Alfonso X y su legado
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Alfonso era hijo de Fernando III, quien unió bajo su persona a Castilla y León, y de Beatriz de Suabia, hija del emperador germánico. Antes de ser rey, ya colaboraba con su padre en las cuestiones militares, como la anexión de Murcia que su padre inició. Fue depositario de gran confianza por parte de éste y firmó en su nombre el Tratado de Almizra en 1244, por el cual se establecen los límites entre los reinos castellano-leonés y Aragón, y también respecto frente al Islam, quedando la Reconquista en manos castellanas.

Casó con Violante de Aragón, hija de Jaime, con quien tuvo 8 hijos, entre ellos a Fernando de la Cerda, el primogénito, y a Sancho.

En 1256 se proclama emperador por su ascendencia germana, y dedicó todos sus esfuerzos a recaudar dinero para su coronación, sobre todo entre 1257 y 1273. En 1259 convocó a las Cortes en Toledo para pedirles financiación, pero le faltaba uno de los apoyos más importantes, el del papa de Roma, quien se niega a darle su aprobación, teniendo que desistir. Todos los intentos de Alfonso X por llegar a ser Emperador del Sacro imperio se conocen en los textos medievales como “el Fecho del imperio”.

Pese a estos años de luchas diplomáticas en Europa, no descuidó sus deberes en la Península y consiguió la anexión de las taifas de Niebla, Cádiz y Huelva en 1262. En 1264 se produce una revuelta mudéjar en Murcia y pide ayuda a Jaime I, con quien había firmado el Tratado de Ágreda.

En 1275 muere su primogénito, Fernando, quien ya tenía hijos, por lo que la sucesión le corresponderá a ellos, pero Alfonso decide nombrar heredero a Sancho, otro de sus hijos, lo que provoca levantamientos por parte de los infantes, sus nietos. El rey de Aragón apoyó a los infantes; también Felipe III de Francia, que entra en 1277 en Navarra aprovechando las circunstancias.

El Papa Nicolás III aconseja que se reúnan Alfonso X y Felipe III y acuerdan la creación de un reino vasallo para Alfonso de la Cerda, su nieto, a lo cual se niega Sancho, que se rebela contra su padre en 1282, consiguiendo reunir Cortes en Valladolid, las cuales nombran a Sancho gobernador general y apartan a Alfonso de sus funciones políticas. Alfonso X se retirará a Sevilla después de esto y morirá allí en 1284.

Puede decirse que la vida política de Alfonso X fue intensa, pero no lo fue menos la actividad cultural que desarrolló durante su reinado, reuniendo bajo su protección a sabios de las tres religiones peninsulares (cristianismo, judaísmo e islam) y elaborando obras de saber que, si bien no fueron escritas por él, sí que participó en ellas de una manera u otra. Hizo del castellano la lengua oficial al redactarse en ella los documentos de la cancillería; creó diversas escuelas de traducción, destacando la de Toledo, y tradujo al castellano obras como el Corán, el Talmud, La Biblia o La cábala: respondía al interés del rey por preservar y dar a conocer en Occidente el saber venido de Oriente.

Sus obras se pueden dividir en diversos grupos: obras históricas, jurídicas, obras poéticas, científicas y recreativas. Entre las primeras destaca la Grande e General Estoria, donde mezcla pasajes de la Biblia con acontecimientos de aquel momento y habla de diversos temas. Entre las obras jurídicas destaca las Partidas, un intento por unificar la legislación, basada en el derecho romano y con influencias de filósofos clásicos.

De las obras poéticas, la más conocida es Cantigas a Santa María, donde se narran hechos milagrosos y sucesos de la tradición peninsular, formadas por 430 poemas y escritas en galaico-portugués con influencia del zéjel (composición poética árabe). De sus obras científicas son las más conocidas las Tablas alfonsíes, Libros del saber de astronomía y el Libro de la Ochava esfera. Muchos de ellos son traducciones de recopilaciones científicas clásicas y otras son de nueva creación. También se redactaron libros sobre juegos o deportes, diferenciando entre los que se realizaban sentados y en los que intervenían los miembros del cuerpo (la pelota, etc.). Sobre los primeros se escribió el  Libro de ajedrez, dados y tablas, terminado en 1283, donde se recogen las reglas de estos juegos y se acompañan con miniaturas.

No hay que olvidar que los monarcas en estos tempos también impulsaron los estudios generales, uno de los primeros pasos hacia las universidades, con origen en Castilla y León, y que se irán extendiendo desde Palencia a Salamanca, Valladolid y Alcalá de Henares.

La creación cultural durante el s. XIII fue brillante y extensa, desarrollada gracias al apoyo de monarcas como Alfonso X, que tuvieron interés por conocer mejor al ser humano y compartir, de la manera que ellos entendían, todo el saber de su tiempo y del pasado. 

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