Arshavin y Pavlyuchenko, héroes rusos de la Eurocopa 2008, tan solo han participado en uno -el primero- de los más de 15 encuentros que ha dirigido Fabio Capello al frente del combinado exsoviético y evidentemente no han sido convocados para la inmediata cita mundialista. Especialmente significativo es el caso de Andrei Arshavin, capitán con Dick Advocaat y quien encarna a la perfección el estilo preciosista, frío e irregular de la Rusia pre Capello, también el principal damnificado y señalado del fracaso ruso en el Europeo de 2012.

Defenestración de Arshavin y de la identidad de la inconstancia

Tras la decepción continental, el exjugador de Arsenal y Zenit declaró que “el desencanto de los aficionados por la eliminación en la fase de grupos (partían como favoritos) no era su problema”. La poca sensibilidad del genio peterburgués y su falta de autocrítica terminaron por crucificarle en la llegada del técnico italiano, quien además tenía sobradas razones futbolísticas para apartarle definitivamente del combinado nacional. Con el rechazo al gran símbolo del balompié del país de los últimos años -también  a nivel de clubes- arrancó la perestroika de Capello.

Por el momento los resultados avalan al entrenador transalpino, quien ha clasificado a la selección sin demasiados apuros para el Mundial de Brasil y ha visto reforzado su cargo por parte de la Federación Nacional, que confía ciegamente en él de cara a la preparación de la cita de 2018, que se celebrará en Rusia precisamente. Fabio ha desvirtuado el estilo frágil y asociativo ruso, la identidad de la inconstancia, para dar paso al hermetismo y pragmatismo made in Capello.

Rusia ha recibido cinco tantos en los diez encuentros de clasificación, habiendo no encajado más de un tanto en ningún encuentro

Resultadismo puro que se cimienta en el orden, el trabajo y la fiabilidad defensiva de un seleccionado con mucha movilidad arriba y buena llegada desde segunda línea. También ha dado carpetazo a la generación de 2008 para proyectar un combinado para el éxito dentro de cuatro años. Shirokov, Kerzhakov, Akinfeev, V. Berezustki e Ignashevich, aún símbolos del pasado, lideran un vestuario en plena transición. Ellos son los encargados de curtir a los Kokorin, Kozlov, D. Kombarov, Glushakov y compañía. Denisov, por su parte, ha perdido peso específico en el equipo desde sus episodios extradeportivos y éticamente cuestionables en Zenit y Anzhi.

Los noveles de Capello

15 futbolistas han debutado ya con Fabio y algunos otros, ya internacionales antes de la contratación del italiano, han recibido más galones con la llegada de Capello. Logashov, Shennikov, Faizulin, Eshchenko, Smolov, Grigorjev, Cherysev, Shatov, Kozlov, Granat, Ryazantsev, Ionov, Tarasov, Lodygin y Smolkinov, por este orden, han participado por primera vez en un encuentro de la selección absoluta de Rusia con el transalpino en el banquillo. Seis de ellos han sido convocados en una lista de 23 jugadores para la cita brasileña, además de otros dos que aún no han debutado como son los jóvenes Kanunnikov y Semenov. Así pues, un tercio de los seleccionados son producto genuino de Fabio Capello.

Logashov, Shennikov, Faizulin, Eshchenko, Smolov, Grigorjev, Cherysev, Shatov, Kozlov, Granat, Ryazantsev, Ionov, Tarasov, Lodygin y Smolkinov han debutado con Capello

La convocatoria y el once habitual de Rusia se perfila como una mezcla entre debutantes, líderes y ascendentes en prueba de cara al Mundial de 2018. Este proceso de regeneración, además de a Arshavin y Pavlyuchenko, también ha defenestrado a Anyukov, A. Berezutki y Malafeev, quien renunció a la internacionalidad. Shirokov es actualmente el capitán del barco tras los actos de indisciplina de Denisov, antiguo comandante. Kokorin, Glushakov, Granat, Eshchenko, Faizulin, Ionov, Shatov, Kozlov y D. Kombarov vienen tomando jerarquía desde la llegada del nuevo seleccionador y viven en un proceso de aprendizaje para tomar el control del combinado nacional.

Caso Dzagoev

Dzagoev, la gran perla de Rusia, está sufriendo un retroceso con Capello. Lidera al CSKA, campeón nacional, pero prácticamente nunca forma parte de las alineaciones de Fabio. Pese a su buen papel en la Eurocopa 2012, Alan es un futbolista irregular, un estilo Arshavin. Precisamente su falta de implicación en determinadas ocasiones evitan que disponga de más minutos, tratándose aún así del futbolista más talentoso del país. El estilo hermético y la poca flexibilidad de Capello le perjudican. Con todo, es un fijo en las convocatorias y un recambio habitual.

Otra baja considerable es la de Artem Dzyuba, uno de los máximos goleadores de la liga rusa y principal artífice de la buena campaña del Rostov (estaba cedido por el Spartak). Se trata de un atacante corpulento (194 cms) con capacidad para actuar también de segundo delantero por su sorprendente técnica y su potencia. Pese a las quejas de la prensa rusa, Dzyuba nunca ha gozado de demasiada confianza por parte del técnico italiano, quien prefiere delanteros flexibles y móviles para permitir el intercambio de posiciones entre ellos y la llegada de segunda línea de los centrocampistas.

Este mundial se perfila como un banco de pruebas para el proyecto de Capello y la Federación Rusa, un torneo de fogueo. Se trata pues de un proceso de transición que arrancó en julio de 2012 frente a Costa de Marfil y culminará con la disputa de la Copa del Mundo de Rusia 2018.