"Aux armes, aux armes, nous sommes les marseillais et nous allons gagner, allez l'OM". Tan tremenda frase, basada en una conocida afirmación de La Marseillaise, convertida en grito de guerra realmente intimidatorio, resuena cada noche de partido en las paredes de Le Vélodrome, templo del fútbol francés, estadio mítico que conoce la dulzura de la victoria y la tristeza de ver a su equipo caer a lo más bajo cuando se sentía en la cima del mundo, curtido en la gloria eterna y también en el más profundo de los sufrimientos, habiendo enlazado grandes tardes con días de lágrimas, en cuyas gradas se vive uno de los ambientes más espectaculares y calientes del fútbol mundial, en el que la camiseta blanca a rayas azules se venera cual divinidad. Escenario de Copa de Europa.

La metáfora del ave fénix

Lejos quedan ya los tiempos del Olympique de Bernard Tapie, cuando en el sur de Francia jugaron estrellas de la talla de Papin, Enzo Francescoli (el ídolo de Zidane), Abedi Pelé, Desailly, Rudi Völler, Boksic, Chris Waddle o un joven Eric Cantona, y sobre todo aquel equipo que quedó escrito en letras bordadas en oro para la historia marsellesa, míticos futbolistas liderados por Didier Deschamps, el futbolista más exitoso de la historia de Francia junto a Zidane, que se elevaron al olimpo de la gloria en una noche de 1993. Aquel 26 de Mayo de 1993, en la que gracias a un cabezazo del poderoso Basile Boli, nombre enmarcado para siempre como uno de los mitos del OM, toda Marseille, ciudad que combina alegría e ilusión con cierta pobreza y un tono algo gris, y media Francia tocaron el cielo de la mano de Deschamps cuando el gran capitán levantó la Orejona en el Olímpico de Münich, tras imponerse al todopoderoso Milan. Atrás dejaron un camino repleto de dificultades a las que supieron sobreponerse con garra y tesón.

El OM pasó de la más absoluta gloria a la peor de las pesadillas en apenas unos meses, y tardó en recuperarse de ello

Pero no sabían que por delante se asomaba la más oscura de las pesadillas para todo un gigante, que acabó con el título de Ligue 1 de la temporada 1992/93 retirado y el nombre del equipo totalmente manchado debido a un escándalo de amaño de partidos. El OM, meses antes en el más fantástico éxtasis, terminó por descender a Segunda división y atravesó una larga sequía de títulos. Tuvo que llegar Deschamps, el capitán de los héroes de Munich, para volver a saborear las mieles del triunfo tras 17 años sin saber qué es eso de tocar metal. De la mano del gran mediocentro, ya dirigiendo desde el banquillo, en 2010 el Hexágono de la Ligue 1 volvió a Marseille junto a la Coupe de la Ligue. Se dice que el ave fénix renació de sus propias cenizas. Pues eso mismo hizo el Olympique de Marseille.

El actual OM no es el paradigma de buena gestión y estabilidad institucional. De hecho, son habituales las protestas en contra de Vincent Labrune y José Anigo, los dos hombres encargados de manejar el club en los despachos, pero desde la llegada de Elie Baup al banquillo marsellés la pasada temporada el rendimiento deportivo ha sido bueno. Tras un curso fuera de la Champions League, los phocéens regresan merecidamente a la Copa de Europa como subcampeones de la Ligue 1, compitiendo bien con el PSG, que tiene muchísimos más recursos.

Un equipo renovado

Aunque ni se acerca al potencial económico de los dos colosos del fútbol francés actual, Mónaco y PSG, el OM se ha reforzado bien en el mercado estival. Mantuvo a la totalidad de sus hombres importantes, casos de Mandanda, N'Koulou, Valbuena, André Ayew y Gignac, y firmó a varios jugadores de gran nivel y proyección, casos de Payet, un interior de mucha calidad técnica y amenazante disparo desde media distancia; Thauvin, el mejor futbolista joven de la pasada Ligue 1, un desequilibrador nato; Mendy, un lateral zurdo de gran presencia ofensiva, Imbula, mejor jugador de la pasada Ligue 2 con el Guingamp, mediocentro que posee una enorme capacidad física, y Lemina, centrocampista campeón del mundo sub20 con Francia, al igual que Thauvin, de amplio recorrido.

Tras una temporada ausente, los marselleses vuelven a la Copa de Europa con un equipo joven y renovado

Se puede definir a los de Baup como un equipo contragolpeador, que se mueve mejor en ritmos lentos, un tanto pesado, pero con talento para acelerar el partido en la zona de mediapuntas, y principalmente muy efectivo. A nivel defensivo no es excesivamente fiable, pese a que N'Koulou es un central de importante nivel, y es un conjunto que se siente más cómodo defendiendo cerca de área propia, con muchos hombres en dos líneas de 4. Los laterales son equilibrados, con cierta presencia ofensiva, sobre todo si juega Mendy en el lateral zurdo. El doble pivote Romao-Imbula, en el que Romao sostiene y Gianni se suelta, es una pareja de gran poderío físico y muy complementaria.

Por delante el OM posee mucha calidad. André Ayew es una opción de mayor recorrido, llegada y trabajo, y no se descarta su titularidad por la falta de rodaje de Thauvin. Payet, una amenaza importante por su talento y disparo lejano, además de tener cierta cuota de gol y haber empezado la temporada como un tiro. El propio Thauvin, un genio del balón que posee un gran desborde. Mención especial para Valbuena, el jugador por el que pasa todo el fútbol del OM, un mediapuntita dinámico, desequilibrante y con una gran visión de juego que vive el mejor momento de su carrera. En punta jugará Gignac, ya recuperado para la causa, que aporta bastante en sus apoyos, combinaciones, y sin ser un killer tiene cierta capacidad de definición. Además, los marselleses han comenzado bien la temporada, pese al último empate ante el Toulouse y la comprensible derrota ante el Mónaco, ganando todo lo demás.

Filosofía Arsenal

En el norte de Londres Arsène Wenger lleva ya 17 años trabajando, más que un estilo, una filosofía de club. El alsaciano se centra en formar a jóvenes promesas y en confiar en futbolistas que no pasan por su mejor momento (casos de Henry o Bergkamp en su día) para poder competir con el resto de grandes de Inglaterra, y no se puede decir que le haya salido mal. Un largo ciclo en la élite, los inolvidables Invencibles de Wenger y, pese a no ganar nada desde hace 8 años, ha dado al Arsenal otra dimensión.

Hay que decir que el mercado del Arsenal ha sido, directamente, malo. Cierto es que ha llegado Özil, el mejor del mundo en su puesto, pero la mediapunta no era una de las zonas prioritarias a reforzar, a diferencia del mediocentro defensivo o la defensa. Wenger fichó, además, a Sanogo, un joven y alto delantero centro procedente libre del Auxerre, completó el regreso de Flamini tras fracasar en el Milan y la cesión de Viviano para aportar competencia a Szczesny en la portería, pero obviando al alemán, que dará un salto de calidad a la plantilla y sobre todo ilusionará a la masa social gunner, no se ha reforzado en principio como debería, y más contando con que tenía 80M£ para gastar en el mercado como se confirmó.

El mercado del Arsenal ha sido muy mejorable. Llegó Özil, sí, pero no se reforzaron otras posiciones más prioritarias

Los londinenses llegan con numerosas bajas al debut en Champions, como las de Arteta, Cazorla, Oxlade-Chamberlain o Podolski, con Giroud en duda y Özil tocado. Por tanto, Wenger no tiene muchas alternativas. Lo que planteará parece bastante claro, buscando tener el control del partido y la posesión del balón. La incertidumbre se encuentra en la defensa, la zona débil del Arsenal, en la que la pareja de centrales Mertesacker-Koscielny ofrece dudas, el alemán por su lentitud y el francés por su inseguridad en el área y su tendencia al fallo. Ante las bajas de varios extremos, Wenger probó a Özil tirado al costado, donde no rinde igual, y permutando mucho con Wilshere. Probablemente sea Jack el que parta desde ahí, siempre con movimiento fuera-dentro. Giroud, importante por lo que aporta en sus recepciones y apoyos, pasa por una buena racha. En caso de que el francés no pueda estar, Walcott podría ser el '9'.

A destacar el momento de forma de Ramsey, muy acertado de cara a gol y dejando buenos partidos en el centro del campo. Un auténtico box-to-box. En cambio, Wilshere pasa por todo lo contrario. El centrocampista inglés, llamado a marcar una época en el Arsenal y la selección, de innegable talento y capacidad para este deporte, pasa por una mala situación, aquejado de molestias físicas y falto de confianza, aunque sigue en el once por la enorme ascendencia que tiene en el club. El chico de la casa que ilusiona y en un futuro debería ser el gran capitán.

Posibles onces

Regresa la Champions League, Arsenal y Olympique de Marseille se enfrentan en el partido que abre el grupo F, el grupo de la muerte en esta Copa de Europa, en un encuentro en el que el Arsenal es favorito, y el himno de la Champions volverá a impregnar de majestuosidad Marsella, junto a la canción del Vélodrome que resuena cada noche de partido...