A Salvador Cabañas (Itaugua, 5 de agosto de 1980) le quedan los lustrosos recuerdos de su glorioso paso por América de México, club con el que fue dos veces consecutivas goleador de la Copa Libertadores de América, en las ediciones de 2007 y 2008, y referente de la entidad tras la salida del delantero Cuathemoc Blanco (hizo más goles en seis meses que él en tres años en el América). También le quedará para el resto de sus días una bala alojada en el cerebro, unas secuelas irreparables, un negocio familiar con el que, de momento, subsiste y el cariño incondicional de sus padres, las únicas personas que en la desgracia del anonimato han decidido seguir a su lado y no abandonarlo.

La vida que seguía Salvador Cabañas como futbolista no era modélica ni su comportamiento fuera de la cancha era un patrón a seguir para el resto. No era un ejemplo pero tampoco buscaba serlo. Talentoso a la par de polémico como profesional, ‘El Mariscal’, como lo apodaron tras una campaña de publicidad, se ha convertido, ahora, en un ejemplo de vida. Ya no es el futbolista que bregaba por el instinto más animal entre los defensores en busca del gol. Ahora que ha perdido todo, lucha desde una panadería que le costó cerca de cincuenta millones, junto a su padre Dionisio, para llevar dinero a casa repartiendo pan.

Han pasado cuatro años desde que José Jorge Balderas Garza, alias Jesús el JJ, lo asaltara pasadas las cinco de la madrugada en un bar y, con sangre fría, apretara el gatillo y hospedara un proyectil en su cabeza para toda la vida. El guaraní estaba acompañado de su esposa María Lorgía Alonso, quien ahora reniega de su existencia. “Se ha venido a vivir con nosotros por salud, porque con ella jamás se iba a recuperar. Es víctima de su exmujer, de su propio abogado y de su exrepresentante”, reconoce su padre en una entrevista al ‘ABC’ paraguayo sobre María, quien ahora intenta demandarlo por abandono de hogar.

Su nueva vida

A 30 kilómetros de Asunción, Cabañas intenta recuperar su vida junto a sus padres y su hermana. Se levanta a las cinco de la mañana para encender el motor de su camioneta y repartir los panes que hacen en el obrador por los alrededores de Itauguá, Ypacaraí y San Bernardino. “Me gusta el trabajo. La gente me reconoce y me pregunta... sobre fútbol claro. Yo les digo que me divierto mucho”, admite el aún futbolista, que intenta seguir ligado a la práctica deportiva con el modesto 12 de Octubre, a pesar de tener una bala que los médicos recomendaron no quitar por el riesgo que tenía la intervención quirúrgica.

Se levanta con su padre a las cinco de la mañana y reparten panes por las zonas cercanas. La panadería le costó, cuando era futbolista, 50 millones

“Dios me bendijo para volver a vivir. Hablaba (cuando estaba en terapia intensiva durante 23 días) con abuela (ya fallecida). Me decía que iba a salir”, señala Cabañas en la entrevista sobre los recuerdos que guarda aún acerca de la fatídica noche en un bar. Y salió. Con la misma fuerza con la que pegaba al balón cuando, por su fútbol, cobraba como un jugador europeo en una liga de América; con el mismo carácter con el que alentaba a la hinchada a acompañar al equipo hasta el límite para salir vencedor. Su identidad es la de un puro caballo ganador y como muestra de ello, Cabañas sigue peleando por apurar los últimos años de su sueño.

Con 33 años de edad, no renuncia a desligarse del fútbol. Se encuentra vivo y, por ello, quiere seguir vinculado al deporte que más feliz le hizo con el 12 de Octubre, un equipo que esta temporada celebra su centenario de historia. Trabaja físicamente a contracorriente para jugar cuanto antes, y se enfrenta a inconvenientes de carácter mental como la de rematar de cabeza, algo que le provocaría la muerte de forma instantánea, según el dictamen de los médicos. “Mi deseo es jugar, jugar hasta donde pueda. El fútbol y mi familia son el significado de mi vida. Estoy seguro de que vamos a salir...”, insiste Cabañas, que tiene un reto personal aún por cumplir: “Mi mayor deseo ahora mismo es jugar por el “12”, llevarle a los mejores lugares y clasificar a la Copa Libertadores con el equipo”.

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Sobre el autor
Víctor Molina Pozo
Madrid. Redactor del Atlético de Madrid B. Hasta junio de 2015 fui Moderador de contenidos de VAVEL. También Coordinador y redactor del Atlético de Madrid. Gestioné la cuenta @Atleti_VAVEL. E-mail de contacto: [email protected]