El fútbol, el noble arte del balompié, el acontecimiento de masas más importante de los últimos 150 años, el denostado pasatiempo que tanto critican algunos que no son capaces de ver más allá de los veintidós tipos correteando en calzoncillos; el fútbol, el Deporte Rey, el más plebeyo de los monarcas, el más democrático de los imperios; el fútbol, en definitiva, no es más que un reflejo de la sociedad en la que se desarrolla. Sustituye (¡o crea!) guerras, canaliza pasiones y representa, de una u otra manera, todos los lugares comunes, los refranes y los tópicos que impregnan el ambiente. 
 
Algunos hay que adaptarlos: del "no por mucho madrugar amanece más temprano" se acuerda el que encaja un gol en el tiempo añadido, y el "ojos que no ven, corazón que no siente" parece formulado pensando en esa clase de aficionados que se alegran más del fracaso del rival que de su propio éxito. Otras frases hechas, sin embargo, se pueden usar en bruto, y hasta parece que es al revés, que del fútbol han pasado al resto del mundo: "no hay rival pequeño", "hay que ir partido a partido", "jugamos como nunca y perdimos como siempre", ya saben, todo eso. Algunas de las mejores páginas de la filosofía contemporánea se han escrito inspiradas en una pelota de cuero.
 
Pero si de todo el acervo de sentencias más o menos lapidarias de nuestro idioma toca quedarse con una, indudablemente ha de ser "la mejor defensa es un buen ataque". La antiperogrullada por excelencia, discúlpenme el palabro, es una verdad tan simplona y obvia como inapelable. Si yo te gano a ti, tú no me puedes ganar a mí. Por eso, aunque muchos entrenadores opinen lo contrario, plantear un partido "a no perder" es una de las mayores pruebas conocidas de insensatez.
 
Lo demuestran los seis equipos que, a día de hoy, pueden presumir de algo complicadísimo. El Viejo Continente acoge cincuenta y tantas ligas, algunas en países grandes en lo futbolero (España, Inglaterra, Alemania, Italia), otras en territorios de potencial más bien discreto (Estonia, Luxemburgo, Malta, Moldavia), otras más en zonas que ni siquiera tienen muy clara su propia identidad como nación (Escocia, Kosovo, Gibraltar, Islas Feroe). De cara al exterior hay grandes diferencias, sin duda, pero en materia de consumo interno, todas son igual de complicadas. Puede que en uno se vea más espectáculo que en el otro, pero tan reñido será un partido entre el tercer y el cuarto de la Ligue 1 francesa que entre los que ocupen las mismas posiciones en la Premijer de Bosnia. Haber llegado hasta diciembre, con más de un tercio de liga disputado en todas partes, manteniéndose invicto, es una proeza digna de alabanza.
 
Y del millar largo que hay en todas las élites UEFA sumadas, sólo media docena de clubes ha conseguido no perder ni un partido. De ahí que merezcan ser tratados con respeto y honor, para que sus andanzas permanezcan en nuestra memoria... al menos hasta que el próximo fin de semana alguno caiga y fastidie la estadística. Estos son los seis Invencibles que quedan en Europa.
 

Bayern de Múnich (Alemania)

Jugados 14 partidos de 34. Ganados 12, empatados 2. Líder con 38 puntos, cuatro más que el Bayer Leverkusen. Las hordas bávaras ya arrasaro todo lo arrasable el año pasado comandados por Jupp Heynckes; esta temporada, con otro valor seguro en el banquillo como Guardiola, parece que van por el mismo camino. Hasta ahora sólo el propio Leverkusen y el Friburgo han osado levantarle algún punto. Y las cosas no parece que vayan a cambiar mucho para una plantilla en la que figuran estrellas del calibre de Ribéry, Robben o Schweinsteiger.
 

Celtic de Glasgow (Escocia)

Jugados 13 partidos de 38. Ganados 10, empatados 3. Líder con 33 puntos, cinco más que el Inverness. La vida es mucho más sencilla para el equipo católico de la capital económica de Escocia desde que a su principal oponente, su vecino protestante del Rangers, le descendieron varias categorías por graves irregularidades financieras. Si antes la liga escocesa se usaba como símil de lo aburrido que sería un campeonato en el que dos equipos se repartieran en exclusiva toda la gloria, ahora los verdiblancos se han quedado completamente solos, sin un rival digno que les haga sombra. Dundee United, Hibernian de Edimburgo y el mismo Inverness han conseguido empatarle, pero no sería demasiado arriesgado apostar a que terminarán la temporada sin perder.
 

Olympiacos (Grecia)

Jugados 13 partidos de 36. Ganados 12, empatado 1. Líder con 37 puntos, seis más que el PAOK de Salónica. Dentro de lo que permite la catastrófica situación del país, se ven bastantes sonrisas últimamente en los muelles del Pireo. El club que le representa está intratable: sólo ha cedido un empate, un día tonto contra el desconocido Panetolikos. El resto de partidos se cuenta no ya por victorias, sino por goleadas: el segundo clasificado, por ejemplo, se llevó un 4-0 de su visita al estadio Karaiskakis. Peor le fue a rivales de menos entidad, como el Veria (6-0) o el Levadiakos (0-5). Incluso se dieron el gustazo de ganar al Panathinaikos en un derbi más disputado de lo que se esperaba (1-0). Míchel, entrenador de un equipo que (paradójicamente) viste de rojiblanco, está disfrutando de la mejor etapa en lo que lleva de carrera en los banquillos gracias al buen hacer de jugadores como el portero Roberto, el delantero Saviola o el defensa Miguel Torres.
 

Sparta de Praga (República Checa)

Jugados 16 partidos de 30. Ganados 13, empatados 3. Líder con 42 puntos, cinco más que el Viktoria Pilsen. Tres años llevan los de la capital sin proclamarse campeones de la República Checa; mucho tiempo para un club tan acostumbrado a la victoria que ha ganado once de los veinte torneos disputados desde que el país se separó de Eslovaquia. La vuelta a la gloria se pretende que llegue a lo grande, sin ceder una sola derrota, y de momento va por buen camino; los únicos que hasta el momento, con la primera vuelta completada, se han negado a doblar la rodilla son el Viktoria Pilsen (vigente poseedor del trono) y dos pesos medios como el Sigma Olomouc y el Slovan Liberec. La ventaja para los tricolores con respecto a los demás Invencibles es que se garantiza conservar su estátus al menos hasta febrero, ya que, debido a las bajas temperaturas, la liga Gambrinus permanecerá más de dos meses parada.
 

Steaua de Bucarest (Rumanía)

Jugados 13 partidos de 34. Ganados 9, empatados 4. Segundo con 31 puntos, cuatro menos que el Astra Giurgiu. La Estrella de la capital, el equipo del ejército rumano, el primer equipo del Este que se proclamó campeón de Europa, no ha concedido una sola derrota en lo que va de liga, si bien tiene truco: ha disputado dos encuentros menos que sus rivales, ora por compromisos en Champions League, ora por deferencia de la Federación que concedió aplazarle un partido ante la inminente eliminatoria de repesca de la selección nacional, a la que el club aporta muchos jugadores. El Steaua actual, huérfano de grandes estrellas como toda la liga de su país, basa su rendimiento en una defensa sólida (sólo 9 goles encajados), más que en un ataque cumplidor pero no demasiado eficiente. Estos argumentos, unidos a los 180 minutos que tiene pendientes, probablemente bastarán para dar caza al semidesconocido Astra que, aun contando una derrota, ostenta por ahora el primer puesto.
 

AS Roma (Italia)

Jugados 14 partidos de 38. Ganados 10, empatados 4. Segunda con 34 puntos, tres menos que la Juventus. El arranque de la Loba fue glorioso, brutal, algo nunca visto en Italia: diez jornadas ganándolo absolutamente todo. Pero entonces, ay, se lesionó Totti, y el equipo de pronto se olvidó de la palabra "victoria". El entrenador, un francés apellidado García, se encomendó a la inaudita fortaleza defensiva (sólo 4 goles encajados por ahora) de un cuadro como el giallorosso que, en otras épocas no muy lejanas, tenía merecida fama de coladero. Así, al menos, si no vencía, tampoco sería vencido. Mientras el Capitano vuelve o deja de volver, la Roma suma, pero de uno en uno. Insuficiente para evitar que la Juve, embalada pese a haber caído en Florencia jornadas atrás, la adelante por la derecha.