Esperpéntico. Inusual. Distinto. Contradictorio. Al fin y al cabo, un Mundial diferente. Del Mundial de Corea y Japón se recuerdan las polémicas arbitrales. Pero hubo mucho más. Además de ser el primer Mundial organizado por dos países, el continente asiático organizaba por primera vez en su historia un Mundial. Fue el Mundial de Turquía. El Mundial de Corea y sus polémicas. El Mundial de Senegal. El Mundial de Ronaldo. El Mundial de Francia y Argentina, eliminadas en primera ronda. En conclusión, un Mundial atípico.

Incentivar el fútbol en posibles potencias

Corea y Japón cumplían con creces la capacidad económica para albergar un Mundial. La FIFA vio en ambos una gran posibilidad de incentivar el fútbol en Asia, donde muchos países carecen de tradición. El gran rival para albergar la Copa del Mundo fue México, que al poco tiempo se retiró, y dejó la decisión en bandeja para la FIFA.

No todo iba a ser un camino de rosas. Corea y Japón tenían una fuerte rivalidad debido a rencillas del pasado. Japón invadió Corea durante la Segunda Guerra Mundial y eso aún no estaba olvidado. Poco a poco, el paso del tiempo limó asperezas y ambos países se pusieron de acuerdo para la celebración del torneo más importante del mundo. Seúl iba a acoger el partido inaugural y Yokohama la final. Pero aún habrían más complicaciones, la falta de infraestructuras obligó a ambos países a realizar un gasto histórico para construir 18 de 20 estadios.

Las 20 sedes fueron: Busán, Daegu, Daejeon, Gwangju, Incheon, Jeonju, Seogwipo, Seúl, Suwon, Ulsan, Ibaraki, Kobe, Miyagi, Niigata, Oita, Osaka, Saitama, Sapporo, Shizuoka y Yokohama.

Fase de grupos: buscando la luz al final del túnel

Lejos del buen juego de la fase eliminatoria, la fase de grupos estuvo marcada por las sorpresas y las decepciones. Francia, Portugal o, entre otras, Argentina cayeron a las primeras de cambio dando una imagen muy pobre. Las pésimas actuaciones de algunas grandes potencias propició que equipos, en teoría, menores pudiesen colarse en octavos de final.

Brasil, España y Alemania se erigieron como los grandes favoritos. Sin ningún problema, consiguieron ser primeros de grupos y llegar a octavos con un juego a la altura de sus jugadores. El problema llegó en los otros grupos y es que la caída de las grandes selecciones invitó a la fiesta a equipos poco esperados. Senegal, debutante en un Mundial, se clasificó dejando fuera a, nada más y nada menos, que a Francia y Uruguay.

La fase de grupos fue apagada, no había luz al final de un túnel largo y tenebroso. Aún más oscuro se iba a volver en un Corea del Sur - Portugal, donde empezaron a verse las primeras chispas del incendio que provocarían los árbitros. Como estaba previsto, Corea pasó primera pero se encontró en octavos con Italia, que se clasificó por los pelos.

Fase eliminatoria: bienvenidos a la locura

Todo parecía un camino de rosas para España, Alemania y Brasil, por lo menos en octavos. Habían caído grandes potencias y eso hacía presagiar unos octavos más fáciles de lo habitual. Pero en Corea y Japón no había nada de habitual. Todos los equipos sufrieron. Las grandes sorpresas saltaron en los enfrentamientos de Corea-Italia y Suecia-Senegal. Senegal y Corea consiguieron avanzar, ambos en la prórroga, logrando una clasificación histórica. Junto a ellos lo harían Alemania, Brasil, España (en penaltis), Inglaterra y Turquía.

Los enfrentamientos de cuartos cogieron otro color, las eliminatorias ya eran partidos Turquía y Corea del Sur fueron las grandes sorpresas del torneomucho más complicados. El más asequible fue un Senegal-Turquía, con dos selecciones revelación, y el más complicado un Brasil-Inglaterra que se decidició con un gol espectacular de falta de un joven Ronaldinho. Lo peor de aquellos cuartos iba a ocurrir en el Corea-España, donde pasó Corea por penaltis, y en el que volvieron a verse involucrados los árbitros. Los españoles cayeron nuevamente en cuartos, una barrera que iba a convertirse en psicológica.

Alemania, Brasil y, sorprendentemente, Corea y Turquía iban a jugar las semifinales. Alemania iba a despertar a los coreanos de un sueño que quizá llegó demasiado lejos. Corea se había convertido en un equipo complicado de batir. Mordían y presionaban como ninguno. Eran lapas. Alemania sufrió muchísimo pero el talento se impuso y Michael Ballack fue capaz de marcar el único tanto del encuentro en el minuto 75.

Brasil tampoco iba a tenerlo fácil ante Turquía. Ronaldo, Ronaldinho y, entre otros, Rivaldo, no fueron capaces de mostrar su superioridad ante una Turquía que demostró por qué había llegado tan lejos. Ambos equipos se habían enfrentado en la fase de grupos en un apasionante partido que acabó ganando Brasil por 2-1 tras empezar por debajo. Las semifinales iban a ser otro mundo. Turquía había ganado en experiencia y no iba a cometer los mismos errores. Sólo una genialidad podía decantar la semifinal y apareció Ronaldo. El hombre del Mundial. El delantero marcó el 1-0 con uno de sus recursos más característicos: la puntera.

Alemania - Brasil: final a la altura

Brasil y Alemania se enfrentaban en una final que sí tenía color a Mundial. Dos grandes potencias del fútbol mundial lucharon por hacer más grande su leyenda. Brasil, que ya sabía lo que era ganar a un grande, fue superior de principio a fin. Ronaldo avisó en el minuto 13 con una definición impropia de él.

Alemania no pudo con la magia de Brasil en tres cuartos. Rivaldo, Ronaldinho y Ronaldo destrozaron continuamente a una defensa alemana que se aferraba a Oliver Kahn. El guardameta atajó un buen disparo de Rivaldo primero y besó el palo después tras rechazar un gran disparo de Kleberson. La 'Canarinha' dominó pero no encontraba la forma de batir a Kahn.

Alemania no iba a quedarse atrás y tras el descanso despertó. Neuville probó un disparo de 30 metros que hizo temblar a la "seleçao". El balón se estrelló en el palo. A partir de ahí, volvió el dominio brasileño. Ronaldo marcó el primero a falta de 20 minutos para el final tras aprovechar un grave error de Kahn. Con el 1-0, Brasil mató a la contra. Ronaldo controló y definió cerca del palo. Lo había hecho muchas veces y este Mundial no iba a ser menos. Alemania lo intentó a arreones pero no pudo marcar un gol que le hubiese dado esperanza.

Y así, Brasil se anotó un cinco en su casillero. Cinco estrellas que le acompañarán durante toda su historia.

España: el cuento de nunca acabar

2002 era el año. Todo quedaba atrás. La prensa se encargó de hacer creer que sí, que aquel Mundial era el bueno. España debía hacer un buen papel. Incluso los jugadores y el cuerpo técnico confiaban. Era su momento. Nadie quería hablar de maldiciones ni fantasmas. No en Corea. No en Japón.

Todo empezó a lo grande. España ganó sus tres partidos de la fase de grupos y fue, junto a Brasil, la única selección que consiguió nueve puntos. Los cimientos estaban puestos, La maldición de cuartos de finaltocaba rematar la faena. Nadie dijo que las cosas iban a ser fáciles y la primera gran prueba fue Irlanda. En un partido complicadísimo, España e Irlanda llegaron a los penaltis para luchar contra una barrera psicológica. Los penaltis cayeron del bando español, que venció por 3-2, y avanzó a los cuartos de final. Ahí esperaban tres oponentes: la maldición de cuartos, Corea del Sur y, el más peligroso, los árbitros.

Los primeros 120 minutos acabaron sin goles en el marcador pero con un gol en el terreno de juego. En el segundo minuto de la prórroga, Joaquín desbordó por banda derecha para colocar un gran balón a Morientes. La jugada acabó en gol pero fue anulada ya que los árbitros interpretaron que el esférico había salido antes de ser centrado. Algo que no ocurrió. A eso se sumaron varios fueras de juego inexistentes que pudieron provocar el gol para España. Finalmente, Corea se impuso por 5-3 en los penaltis y avanzó a semifinales. La desolación se apoderó de una selección que tenía una oportunidad de oro.

Escándalo arbitral

Es imposible analizar el Mundial de Corea y Japón 2002 sin comentar la actuación arbitral. El centro de las miradas estaba puesto en Corea del Sur. Tres fueron los partidos en los que la actuación fue algo más que sospechosa.

El primero en caer fue Portugal. Les pongo en situación. Corea del Sur y Portugal se enfrentaban en el último partido de la fase de grupos. Portugal tenía tres puntos y Corea seis, una victoria portuguesa les daba el pase a la fase eliminatoria. El Estadio Munhak, con un ambiente espectacular, iba a albergar uno de los partidos más emocionantes de la fase de grupos. Portugal acabó con nueve jugadores en dos expulsiones más que dudosas, por no decir, inexistentes. Corea acabó ganando el encuentro por 1-0 dejando a una selección portuguesa totalmente devastada.

Una vez en octavos, el rival iba a ser Italia. La actuación arbitral ante Portugal se vio como una mala tarde para los árbitros. Una situación que podía ocurrir. Pero contra Italia Portugal, Italia y España fueron los más perjudicadosla cosa fue a más y eso no pasó desapapercibido. Patadas, agresiones e, incluso, jugadas que rozaron la violencia. Corea del Sur no escatimó en nada y eso mermó a una Italia claramente superior. Los primeros 90 minutos acabaron 1-1 y con unos jugadores italianos completamente frustrados. Para más inri, en la prórroga, el árbitro expulsó por doble cartulina amarilla a Totti por simular un penalti más que claro. Con toda esa ayuda, Corea ganó por 2-1 y esperaba a España en cuartos.

Como apunte, Byron Moreno, árbitro de aquel encuentro, iba a ser protagonista de muchos más escándalos. El la liga de su país se vio envuelto en varias investigaciones que acabaron con dos sanciones. La primera, 20 partidos de suspensión. La segunda, su retiro profesional como árbitro. A eso hay que sumarle una trama de venta de heroína en la que fue investigado y condenado a 10 años de prisión en Estados Unidos.

Pero el Mundial continuó. En cuartos, llegaba una España ilusionada. A pesar del juego duro y la presión de los locales, España confiaba en sus hombres y en poder avanzar a las semifinales. Fueras de juego, goles anulados, agresiones y agarrones. Los españoles protestaban una y otra vez pero nadie les escuchaba. En la primera mitad se anuló un gol a Iván Helguera por el cual aún no se saben los motivos de dicha decisión, se puede intuir que el árbitro señaló fuera de juego o mano. El error más grave iba a llegar en la segunda parte de la prórroga. Joaquín llegaba a línea de fondo para centrar atrás hacia Morientes y que éste cabecease al fondo de las mallas. La jugada fue anulada ya que el colegiado interpretó que el balón había salido por línea de fondo. El gol era legal.

Brasil: sin pisar el acelerador

Quién le iba a decir a Brasil que un Mundial iba a ser tan poco exigente. El primer partido ya hacía presagiar que no iba a ser un Mundial normal. Turquía asustó adelantándose en la primera parte del encuentro pero los brasileños consiguieron reponerse y remontar sin muchas dificultades. Así iba a ser el Mundial de la 'Canarinha': a fuego lento. Poco exigidos y con un talento descomunal, los de Scolari no necesitaron estar al cien por cien para ser campeones.

Poco a poco caían sus rivales. Francia, Argentina, Italia, España y Portugal cayeron antes de lo esperado y se encontraron, nuevamente, con Turquía. El dominio fue latente en las semifinales pero sólo una genialidad de Ronaldo, pichici con nueve goles, pudo decantar el partido. La triple 'R' (Ronaldo, Rivaldo y Ronaldinho) acumulaban tanto talento que no necesitaban estar al máximo.

Fueron dos partidos en los que Brasil tuvo que estar más concentrado de lo habitual. Inglaterra y Alemania cumplieron con lo que se esperaba y dieron guerra. Los ingleses toparon con el talento de un joven Ronaldinho que maravilló en aquella Copa del Mundo. El centrocampista marcó el gol del torneo en un lanzamiento de falta de 30 metros a la escuadra. Ante Alemania aparecería el hombre del torneo. Ronaldo anotó un doblete que despedazó a los alemanes.

Un Fenómeno paranormal

Ronaldo Luis Nazário de Lima fue el hombre del Mundial. El 9 del mundo. Bota de Oro del Mundial y Balón de Oro de ese mismo año. Es difícil definirlo en pocas palabras, un delantero único. Explosividad, regate, potencia, definición y, por encima de todo, gol, estaban en su ADN.

Lo más difícil para 'O Fenómeno' fue su reaparición. El delantero venía de una crisis, tanto anímica como goleadora, de la que se recuperó rápidamente. Scolari formó un bloque de jugadores de mucho talento en el que Ronaldo se vio más que arropado. Ronaldinho se entendió a la perfección con él. Magia al son de Ronaldo. Samba brasileña que apareció en los momentos más importantes. Ronaldo fue la chispa permanente en un equipo que iba a fogonazos. 'O Fenómeno' fue más fenómeno que nunca.