Anécdotas y curiosidades de la Villa de Madrid
Madrid desde el Círculo de Bellas Artes (Belén Montilla).

Hoy pongamos que hablo de Madrid, posiblemente la ciudad con más historia de toda España. Lleva desde el siglo XVII convertida en la capital del reino y desde entonces en la Villa han sucedido mil anécdotas y hechos curiosos que hoy son secretos de la ciudad y que podemos encontrar en libros como el que tengo hoy en mis manos. Se titula Sucedió en Madrid. Hechos curiosos y raros de la Historia de Madrid, escrito por José del Corral, erudito en la Historia de la ciudad que reúne unas 150 curiosidades en torno a la capital que se ha ido encontrando a lo largo de su vida en diversos documentos y actas. También las curiosidades (que a veces lo son por sí mismas y otras por la fecha en que ocurrieron) forman parte de esa Historia que nos define y que habla de nuestras costumbres y nuestras formas de ser.

La creación del Ayuntamiento de Madrid

Cuando paseamos por Madrid podemos ver, imponente, el blanco y monumental edificio que alberga el Ayuntamiento de Madrid, pero, ¿cuándo nació esta institución? Pues exactamente el 6 de enero de 1346 el rey Alfonso XI dictó un privilegio por el cual creaba el Ayuntamiento madrileño con 12 regidores (actuales concejales). Hasta esta fecha, los intereses del conjunto vecinal de la Villa se habían regido por el llamado concejo abierto, formado por la totalidad de los vecinos, que se reunían en la plaza y discutían sobre los asuntos de la ciudad. Estos concejos abiertos, que cumplieron su función durante siglos, habían comenzado a fallar cuando algunas poblaciones, como en el caso de Madrid, se fueron haciendo excesivamente grandes, con lo que los concejos, bien por número o bien por ausencias, mostraron sus defectos y fueron siendo sustituidos por Ayuntamientos formados por una representación de vecinos que actuaba en nombre de todos. Recordemos que desde esta época la sede de esta institución se encontraba albergada en la Casa de la Villa, en la plaza del nombre homónimo hasta hace muy poco, cuando en el año 2008 se trasladó al actual edificio de Cibeles. 

El primer reloj público madrileño 

Actualmente todos tenemos un reloj a mano, ya sea de muñeca, de decoración en casa, en el móvil, digitales o analógicos por las calles, pero hace siglos la única forma de saber qué hora era era a través de las campanas de las iglesias que marcaban el dia a dia de la gente. No se conoce exactamente ni cual ni cuando se instaló el primer reloj en la capital, pero sí que se tiene constancia de que el día 4 de diciembre de 1480 el Ayuntamiento mandó arreglar el reloj que se había averiado, un reloj que seguramente dados los tiempos sería el único que existiera en la Villa.

Los inicios en la capital de la Universidad Complutense 

En Madrid la única universidad que existía a principios del siglo XVI era la de Alcalá, que había tenido tiempos de gloria pero que parecía estar en decadencia, por lo que el Ayuntamiento acordó el 23 de febrero de 1522, previa licencia de su Majestad, se ofrezca a la universidad de Alcaá 12.000 peones y 10.000 carretadas de piedra, así como terreno suficiente, donde la Villa señalare, para contruir nuevos edificios universitarios y trasladar sus servicios a nuestra villa. Al fin, se trasladaría la universidad a la calle de San Bernardo, al antiguo caseron del Novicidado de los jesuitas, y mucho tiempo después a la CIUDad universitaria, una de las mejores iniciativas del rey Alfonso XIII.

Cuando las castañeras estuvieron a punto de desaparecer en el siglo XVIII

Los puestos de castañas asadas son muy típicos en los inviernos de Madrid y los hay en cada esquina y calle transitada. Ahora ya no tanto, pero antes era típica la figura de la castañera en su puesto y por muy poco estuvieron a punto de desaparecer en el siglo XVIII. Por lo visto se dictó una ordenanza municipal que prohibía su establecimiento en las calles con una posible multa a quien lo hiciera de 1000 maravedís, una fortuna por aquellos años. Sólo se permitía comprarlas en los puestos de fruta y esto es algo que se hizo para luchar contra la venta ambulante. Por suerte con el tiempo se fue aceptando y aun hoy podemos seguir teniendo en nuestras calles los típicos puestos de castañas asadas que tan ricas saben las tardes de invierno.

La que se cree fue la primera huelga de trabajadores en España 

Actualmente y desde la democracia vemos las manifestaciones como una actitud totalmente normal y legítima por parte de la ciudadanía en descontento con una determinada situación y  que reclama un cambio. No tenemos más que echar la vista atrás en estos últimos años y ver como las manifestaciones y la lucha social han conseguido, al menos, un ligero cambio que ha llegado hasta el intocable Congreso de los Diputamos, y en resumidas cuentas, ese descontento ahora está en el poder. Para que luego digan que manifestarse no sirve para nada.

Bueno, pues el caso es que hace siglos no era tan normal como ahora, era algo extraño y desconocido. Pero se tiene constancia de que el 31 de agosto de 1871 hubo una huelga, la que se cree la primera de toda España o al menos una de las primeras, protagonizada por barrenderos que, al no haber dinero en las arcas del Ayuntamiento, no recibían su sueldo, por lo que hicieron una huelga. Como acabó la historia es algo que no sabemos.

Los primeros pasos de la mujer española en la universidad y la creación de las papeletas de examen 

Hoy en día somos muchas las mujeres que acudimos a la universidad, pero hasta hace más de un siglo era algo impensable e incluso poco honroso. Que en alguna facultad se examine una mujer no es noticia, sino algo muy frecuente, habitual y una situación totalmente normalizada en nuestra sociedad, no así en la de 1880 que resultaba algo extraordinario. Así quedó reflejado en la prensa madrileña, que el día 9 de junio de ese año se examinó en la Facultad de Filosofía y Letras una mujer, sin dar el nombre para precisamente no dañar su imagen.

¿Pero cómo se examinaban en aquellos años? Pues resulta que las papeletas donde se realizaban los exámenes fueron creadas por el rector de la Universidad de Madrid el 6 de mayo de 1878 precisamente contra la picaresca estudiantil, ya que anteriormente los alumnos comunicaban de boquilla sus notas a sus padres y no tenían que llevar ningún documento oficial. De esta manera las familias estarían puntualmente enteradas de la realidad de los resultados de los estudios de sus hijos.

Como ya he dicho anteriormente, que una mujer acudiera a la universidad era algo prodigioso en el siglo XIX madrileño, pero lo era aún más que a una mujer se le diera el título de doctora. El día 28 de octubre de 1882, la Universidad, que entonces se llamaba Central, otorgó, en vista de los méritos demostrados, la concesión del título de doctor a una mujer, hasta entonces solo un titulo otorgado a los hombres. La primera doctora en España fue doña Marina Castells, doctora en Medicina. La doctora Castells se dedicó en Barcelona a la puericultura hasta su matrimonio. Después se perdió en la oscuridad familiar y no se supo nada más de ella.

Cuando hubo que establecer cocinas económicas populares 

A lo largo de nuestra Historia hemos vivido numerosas crisis socio-económicas que han dejado a la sociedad maltrecha y desamparada por el poder político. Además, son situaciones cíclicas de las que parece que no aprendemos mucho, y eso fue lo que ocurrió en 1885. Debía andar muy mal la situación cuando las autoridades organizaron y pusieron en funcionamiento cocinas económicas para pobres en distintos puntos de Madrid. Muchas dificultades debieron advertirse y mucha debió ser la necesidad para que se llegara a ello. Estas cocinas ofrecían un trozo de pan y una ración de sopa por 10 céntimos y comidas más fuertes a precios baratísimos: un cocido completo y pan por un real.

El gran huracán de 1886

Madrid es una ciudad en la que no llueve demasiado, podemos encontrar casi todos los días algo de sol y donde es muy muy raro que nieve por no decir que casi nunca. Es decir, que tenemos un clima por lo general muy confortable y en muy pocas ocasiones han sucedido en la capital fenómenos atmosféricos extraños precisamente por nuestra ubicación geográfica, pero sí que contamos con casos como el que os voy a contar. Es el llamado huracán de 1886. Era un dia 12 de mayo a eso de las 7 de la tarde cuando comenzó a soplar un viento que cada vez aumentaba en potencia y silbaba por todos los rincones hasta llegar al punto de derribar casas y arrancar muchos árboles. Para que nos hagamos una idea, arrancó 100 árboles sólo en el Retiro y en el Paseo del Prado se cayeron más de 50 árboles y debido a diversos incidentes murieron 24 personas y diversos animales en la antigua Casa de Fieras además de 400 heridos, agravando las tareas de salvamento la lluvia que cayó toda la noche. Hubo daños en el Casón del Buen Retiro, en la antigua iglesia de los Jerónimos y en el Puente de Toledo. Curiosamente el fenómeno se avisó unos días antes en un artículo publicado en El Siglo Futuro, firmado por Francisco León Hermoso pero al que nadie tomó en serio.

Antes de que llegara el fútbol 

Aunque parezca mentira el fútbol no tiene de historia ni 150 en nuestro país, pero este siglo ha sido suficiente para convertirse en el deporte favorito de los españoles y crear una cultura muy fuerte en torno a él. España es quizá el país más futbolero de toda Europa por detrás de Reino Unido y Madrid otro tanto, con la eterna rivalidad de dos de los equipos más importantes, el Real Madrid y el Atlético de Madrid. Pero como ya digo, el fútbol no se dio a conocer hasta finales del siglo XIX cuando, en el diario del marqués de Santa Ana, La Correspondencia de España (el cual se cree el primer diario informativo de la prensa española) se publicó el 8 de noviembre de 1892 una amplia noticia dando cuenta a los lectores de la existencia de un nuevo juego deportivo de competición, un nuevo deporte que se llamaba Futbool y cuyo redactor describía con poca simpatía hacia sus formas y modos de juego, finalizando su discurso literalmente diciendo: juego que por fortuna no se conoce en España. Quien le diría a este pobre hombre que más de un siglo después no sólo se convertiría este juego en un pilar importantísimo de la cultura española, sino que además cobraría más importancia en la sociedad que incluso la política.

Fuente: Del Corral, José: Hechos curiosos y anécdotas de la Villa de Madrid. 

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