Resulta tremendamente complicado valorar el papel, la trayectoria y las cualidades de Niko Kovac como entrenador de primer nivel. En el momento en que comience a rodar el balón en el Mundial de Brasil 2014, el jovencísimo técnico croata sólo habrá dirigido a su selección en dos encuentros oficiales: los dos de la repesca ante Islandia el pasado mes de noviembre. Pocas conclusiones se pueden extraer para elaborar su perfil como entrenador. 

Tal vez por su pasado como futbolista, el presidente de la Federación Croata, Davor Suker, eligió a Niko Kovac para capitanear a una generación que sueña con repetir el tercer puesto (o quién sabe si algo más) cosechado por aquel magnífico combinado en Francia 98. Precisamente, Kovac, siendo jugador, no pudo acudir a  la cita mundialista en el país galo por una lesión, pero sí fue parte integrante de la selección en Corea-Japón 2002 y Alemania 2006, además de capitanear a Croacia en las Eurocopas de 2004 y 2008. 

Kovac ha revitalizado a una plantilla hundida que se llegó a ver fuera del Mundial

La aportación de Niko Kovac al excelente elenco de jugadores con los que cuenta tal vez sea más de carácter motivacional que de aspectos técnicos o tácticos. A diferencia de Slaven Bilic, entrenador del conjunto ajedrezado durante la Eurocopa de 2012, Kovac conoce perfectamente los entresijos de un vestuario nacional, pues fue parte integrante de la selección croata durante más de una década. Su predecesor en el cargo, Igor Stimac, renunció al puesto en octubre, dejando un vacío que hasta el momento Kovac ha podido y sabido cubrir de manera eficiente. Cuatro partidos ha disputado Croacia desde que Kovac es el técnico: dos victorias y dos empates. 

Los cambios introducidos por el joven entrenador con respecto a Stimac no han sido sustanciales. Ligeras variaciones, pero poco más. Su trabajo se ha basado fundamentalmente en el aspecto mental, en despertar a unos jugadores que, antes de asumir él las riendas, habían encadenado un empate y tres derrotas y su puesto en el Mundial peligraba seriamente. Objetivo cumplido, billete logrado y ninguna derrota desde octubre.

Lo que suceda de ahora en adelante, solo podrá hacer que su valor como joven promesa de los banquillos se dispare al alza, en caso de éxito mundialista, o que las críticas se ceben con el presidente de la Federación, Davor Suker, por su decisión de colocar en el cargo a un amigo personal, en caso de fracaso. La carrera de Kovac como técnico nace en Brasil, el territorio del fútbol por excelencia. Quién sabe si el país sudamericano presenciará el prólogo y las primeras páginas de la brillante historia de Niko Kovac como entrenador de élite.