenas oportunidades y viendo el resultado en el marcador daba la sensación de que los de Madrid merecían un poco más. Así se llegó al descanso, con un Submarino conforme con el resultado, dispuesto a apostar y un Getafe con intenciones de jugar.

Un quiero pero no puedo

La segunda mitad se reanudó con el Getafe intentando irse hacia arriba y el Villarreal esperando su oportunidad para salir a la contra. Mario Gaspar tuvo la primera cuando su disparo completamente solo se marchó por encima del larguero. El jugador más enchufado estaba siendo Denis Suarez, el ex del Barça, partiendo desde la izquierda, fue el principal peligro del Submarino Amarillo a través de sus centros, mal rematados por los hombres de ataque, todo sea dicho.

Si los primeros 15 minutos de esta segunda parte estaban siendo del Villarreal, casi por inercia y automatismo, como las derrotas del Barça en Anoeta, la última media hora debía ser de los getafenses. Empujados por Pablo Sarabia, su mejor futbolista en el campo y el más activo, el Getafe comenzó a frecuentar el área de Asenjo, las acometidas azulonas existieron pero no fueron lo suficientemente importantes como para empatar el partido.

El Villarreal continuó jugando a lo suyo y en el campo, pese a no reflejarse en el juego, transmitían una sensación de seguridad total, daba la sensación de que ese resultado tan abierto en los minutos finales inquietaba a todo el Madrigal a excepción de los once sobre el césped. Marcelino introdujo cambios, de esos para cerrar el partido. Bakambu estaba en el campo, o lo que es lo mismo, el beneficio en las apuestas para un nuevo gol de Villarreal bajó exponencialmente.

El Submarino Amarillo tuvo que esperar hasta el minuto 85 para cerrar el partido y casi su presencia en la Champions League. El Getafe dio la sensación de intentarlo pero no pudo ante un equipo que se mostró superior y venció con justicia. Los de Fran Escribá tendrán que seguir remando para mantenerse en primera división.