Chile fue el país elegido en 1956 para acoger la séptima edición de la Copa Mundial de Fútbol que se celebraría en 1962, concretamente entre los días 30 de mayo y 17 de junio, con 16 selecciones participantes entre las que se alzó con el título la Brasil de Garrincha y Vavá.

Pese a que el país chileno no tenía experiencia en organización de grandes eventos deportivos, su candidatura superó a la de Argentina. Esta primera alegría se tornaría en preocupación y problemas en 1960, cuando el terremeto de Valdivia que asoló la parte sur de Chile dejó prácticamente destruida toda esa zona del país sudamericano.

El Mundial fue organizado en solo cuatro sedes, la segunda con menor cantidad de toda la historia, tras el de de Uruguay 1930, en el que solo hubo una. Las ciudades elegidas para acoger el Mundial fueron: Arica, Rancagua, Santiago y Viña del Mar.

Con todo preparado, el 30 de mayo de 1962 arrancó este Mundial. España fue encuadrada en el Grupo C junto con Brasil, Checoeslovaquia y México y disputó los partidos en la sede de Viña del Mar. En esta primera fase el fútbol brilló por su ausencia, ya que lo que destacaba en la gran parte de los partidos que se disputaban era la dureza de los choques.

Algunos de estos encuentros fueron renombrados, como por ejemplo un Chile-Italia, conocido como la batalla de Santiago. En ese partido, el delantero trasalpino Giorgio Ferrini fue expulsado en el minuto siete de partido por una dura entrada sobre Landa, pero el italiano se negó a abandonar la cancha y se tuvo que recurrir a la intervención de la policía chilena. Poco después Landa cometería una entrada de gran dureza perdonada por el árbitro. Poco después Leonel Sánchez fue derribado por Mario David, que le golpeó repetidamente cuando el chileno yacía en el suelo hasta que el sudamericano se levantó y le propinó un puñetazo. Ninguna de estas acciones fue castigada por el colegiado. El italiano se vengaría minutos más tardes con una patada al chileno que, en este caso sí, le costaría la expulsión. Otro encuentro que destacó por su dureza fue el Unión Soviética-Yugoslavia, que es recordado como uno de los partidos más violentos de la historia del fútbol y que acabó con el triunfo soviético por 2-0.

La Batalla de Santiago pasó a la historia por su dureza. (Foto: Te Clinic).

En plano estrictamente futbolístico había detalle que destacaba por encima de los demás: la ausencia de Pelé por lesión. El combinado carioca no notó demasiado la importante baja de 'O Rei' gracias a la aparición de uno de los mayores genios de la historia del fútbol, Garrincha, que fue el líder del equipo gracias a su increíble habilidad con el balón en los pies. Otro grato momento fue el gol olímpico que el colombiano Marcos Coll anotó frente a la Unión Soviética, el único marcado de esta manera en toda la historia de los Mundiales y que sirvió para que los cafeteros sacasen el único punto que lograron en el torneo tras empatar 4-4.

Los ocho elegidos para la gloria

Lograron el pase a cuartos de final la mitad de las selecciones, ocho, que fueron Unión Soviética, Yugoslavia, Alemania Federal, Chile, Brasil, Checoeslovaquia, Hungría e Inglaterra. Brasil y Chile se vieron en la primera semifinal después de que los cariocas derrotaran en cuartos por 3-1 a Inglaterra y los chilenos hiciesen lo propio con los soviético pero de forma más ajustada, solo por 2-1. Por el otro lado del cuadro, Checoeslovaquia y Yugoslavia se veían las caras después de apear en cuartos a Hungría y Alemania Federal, respectivamente, por el mismo resultado, 1-0.

En la primera semifinal, las cosas se le pusieron pronto de cara a Brasil, que, con dos goles de Garrincha iba ganando 2-0 en la primera media hora, algo a lo que quiso poner emoción Toro antes del descanso con el 2-1. En la reanudación Vavá colocó el 3-1 y dio una tranquilidad a Brasil que duraría un cuarto de hora, momento en el que Sánchez recortaba diferencias de penalti. Aun así, a falta de doce minutos para el final, el propio Vavá volvía a ver puerta y marcaba el definitivo 4-2 que metía a Brasil en la final de Santiago.

Mauro levanta la Copa Jules Rimet. La segunda consecutiva para Brasil. (Foto: Getty).

En el otro lado del cuadro Checoeslovaquia y Yugoslavia pelearían por hacerse un hueco en este último partido del Mundial frente a Brasil y luchar por levantar la Jules Rimet. La primera parte transcurrió sin goles, pero en la segunda llegaron nada más y nada menos que cuatro. Abría la veda el checoeslovaco Kadraba nada más comenzar el segundo tiempo y esta ventaja duró veinte minutos, los que tardó Jerkovic en empatar para Yugoslavia. Cuando todo parecía indicar que ambos conjuntos empatarían, la figura de Scherer emergió para anotar dos goles, uno de ellos de penalti, en los últimos diez minutos y dar el triunfo a los centroeuropeos.

Previo a la final, se jugó el partido por el tercer puesto en el que Chile venció 1-0 gracias a un gol de Rojas sobre la bocina, en el minuto 89. La final entre Brasil y Checoeslovaquia celebrada el 17 de junio de 1962 tuvo un comienzo trepidante. Se adelantó Checoeslovaquia con un tanto en el minuto 15 de Masopust, pero la alegría duró poco en el bando centroeuropeo, ya que Amarildo se encargó de igualar la contienda tan solo dos minutos después. El partido vivió momentos de tanteo, en el que ninguno de los dos equipos quería volcarse en exceso en ataque para no encajar gol, por lo que hubo bastante minutos de transición. Brasil logró adelantarse ya en la segundo mitad, por medio de un tanto de Zito en el minuto 69 que daba el segundo título mundial a la canarinha en ese momento. Nueve minutos después, Vavá daba tranquilidad a la parroquia brasileña con el 3-1 y la Jules Rimet viajó, por segunda vez en la historia, hasta Brasil.