La competición, cuando ya no hay nada en juego, tiende a volverse descafeinada y perder gran parte de su interés. Cuando los puntos dejan de ser decisivos, la ambición y las ganas de ganar disminuyen considerablemente.

Algo así le pasó al Villarreal el domingo. Se enfrentaba a un equipo con necesidades; y la necesidad pudo con la calidad. Los de Marcelino cuajaron una actuación aceptable, pero el Deportivo, que se jugaba la salvación, se impuso gracias a una mayor intensidad e intención de ganar el encuentro.

La inteción no fue suficiente

En realidad, al Villarreal no le faltó intención de ganar el partido. El conjunto groguet creó ocasiones de gol pero no fue capaz de materiaizarlas y los goles del Deportivo llegaron en dos acciones relativamente aisladas. Leo Baptistao fue el más activo en el ataque amarillo, pero no estuvo acertado en los metros finales.

De hecho, el Villarreal dominó el encuentro más de lo que ha acostumbrado a hacer esta temporada. Los de Marcelino tuvieron más de un 60% de posesión y llegaron a posiciones de peligro, pero falto precisión a partir de la línea de tres cuartos y también en el remate.

El "Dépor" anotó dos golazos, donde poco pudo hacer Barbosa. La defensa sí pudo hacer algo más en el segundo tanto gallego. Lucas Pérez recibe solo en el centro del campo tras lo que prácticamente fue un rechace. Su velocidad y definición hicieron el resto.

Derrota para despedir la temporada en El Madrigal

Tras la gran campaña firmada por el Submarino Amarillo, una victoria en el último partido en casa habría sido poner el broche de oro a un magnífico trabajo. No fue así, pero el poco público que asistió al partido agradeció al equipo su esfuerzo con una pancarta y con sus aplausos al finalizar el encuentro.

De esta forma se cierra una temporada más en El Madrigal. La parroquia amarilla se despide de su equipo hasta la temporada que viene, cuando podrán disfrutar del fútbol de su equipo con la melodía más bonita para cualquier aficionado al fútbol: la de la Champions League.