Los guerreros de Terracota visitan Madrid
Reproducción del Ejército de Xian / Manuel Navarro

Desde que se descubriera en 1974 un total de 8.000 figuras entre las que se encuentran 7.500 guerreros de arcilla junto con una extensa caballería y armas de combate en Xian (China), la fascinación por sus orígenes no ha dejado de alimentar investigaciones y, en esta ocasión, una nueva visita a Madrid.

Alrededor de un centenar y medio de réplicas idénticas a las halladas en el yacimiento arqueológico componen la exposición "Terracotta Army" que invita a sus visitantes a conocer las causas de semejante ajuar funerario y que, desde 1984, lleva el título de Patrimonio de la Humanidad. La impresionante escenografía que acompaña a la exposición (foso incluido que da la sensación a los asistentes de encontrarse frente al ejército al completo) incluye un documental de unos 50 minutos de duración en los que se detalla la historia y las técnicas de construcción de estas imponentes figuras de arcilla.

Ejército para un Dios

El artífice de esta obra fue el primer emperador de China tras la unificación de los siete reinos e iniciador de la dinastía Quin, Quin Shi Huang (260-210 a.C.) Empujado por la creencia de que el enterramiento de un ejército al completo, aunque fuese de arcilla, le aseguraría un respaldo militar tras su muerte, el primer emperador ordenó la construcción de estas figuras que estuvieron listas en tan solo 8 años.

Ambición es sin duda el adjetivo que mejor puede describir la pretensión de Quin Shi Huang al enrolar a cerca de 80 maestros artesanos en semejante proyecto que, de salir mal, les habría podido costar la vida. Pese a ello, el resultado fue exquisito logrando configurar las 8.000 figuras donde cada guerrero posee cualidades físicas distintas al resto que lo hacen único.

Quin Shin además contribuyó a la cultura china con la unificación de la lengua en los siete reinos y la unificación de la Gran Muralla China. Ya existían largos fragmentos en todo el territorio, delimitando las fronteras desde la dinastía Zhou y el emperador al eliminar las fronteras unió la muralla para salvaguardar tan enorme territorio de incursiones extranjeras.

Su descubrimiento

"Los trabajos, van despacio pero no dejan de ser cada día más sorprendentes", afirma Antonio Colinas en su libro "La simiente enterrada: un viaje a China". En él denuncia que los chinos no han permitido la colaboración de arqueólogos extranjeros, debido a este contratiempo la lentitud prima en las tareas de excavación, catalogación y conservación.

Además otro factor que ha incidido negativamente en su conservación han los continuos saqueos a los que el mausoleo del primer emperador Quin fue sometido. El valor de las armas con las que se pretendió dotar de más realismo a los componentes de este singular ejército provocó numerosos pillajes en busca de espadas, escudos y lanzas.

Pese a algunos de estos problemas a los que, por otro lado, tienden a enfrentarse los grandes yacimientos arqueológicos, los guerreros de Terracota han supuesto para el mundo la certeza de que el poder de algunos emperadores en la historia estuvo por encima de cualquier limitación. Contaban con los mejores artesanos, matemáticos, escultores o pintores (puesto que las esculturas originales fueron pintadas de vivos colores) a su servicio para dar forma al capricho de un dios disfrazado de hombre.

“Los tiranos no asumían la muerte como lo hacían los poetas y los filósofos”, sentencia Colinas. Para Quin Shi Huang, al igual que para otros emperadores cuyo poder transcendía la esfera terrenal y llegaron incluso a enterrar vivos a toda su corte imperial, era vital asegurar su poder durante el tramo que les esperaba después de la muerte o en este caso hasta el 4 de marzo, fecha en la que Madrid dará por finalizada la asombrosa expedición.

Fuentes:

HERNÁNDEZ CARDONA, F.J. RUBIO CAMPILLO, X."Breve historia de la guerra antigua y medieval" Ed. Nowtilus, Madrid (2010)

COLINAS, A. "La simiente enterrada: Un viaje a China" Ed. Siruela, Madrid (2008)

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