Precioso encuentro el que se vivió en el estadio Mané Garrincha. Las dos mejores selecciones del Grupo C, un cuadro llamado a sacar a la revelación del torneo, se enfrentaron en un cara a cara eléctrico, lleno de detalles y ocasiones que deleitaron a los aficionados, en su mayoría cafeteros, que llenaron el campo carioca.

Ambos equipos venían de ganar el primer partido de su grupo. Colombia, una de las sensaciones en las eliminatorias previas, goleó a Grecia sin miramientos por 3-0 mientras que Costa de Marfil tiró de oficio, Drogba y Aurier para remontar ante Japón y terminar ganando 2-1. Diferentes estilos que chocaron en un fantástico partido, de los mejores de la fase de grupos de un Mundial que está resultando apasionante para el aficionado.

La movilidad cafetera avisaba del peligro

El primer tiempo fue de control cafetero, sin apenas ocasiones pero las sensaciones hacían presagiar un mayor peligro de Colombia, ya sea por la movilidad del dúo Cuadrado - James, jugadores llamados para hacer algo grande en Brasil, o por el flojo rendimiento del centro del campo africano, que tuvo enganchado a Touré Yaya con Abel Aguilar y La Roca Sánchez y que lo anuló por completo manteniéndolo lejos del balón.

Con pocas ocasiones, Colombia se podría haber ido al entretiempo en ventaja si no fuera por el nulo acierto de cara a portería de Teófilo, que malogró diversas acciones protagonizadas por el dúo anteriormente mencionado. La verticalidad de Cuadrado y James y las diagonales mostradas por ambos eran un quebradero de cabeza para la zaga de Costa de Marfil ya que el centro del campo apenas existía y Touré no era partícipe del juego. Arriba, Bony y Gervinho no contectaban con el del City, vigilado en una especie de jaula.

Quintero revolucionó y sentenció el choque

El segundo acto comenzó con mayor dominio africano ya que Touré Yaya se mostraba más participativo. Lo del jugador del City y capitán de su selección es digno de alabar, de los pocos futbolistas capaces de sortear e irse de los rivales sin apenas correr sobre el verde. Un par de avisos de Costa de Marfil despertaron del letargo a Colombia y entonces llegó el momento de Juan Guillermo Cuadrado.

El extremo todoterreno de la Fiorentina fue un filón y protagonizó dos jugadas de genio que estuvieron a punto de avanzar a su equipo. Primero, tras marear a Boka con bicicletas, estrelló el cuero contra el poste y después fue providencial el meta para salvar el primero. A Colombia le faltaba algo y ese algo fue Quintero.

El pequeño mediapunta cafetero revolucionó el choque y al poco de saltar al césped James abrió la lata. Un córner botado por Cuadrado lo remató con facilidad el del Mónaco para abrir la lata. Sin tiempo para rehacerse, el propio Quintero puso la directa hacia los seis puntos y con una contra letal cerró el partido. 

Ni siquiera el golazo posterior de Gervinho añadió algo de emoción a un choque vibrante pero que se llevó con merecimiento el cuadro sudamericano, que da un paso de gigante para llegar a octavos de final.