Si había un futbolista deseoso de que empezase a rodar el brasuka en el Mundial de Brasil, ese era Leo Messi. Tras una campaña irregular del FC Barcelona, y suya propia, en la que no ha estado tan activo como se esperaba de él, ni tan determinante, un reto que viene ya de lejos se asoma por el horizonte próximo de la selección argentina, y sobre todo de este hombre, Leo Messi. Cuestionado hasta hace muy poco tiempo al frente de la albiceleste, donde se le reclamaba el mismo juego que ejercía con maestría en el Barcelona, la llegada de Sabella le devolvió la confianza en el equipo y en sí mismo como el gran líder del combinado sudamericano.

Foto: AFP.

Desde que el técnico bonaerense recaló en el banquillo de la selección argentina realizó varios cambios; entre ellos estuvo el hecho de otorgarle el máximo liderazgo, también visiblemente, al crack rosarino del FC Barcelona, nombrándolo capitán de la misma, en sustitución de Javier Mascherano. Este hecho ocurrió en agosto de 2011, al poco tiempo de que Sabella se embarcara en el difícil reto de devolver a Argentina a la cumbre del fútbol mundial por selecciones.

Con la destitución del anterior entrenador, Sergio Batista, tras la debacle argentina en la Copa América 2011, celebrada precisamente en el país del tango, llegó Alejandro Sabella y la situación de Leo Messi comenzó a variar paulatinamente, tomando cada vez más peso y responsabilidad en el devenir del conjunto argentino, como se le reclama en su país, realizando una extraordinaria fase de clasificación al Mundial de Brasil 2014, logrando diez tantos en trece partidos -solo superado por Luis Suárez, que logró once-, a pesar de perderse los dos últimos encuentros contra Uruguay y Perú. Así, llevó a Argentina con sus goles al primer puesto de las eliminatorias de Sudamérica, por delante de Colombia, Chile, Ecuador y Uruguay.

Tras cuajar ese gran desempeño, a Leo Messi le toca demostrar en un escenario idílico, Brasil, su participación al frente de la albiceleste, con la que el jugador azulgrana ha repetido en innumerables ocasiones que se siente en deuda, pues aún no ha podido ganar ningún trofeo con la absoluta de Argentina. La ansiedad puede jugar en su contra, pero con un jugador de las capacidades de Messi, cualquier récord o reto es alcanzable.

En una temporada oscura con su club, donde únicamente consiguió conquistar la Supercopa de España, contra el Atlético de Madrid, la estrella rosarina busca resarcirse este verano en la cita mundialista, ya muy próxima, apenas a 9 días de realizar su debut como capitán de la selección argentina en un Mundial, un partido que disputarán contra Bosnia-Herzegovina, en el Grupo F.

No fue un buen año para Leo, ni en el aspecto anímico ni en el futbolístico, mermado casi dos meses completos por una lesión en su bíceps femoral. Cuando volvió de la misma, parecía haberse recuperado perfectamente ya que empezó a lograr goles, uno detrás de otro, y la grada dejó de preocuparse porque estaba segura de que Messi aparecería, como siempre había hecho, en los momentos importantes del curso, en favor del equipo catalán. Sin embargo no fue así, ya que, tras un arranque espectacular tras su reincorporación al grupo, después de las vacaciones de Navidad, se podía vislumbrar al atacante argentino sin demasiada actividad sobre el terreno de juego, como deambulando, hecho que hizo saltar las alarmas entre los aficionados barcelonistas asimismo. Algo le pasaba al crack argentino, y nadie sabía ni sabe con total exactitud qué era o es. Lo cierto es que tampoco ha sido una temporada estable a nivel institucional y emocional en el FC Barcelona, con la dimisión del ya expresidente Sandro Rosell, los problemas del astro argentino con Hacienda, las presuntas irregularidades en el contrato de Neymar, el fallecimiento de Tito Vilanova, y otros aspectos han terminado por desestabilizar a un grupo que, en ocasiones, por todo lo logrado ya, parecía haber perdido ese hambre que es necesaria para levantar trofeos.

A pesar de la gris campaña del equipo barcelonista, con el crack rosarino incluido, éste logró unos registros muy buenos teniendo en cuenta que estuvo apartado de los campos aproximadamente dos meses. Leo consiguió la gran cifra de 41 goles y 15 asistencias en 46 partidos, entre Liga, Copa del Rey y Champions League. Messi se marchó de Barcelona viendo cómo su equipo perdía la Liga contra el Atlético de Madrid, y tras ello renovó su contrato con el FC Barcelona hasta 2018, con la subida de sueldo pertinente, llegando a los 20 millones de euros netos por temporada más los derechos de imagen, de los cuales posee el 100%, y convirtiéndose así en el jugador mejor pagado del mundo.

Foto: FC Barcelona.

Lionel es sabedor de que a su palmarés le falta un título con Argentina, al menos, y por ello se muestra ansioso en todas sus declaraciones previas a la cita mundialista, en las cuales no deja de repetir que el grupo llega bien al Mundial, con mucha confianza y que van a hacer todo lo posible por traer la Copa del Mundo desde el país vecino.

La consecución del Mundial de Brasil 2014 significaría la culminación a un currículum excelso y extenso, tanto en títulos colectivos como individuales, por ello, y aunque toca demostrarlo ahora en el país carioca, el crack argentino tiene una gran ilusión y un sueño, devolver el cetro Mundial a Argentina, siendo él el capitán, un cetro que perdió la albiceleste en 1986, en México, y que no ha vuelto a recuperar, aunque consiguió llegar a la gran final en el Mundial de Italia de 1990.