Efectivamente, nunca antes habían alcanzado las semifinales de un mundial y tampoco después se han vuelto a acercar a semejante objetivo. Si a esto se añade el subcampeonato logrado en la Eurocopa de 1980 de Italia -donde también derrotaron a España- queda claro por qué la Bélgica de los 80 figura como referencia ineludible dentro del fútbol europeo. No fue un equipo que destacase por practicar un fútbol muy estético pero sí que mostraba en sus integrantes una competitividad especial, que les convertía en rivales extremadamente incómodos.

A partir de ahí apenas se ha podido festejar nada en el fútbol belga, hasta el extremo de que el próximo verano se cumplirán 12 años sin que los Diablos Rojos participen en una fase final de Mundial o Eurocopa. Con la idea de acabar con esta pertinaz sequía llegó Marc Wilmots al banquillo, tras haber ejercido como asistente de Dick Advocaat y Georges Leekens, anteriores seleccionadores. Wilmots cuenta con un plantel de futbolistas envidiable en cuanto a calidad aunque todavía algo falto de ambición y autoexigencia por ganar, lo que se refleja en el terreno de juego.

El técnico despliega habitualmente un 1-4-1-4-1 que no se caracteriza por salir a presionar al rival, sino que más bien busca esperarlo en campo propio para robar y sorprender en transición aunque no se puede hablar de un estilo contragolpeador como tal. Cada una de las piezas del mediocampo y delantera asume una función específica, si bien se antoja vital el desempeño del punta y de los extremos para poder desestabilizar al rival. Pero lo que más impacta a simple vista no es otra cosa que la rabiosa juventud de los futbolistas, algunos de los cuales ya son titulares en equipos de primerísimo nivel.

Análisis individual

La portería está perfectamente defendida por uno de los guardametas de moda. Thibaut Courtois (Atlético de Madrid) no necesita presentación a sus 21 años. Destacar sus reflejos, envergadura y determinación se queda tremendamente corto en un hombre con una carrera brillantísima por delante. Su titularidad en la selección parece garantizada para muchos años pero si se lesionase ahí espera Simon Mignolet (Liverpool), otro arquero de garantías. Más difícil lo tiene el guardameta del Anderlecht, Thomas Kaminski, que con 20 años apunta a tercero en la lista.

La línea defensiva, en cambio, ofrece margen de mejora. Especialmente el lateral derecho, donde Toby Alderweireld (Ajax) no acaba de convencer en tareas destructivas. Buenos sus apoyos en ataque donde a menudo supone una ayuda útil en banda pero se echa en falta por su parte una dosis extra de contundencia atrás. Tampoco espera en el banco un suplente claro que le estimule, con lo que quizás este se pueda considerar el principal punto flaco del equipo. En el lateral zurdo, en cambio, aparecen dos candidatos. No hay discusión en que Jan Vertonghen (Tottenham) será titular, él sí posee el poder de intimidación que le falta a Alderweireld, además de convertirse en ciertos momentos en arma ofensiva. Pero si él fallase existe la opción de Sebastien Pocognoli (Hannover), lateral más convencional y capaz de cumplir con sobriedad.

Tanto Hazard como De Bruyne intervienen en la mayor parte de las jugadas de gol, que también cuentan con Benteke como protagonista habitual

La zona central de la zaga también se caracteriza por un alto nivel. Vincent Kompany (Manchester City) y Thomas Vermaelen (Arsenal) gozan de la total confianza del seleccionador. De sobra conocida la rapidez y el carácter de Kompany, así como el poderío en el juego aéreo de Vermaelen. Pareja muy fuerte y difícil de desbordar. Eso sí, los problemas físicos vienen castigando últimamente al del Arsenal, por lo que habrán de permanecer al quite Daniel Van Buyten (Bayern) y Nicolas Lombaerts (Zenit). La lentitud del primero puede convertirse en un lastre, mientras que Lombaerts no acaba de disfrutar de demasiados minutos. En cualquier caso, ninguno de ellos ofrece las garantías de la pareja titular.

Cambiando de línea, toca hablar del hombre que se sitúa justo por delante de los centrales. No es otro que Axel Witsel (Zenit), que con los Diablos Rojos aporta sobre todo estabilidad. Función muy posicional la suya, enorme sobriedad apoyada con importantes dosis de oficio que permite minimizar las pérdidas en una zona muy delicada. Futbolista cuya agresividad resulta vital para cortocircuitar los ataques rivales y recuperar la pelota. Tremendamente serio, hoy por hoy Witsel es uno de los intocables para Marc Wilmots.

Porque si analizamos la línea de 4 que se coloca por delante, se puede intuir que ninguno de ellos es especialista en la recuperación. Moussa Dembele (Tottenham) y Marouane Fellaini (Everton) son los que más pueden ayudar a Witsel en esa tarea pero lo normal es que solo uno de ellos sea de la partida. Fellaini ofrece continuidad con primeros toques sin complicarse y aporta peligro por arriba, si bien suele jugar más cerca de Axel que del área contraria. Dembele, por su parte, sabe utilizar muy bien su cuerpo para sacar partido de su potencia pero lo cierto es que las lesiones no le han permitido últimamente aparecer mucho. En posiciones interiores también viene jugando Nacer Chadli (Tottenham), que se mueve libremente en zona de tres cuartos colaborando a la hora de defender y buscando conectar con el punta. Muchos minutos le brinda Wilmots, quizá demasiados para el rendimiento que ofrece. Bastante menos cuenta Steven Defour (Oporto), eterna promesa que no acaba de explotar.

Pero es en los extremos donde realmente Bélgica enseña los dientes. Por la izquierda podría parecer intocable Eden Hazard (Chelsea) aunque no acaba de enlazar varias titularidades seguidas. Pero si la temporada discurre de manera medianamente normal el puesto será suyo, parece demasiado lujo prescindir de sus desbordes en zona de extremo o de sus excelentes conducciones en carrera que en no pocas ocasiones acaban generando una ocasión de gol. Para la derecha sí que parece indiscutible Kevin de Bruyne (Chelsea). Sin lucir perfil de extremo, su versatilidad le ha convertido en el líder de esta Bélgica. Disparos, asistencias, incidencia permanente en la fase ofensiva y sobre todo hambre.

Futbolista de verdad, de los que llenan y que desprende la mejor esencia de la Bélgica de los 80. El hombre –más bien chaval, 22 años- que ha transformado a los Diablos Rojos en un equipo ganador. No hace falta decir más, simplemente hay que verlo jugar. Más complicado lo tienen por ahora Kevin Mirallas (Everton) y Dries Mertens (Nápoles) aunque se intuyen más opciones para el primero gracias a su polivalencia y capacidad para enfilar portería. Cierto que Mertens puede convertirse en recurso pero viéndole deja una sensación de jugador excesivamente liviano tanto en lo físico como en lo mental. Y, por supuesto, hay que mencionar a Zakkaria Bakkali (PSV Eindhoven), que ya ha sido convocado por Wilmots en el reciente amistoso frente a Francia aunque sus 17 años indican que quizás es pronto para verle todavía con la selección absoluta.

Para el puesto de delantero en estos momentos la batalla la tiene ganada Christian Benteke (Aston Villa). Excelente punta de lanza, domina los desmarques y el juego de espaldas aunque le cuesta conducir la bola sin trompicarse cuando ha lanzado ya la carrera. Sin embargo de aquí a 10 meses podría perder terreno frente a Romelu Lukaku (Chelsea). A buen seguro Mourinho hará crecer a este portento físico de solo 20 años al que le falta mejorar con el balón en los pies para convertirse en un goleador fiable. Con ellos el cupo está cubierto, será complicado que pueda jugar Jelle Vossen (Genk), delantero diestro de área pequeña que cuenta poco.

Funcionamiento colectivo

No se caracteriza esta Bélgica por salir a morder al rival. Más bien busca esperar el momento de robar la bola y encontrar una salida hacia los extremos. Para ello resulta vital el trabajo de Witsel, ayudado habitualmente por Fellaini como segundo obrero. Ambos vienen completando un gran trabajo estos últimos meses, curioso que ninguno sea un verdadero especialista en la materia. Chadli también cierra huecos como tercer centrocampista interior (disposición a la derecha) pero su libertad de movimientos y su naturaleza atacante le convierten en una pieza más aprovechable para otros menesteres.

La estructura defensiva, apoyada en unos centrales de gran nivel y en un excelente Vertonghen, es mejorable individualmente pero correcta a nivel grupal de no ser por un área especialmente sensible: el lateral derecho. Ahí Alderweireld tiene problemas si los centrocampistas no llegan a auxiliarle, sufriendo mucho en los mano a mano contra el extremo rival. Indudablemente esta es la vía más atractiva para hincar el diente a los belgas. Pero incluso por ahí siempre puede aparecer la mano salvadora de Courtois, habituado a emplearse a fondo varias veces en cada partido. Porterazo.

En ataque Wilmots no quiere complicaciones por el centro ya que carece de un organizador capaz de distribuir con precisión y rapidez, con lo que como premisa principal se establece trazar pases cortos y al pie para no perder el balón. Eso sí, la idea fundamental siempre pasa por intentar aproximarse hacia uno de los extremos. Tanto Hazard como De Bruyne intervienen en la mayor parte de las jugadas de gol, que también cuentan con Benteke como protagonista habitual. Muy importante el apoyo en ataque de los laterales, ofreciéndose como línea de pase ya sea para recibir o para generar huecos que permitan la penetración de los extremos por dentro. Y fantástica la colaboración del punta del Aston Villa, no solo en el remate sino también bajando al mediocampo para sacar al central de turno y crear espacios que permitan la irrupción de cualquiera de los hombres de segunda línea, a los que les sobra capacidad para llegar.

En cualquier caso, y pese a los buenos resultados, queda una cierta sensación de que Marc Wilmots no ha pulsado todavía la tecla, básicamente porque la calidad de los protagonistas solo aparece por rachas. Una alternativa interesante pasaría por desplazar a De Bruyne hacia el interior colocando a Mirallas –o quien sabe si a Bakkali- en el extremo derecho. Una línea Hazard-De Bruyne-Fellaini-Mirallas (disposición a la izquierda) en la que Marouane mantuviese su rol predominantemente destructivo todavía no ha sido utilizada por el seleccionador. O incluso introducir a Dembele y a Fellaini más adelantado, como en el choque contra Macedonia. No parece mal futbolista Chadli pero deja una impresión de vacío llamativa cuando se mira hacia el banquillo y se ven otras opciones con más sustancia. Porque aparte de movilidad se le ven pocos más detalles en los que reparar.

El caso contrario lo protagoniza Kevin de Bruyne. Se podrá discutir si se coloca por dentro o por fuera pero su influencia en el juego de los belgas es la de un líder con mayúsculas. Sus compañeros ya lo ven como referencia y le buscan sabiendo a ciencia cierta que obtendrán beneficios. No parece normal ver a un chico de 22 años tirando del carro en cada uno de los partidos de su selección, más cuando a su lado tiene gente ya con un cierto nombre. Sobrado de personalidad y carácter, ojalá que mantenga su progresión, tiene 10 meses para seguir aprendiendo en un club de élite antes del examen de Brasil.

Pero al que más progresión hay que exigirle es al técnico. Con los mimbres de que dispone debería valorar más alternativas, en una fase final el nivel aumenta y seguramente lo visto hasta ahora no será suficiente para ofrecer un rendimiento acorde al plantel. Aparte de las alternativas en mediocampo también se echa de menos el utilizar a la dupla Benteke-Lukaku en ciertas ocasiones. Sin duda resultaría interesante trabajar los centros de extremos y laterales buscando explotar el poderío de dos futbolistas con un físico privilegiado. Esta variante ofrecería un contrapunto al habitual fútbol raseado que complicaría el trabajo defensivo a los técnicos rivales.

No hay duda de que los Diablos Rojos han vuelto. Algo muy necesario en el fútbol de selecciones, son demasiados años viendo a una Bélgica sin alma ni personalidad. Brasil 2014 tiene que convertirse en objetivo ineludible para esta generación de jugadores, donde al menos deberán dejar impronta, más allá de buscar una ronda concreta –que bien podrían ser los cuartos de final- como objetivo. Que se vuelva a hablar de Bélgica. Como en los 80, con Van der Elst, Gerets, Ceulemans o Scifo. Como en México 86, cuando triunfó aquella generación que solo mordió el polvo ante el astro rey Diego Armando Maradona.

Fotos: David Rogers, Bryn Lennon/Getty Images Europe