Irán y Nigeria empataron (0-0) en la primera jornada del Grupo F del Mundial. Las dos teóricas selecciones más débiles fueron incapaces de marcar y mostraron un nivel muy bajo, pese a que ambas lo intentaron. El marcador fue la representación clara de los visto en el campo, dónde sólo a balón parado se vieron ocasiones de gol. Llegó el primer empate en Brasil.

Desde el inicio quiso tomar el control el conjunto africano, que tomó la posesión pero tuvo numerosas dificultades para poder avanzar tocando. El equipo era muy largo y apenas conectaban las líneas, viéndose obligados continuamente a pegar el pelotazo. Así llegó la primera ocasión, cuando Moses encontró espacios por el centro pero disparó demasiado flojo.

Irán mostró buena organización defensiva y Nigeria no tuvo ideas para superarla

Muy poco se vio de los asiáticos. Estuvieron muy replegados y demostraron buena organización, pero nada más. Todo era sacar la pelota en largo y sin una sola opción de inquietar la portería rival. El protagonismo del centro del campo fue en tareas defensivas, mientras que el de los atacantes fue completamente inexistente, directamente.

Azeez estuvo cerca de hacer el primero para las águilas verdes. Una llegada por la banda izquierda fue despejada casi bajo palos por Pooladi. El rechazo le cayó al jugador del Almería, que remató demasiado despacio. Sus compañeros buscaban continuamente las bandas, aunque lo hacían sin acierto en el uno contra uno ni superioridad, lo que provocó que las llegadas fuera muy escasas y se viera un monólogo de errores.

En una falta lateral pudo sorprender Musa, que se topó con Haghighi en una gran estirada del guardameta. La réplica llegó instantes después y también a balón parado, cuando Enyeama despejó con excelentes reflejos un cabezazo de Ghoochannejad. Fue de lo poco que se vio sobre el verde, ya que en estático ambos combinados estuvieron muy fallones y sin ideas.

Cambio de chip, pero no de acierto

En el segundo tiempo la frustración hizo que algo cambiara. Nigeria se decidió a atacar de manera más vertical y con más efectivos, dejando atrás algunos espacios. De cualquier modo, esto no sirvió para generar peligro y sólo tuvo que actuar el portero en algunos balones aéreos, además de que la zaga taponó disparos lejanos que no llegaron a asustar.

Irán, consciente de lo bien que aguantaba y de los huecos que dejaba atrás su oponente, se creció más aún en tareas defensivas y consiguió salir en algún contragolpe, aunque con un enorme desacierto y sólo consiguiendo algún saque de esquina o disparos lejanos sin suerte. Cambiaba la situación de ambas selecciones, pero no el resultado ni las ocasiones de gol.

Onazi y Obi Mikel llevaron la manija del partido pero no estuvieron acertados en la finalización de jugadas

Onazi y Obi Mikel, que llevaron la manija del partido, fueron los que tuvieron en sus botas la opción de hacer algo diferente. Sin embargo, ambos de topaban una y otra vez con la defensa de los príncipes de Persia. Por parte de estos destacó Dejagah, que intentó alguna individualidad pero se encontró demasiado solo y no pudo concretar.

En los últimos minutos nadie quiso arriesgar. Aunque los de Keshi sí apretaron un poco más y quisieron el tanto, los de Queiroz se conformaron por completo e incluso perdieron tiempo. Así, Irán y Nigeria fueron incapaces de mover el luminoso en todo el encuentro y firmaron las tablas, que puede servirles de cara a pasar de ronda y no podían permitirse un tropiezo en este choque.

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Sobre el autor
David Romero
De 1995 y de Salamanca. Amante del deporte y de la comunicación. informática.