Fenómeno: "Se aplica a la persona que destaca por sus buenas cualidades"

Ronaldo Luís Nazário de Lima es un tipo diferente. No hay ni ha habido nadie como él. Privilegiado y castigado, Ronaldo fue un tipo de nueve en extinción. Un tipo de nueve que nació y desapareció con él mismo. Un diablo callejero que hizo de los campos de fútbol sus calles brasileñas.

'Ronnie' nació y deslumbró en Rio de Janeiro. Una de las favelas del norte vio crecer al que sería uno de los mejores nueves del mundo, sino el mejor. El pequeño diablo causó revuelo en Brasil y Jairzinho, su descubridor, quedó embrujado ante tal talento. Y como su apodo lo define, Ronaldo destacó por sus buenas cualidades. Era un jugador insólito. Sencillamente, un aventajado.

'O Fenómeno' desembarcó en Europa con la medalla de campeón del mundo bajo el brazo. Sí. Era el año 1994 y Ronaldo tenía 19 años. Ya era campeón del mundo aunque no fue ni mucho menos protagonista. Pero aprendió. Y tanto que aprendió. Compartir vestuario y disfrutar de un Romario en plena forma valió más que cualquier minuto sobre el campo. 'Ronnie' fue como una esponja para explotar en Europa.

Europa: tierra de oportunidades

Holanda, España e Italia fueron los afortunados de recibir al astro brasileño. Europa lo recibió como un nueve para posteriormente transformarse en un goleador insaciable que ocupaba todas las posiciones de ataque. Pero Ronaldo tenía algo más que talento, su regate era vertiginoso. Galopaba a otro ritmo. Como un rayo que fulmina sin avisar. Vivaz y espontáneo, 'Ronnie' maravilló al mundo con un sinfín de recursos.

Tras el desembarco y posterior conquista de Holanda, Barcelona iba a ser su casa. Solo estuvo un año pero le valió para reafirmarse en Europa. Ronaldo se convirtió en un fenómeno paranormal. No se había visto nada igual. En la memoria dejó goles, regates y jugadas de genio. Compostela todavía se frota los ojos tras aquella galopada que estará guardada en la retina de cualquier barcelonista. Fue corto pero intenso. Incomprensiblemente, unas discrepancias con la directiva sobre su renovación le obligaron a fichar por el Inter de Milán.

"Ro-Ro"

Ya no había quien parase a 'O Fenómeno'. El año 97 iba a convertirse en Ronaldo-97. Además de una gran temporada en el Inter, Ronaldo disputó la Copa América y la Copa Confederaciones. Su pareja de baile iba a ser Romario. Pura magia. La dupla, bautizada como "Ro-Ro", deslumbró al mundo. Romario puso el temple y la veteranía y Ronaldo puso la velocidad. Se convirtieron en la dupla perfecta. "Todo sea por Francia 98", pensaba Romario, menos libre de lo habitual en el campo. Copa América y Confederaciones se rindieron a sus pies y coronaron por doble partida a Brasil como campeón.

Brasil llegaba como clara favorita a Francia 98 pero una lesión de Romario pareció tirarlo todo por tierra. Finalmente, 'O Bainxinho' no fue convocado para enfado se los brasileños y alegría de sus rivales. La dupla "Ro-Ro" no iba a volver. Aun así, Brasil hizo un gran Mundial. A pesar de perder 3-0 en la final ante la Francia de Zidane, Ronaldo acabó sonriendo. El delantero había sufrido un ataque de epilepsia en la víspera del partido. No lo pudo definir mejor: "Perdí la Copa pero gané otra, la de mi vida".

Ronaldo ganó la batalla a la vida pero poco después iba a empezar otra. Las lesiones iban a mermar su carrera. En la temporada 1999/2000 sufrió una grave lesión de rodilla. Su pesadilla. A partir de ahí, las lesiones se convirtieron en su acompañante de viaje.

Una manada de búfalos

"Es como si una manada de búfalos se acerca al área del equipo contrario". Así era Ronaldo para Jorge Valdano. Un huracán. Su velocidad en carrera y sus hábiles regates destrozaban una y otra vez las defensas rivales. A Ronaldo no le hacían falta metros. No bajaba a recibir. Cuando recibía quería aniquilar. Túneles, elásticas, bicicletas, amagos, taconazos o simplemente movimientos con el cuerpo. El arsenal de recursos del delantero eran infinitos.

"Vamos a dejar de hablar de tonterías y a hablar de fútbol", decía el 'Fenómeno'. No le gustaba entrenar y no lo escondía. Siempre fue fiel a sus ideales y trató de disfrutar con lo que más amaba. La pelota no se mancha y Ronaldo la hizo relucir.

Corea y Japón 2002: la resurrección

Ronaldo parecía muerto para muchos. Había vuelto pero no conseguía volver al Ronaldo anterior a la lesión. Pero como si a Dios se encomendase, Ronaldo parecía tener su nombre escrito en la Biblia futbolística: "Él, que todas tus culpas perdona, que cura todas tus dolencias, rescata tu vida de la fosa, te corona de amor y de ternura". Ronaldo recitó al mundo el Evangelio de Lucas: "¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo?".

Con ocho goles, Ronaldo fue la Bota de Oro del torneo'O Fenómeno' volvió a lo grande. Máximo goleador y mejor jugador del torneo, llevó a Brasil a conquistar el quinto título de campeón de su historia. A pesar de no ser los favoritos, la triple 'R' (Ronaldo, Rivaldo y Ronaldinho) conectó a la perfección. Los tres jugadores se complementaron para hacer un ataque temible y mágico.

Jamás se encondió y jamás se dio por vencido. El torneo no empezó bien para los suyos pero se echó al equipo al espalda. Su gol ante Turquía en el primer partido le valió a Brasil para remontar y creer en sus aspiraciones. Ante China y Costa Rica, sus otros rivales del grupo, Ronaldo anotó uno y dos goles respectivamente. Con cuatro, 'Fenómeno' llegaba a la fase final con excelentes sensaciones.

En octavos, la historia iba a cambiar radicalmente para los de Scolari. Bélgica intimidó e incluso pudo ponerse por delante pero una polémica decisión arbitral lo evitó. A partir de ahí, los brasileños carburaron para acabar ganando 2-0 con un gol, cómo no, de Ronaldo. Brasil avanzó pero no convenció. En cuartos, con un Ronaldo desaparecido, la 'Canarinha' se impuso por 2-1 demostrando que iban más allá de las individualidades.

'Ronaldo show'

Cuestionado y con pocas esperanzas depositadas en él, Ronaldo volvió a demostrar en semifinales. Brasil bailó a Turquía aunque tardó en ver portería. Solo podía ocurrir con una genialidad y ahí apareció Ronaldo. Con un suave toque de puntera, un recurso habitual, marcó el único tanto del encuentro. Ronaldo volvía a imponer su ley para tratar de rematar la faena en la final.

Una temerosa Alemania esperaba en la final. Tras Turquía, Brasil puso la directa y dominó a Alemania. Pero nuevamente, el gol no llegaba. Oliver Kahn, probablemente mejor portero del momento, erró en una ocasión y eso no lo perdonó Ronaldo. El delantero brasileño se anticipó a todos y clavó un puñal en el corazón alemán. Duros de roer, los alemanes no se rindieron. Pero Ronaldo no pudo frenarse. 'O Fenómeno' volvía a batir a Kahn para aniquilar a la selección alemana y alzarse como campeón del mundo.

Ronaldo acabó el Mundial con ocho goles y se llevó el premio de Bota de Oro del torneo. Con 15 goles, Ronaldo es el máximo goleador de la historia de los Mundiales.

“Yo me considero un artista del fútbol”
Ronaldo