Detrás de 38 jornadas de remar. luchar y conseguir una cuarta plaza privilegiada. Llegó Agosto y con ello el momento de culminar el excelente trabajo realizado la pasada campaña en la previa de la Champions League. Con un cúmulo de circunstancias que pesaron y mucho en el equipo "groguet, las distintas bajas en todas las posiciones, el cambio de entrenador fueron dos hándicaps insalvables para un Villarreal que fue inferior al Monaco en el cómputo general de la eliminatoria y a remolque desde el minuto 2.

El Villarreal tendrá que conformarse con la Europa League tras caer derrotado por (1-3) ante el Mónaco y mostrar la peor versión del Submarino Amarillo que deslumbró la pasada campaña tanto en España como en Europa. 

Tras la victoria del conjunto monagesco por 1-2 en El Madrigal, los pupilos de Escribá tenían la obligación de convertir como mínimo dos tantos para conseguir el billete Champions. Sin embargo, el Villarreal no transmitió ni fútbol ni coraje en un partido que siempre tuvo controlado el Mónaco. Los de Leonardo Jardem tenían bien aprendida la lección y fisicamente estaban un punto por encima del rival, un aspecto que fue determinante y se palpó en el terreno de juego.

Falta de intensidad e ideas en ataque

Uno de las principales carencias que mostró en Mónaco el conjunto de Frán Escribá fue la imprecisión, falta de movilidad y encontrar soluciones francas de gol. La idea inicial para buscar tanto a Pato como a Borre fue mandar balones aéreos frontales desde el centro de la defensa para saltar líneas y evitar pérdidas. Sin embargo, todas las disputas fueron ganadas por el conjunto monagesco, que se sentía cómodo dando protagonismo con el cuero para presionar, achicar, recuperar y salir como balas por ambas bandas.

Con el paso de los minutos, Bruno y Trigueros cogieron más peso en el centro del campo, pero sin encontrar a Samu Castillejo,  Roberto Soriano o los propios delanteros. Bien es cierto, que la circulación era lenta y previsible, lo que favoreció en todo momento a los intereses del Mónaco. Incluso los laterales, José Ángel y Mario, que debían arriesgar en un partido donde era necesario convertir dos tantos y se prodigaron en contadas ocasiones. La dupla formada por Fabinho y Bakayoko se manejó a las mil maravillas y derrochó excelente trabajo físico y táctico que acabó por desquiciar a los amarillos.

Tramo de dominio y bajón final

Por momentos parecía que el Villarreal llegaba al partido, pero simplemente fue un espejismo. Un fallo de la zaga local propició la gran oportunidad del Villarreal, pero Borré no definió y ahí se esfumaron las opciones del Submarino. En el inicio de la segunda mitad, los de Escribá intentaron meter una marcha más, pero sin desborde y movimiento sin balón era realmente complicado sobrepasar la defensa monagesca. Escribá cambió el sistema al 4-3-3  con Bruno de cierre y Trigueros y Soriano de interiores para intentar tener más presencia en ataque, pero no surtió efecto y las opciones de entrar en Champions se esfumaban.

En los últimos minutos, el Villarreal bajó los brazos dado el mermado estado físico de muchos de sus jugadores y apenas inquietó la meta defendida por Subasic. Finalmente, el Mónaco aprovecharía uno de los contraataques para provocar un penalti inexistente cuando el estaba todo decidido. Con una eliminatoria condicionada por muchos factores, el Villarreal no mostró su mejor versión y no tuvo alternativas para conseguir la remontada.