1966. El mundo estaba dividido en dos bloques, Estados Unidos y la URSS se enfrentaban por el reparto de poder en el marco internacional y la población mundial tiritaba mientras contenía la respiración. Jóvenes de prácticamente cualquier rincón del planeta cantaban Help de los Beatles. "¡Ayuda! Necesito a alguien. ¡Ayuda! No a cualquiera. ¡Ayuda! Sabes que necesito a alguien..." Faltaban unos meses para pasar de este mensaje de socorro al de la alucinógena Yellow Submarine. En cualquier caso, la beatlemania era un hecho, algo que había puesto a los ingleses en el foco de todas las miradas.

No era lo único que hacía que los ojos de todo el planeta se dirigieran a la Pérfida Albión, ese mismo verano se iba a disputar en Inglaterra la octava edición de la Copa del Mundo. El país que inventó el fútbol iba a albergar por fin un Mundial. La selección de los Three Lions se enfrentaba a su quinta participación -en las tres primeras Copas no participó a modo de protesta porque consideraban que la FIFA debía haber elegido a Inglaterra como país organizador-, esta vez como anfitriona. Hasta aquel momento, no había pasado de los cuartos de final en ninguna de sus participaciones.

La historia del chico que cambió la historia de la selección inglesa

La historia de la selección inglesa iba a cambiar de la mano de Geoff Hurst

Hurst había mamado el fútbol en casa, pues su padre, Charlie Hurst, fue mediocentro en el Bristol Rovers y Oldham Athletic entre otros. La carrera del bueno de Geoff comenzó a los 15 años en las categorías inferiores del West Ham United. Debutó como profesional en febrero de 1960, con más pena que gloria en un partido que su equipo perdió 3-1. Lo más curioso del inicio de su carrera fue que la compaginara con el cricket, deporte por el que estuvo cerca de decantarse cuando, tras dos temporadas en el primer equipo del West Ham, no había disputado más de nueve partidos.

Cuando en abril de 1961, Ron Greenwood se hizo cargo de la parcela deportiva del West Ham, la carrera de Hurst cambió para siempre. Greenwood puso el enfásis no tanto en la forma física, sino en la habilidad futbolística. De la mano de Greenwood, Hurst disputó 24 partidos aquella temporada y marcó su primer gol en diciembre de 1961 en un partido contra el Wolverhampton Wanderers que su equipo ganó 4-2 -un resultado recurrente en la carrera de Hurst-. Hasta entonces, Hurst jugaba como centrocampista por la banda izquierda pero Greenwood, observando que el punto débil de Geoff era guardar sus espaldas, decidió colocarlo en la delantera a partir de septiembre de la temporada 62/63. Aquella misma campaña anotó 13 goles en 27 partidos.

La siguiente temporada, 1963/1964, sería la del primer título en la carrera de Hurst. Los hammers hicieron una campaña mediocre en Liga, pero se alzaron con el título de la FA CUP, con gran protagonismo del delantero de Lancashire, que anotó seis goles, uno de ellos en la final ante el Preston North End. Al año siguiente, el West Ham resultó vencedor de la Recopa, el título europeo para campeones de Copa, aunque en esta competición Hurst no anotó un solo tanto.

La temporada que precedía al Mundial

La temporada 1965/1966 era, sin duda, especial para los futbolistas ingleses. En el horizonte, su primer Campeonato del Mundo como anfitriones. Hurst firmó la mejor campaña de toda su trayectoria, 40 goles en 59 encuentros y una final de League Cup que perdió ante el West Bromwich Albion. En febrero del 66, Hurst debutó con la selección absoluta de Inglaterra en un partido contra Alemania Federal, preludio de la final que a los pocos meses lo lanzaría al estrellato.

El Mundial de Hurst, el Mundial de Inglaterra

Llegó la gran cita y Hurst partía como suplente. Jimmy Greaves y Roger Hunt eran los elegidos por Alfred Ramsey durante los partidos de la fase de grupos ante Uruguay, México y Francia. Sólo la lesión de Greaves hizo que Ramsey se decantara por Hurst en los cuartos de final frente a Argentina. No pudo tener mejor debut en un Mundial el bueno de Geoff: suyo fue el gol de la victoria ante la albiceleste. Inglaterra alcanzaba por primera vez en su historia las semifinales, y Hurst sería titular en ellas. El protagonista de la victoria ante Portugal fue Bobby Charlton, pues gracias a sus dos tantos -el segundo a pase de Geoff Hurst- Inglaterra se impuso por 2-1.

Antes de la gran final, y con Greaves ya recuperado, los medios ingleses se mostraron agradecidos hacia los servicios de Hurst pero pedían que Ramsey introdujera al delantero centro más certero de Inglaterra por aquel entonces, Jimmy Greaves. El entrenador hizo caso omiso y confió en quien le había llevado a la final. El tiempo y los goles de Hurst le dieron la razón.

Hurst fue el que igualó el primer tanto alemán y, en la prórroga, la figura del espigado delantero se erigió como la del mayor héroe de la historia futbolística de Inglaterra. Su famoso gol fantasma rompía la igualdad en el marcador quedando para siempre en la retina de millones de espectadores, ya que el de 1966 fue el primer Mundial televisado para todo el mundo. En el último minuto del partido, Hurst sentenciaba con un disparo cruzado que, ante la salida de Tilkowski, entró por la escuadra. Fue un auténtico golazo, la rúbrica a una actuación antológica por parte de Hurst, que dejaba el tanteo en 4-2 y firmaba el hasta ahora único hat-trick conseguido en una final de un Mundial.

En un campeonato en el que se citaban jugadores de la talla de Eusébio -máximo goleador la competición-, Beckenbauer, Lev Yashin o Bobby Charlton, tuvo que ser el bueno de Geoff quien decidiera el título. Tilkowski no podía creer su desdicha. Bobby Moore levantaba la Copa Jules Rimet. Charlton, Hurst y el resto de integrantes de aquella mítica selección inglesa recorrían el campo entre los vítores de más de 96.000 espectadores que abarrotaban el estadio de Wembley y cantaban repletos de júbilo "When the Saints go marching in...". Inglaterra entera era feliz, ya no pedía más ayuda -no a cualquiera- y todo gracias a un chico de Lancashire, que jugaba en el West Ham United y que empezó el Mundial como suplente. Todo fue gracias a Sir Geoffrey "Geoff" Hurst.