Lágrimas de tristeza, de sollozo y de pena. Sueños rotos en un segundo, distantes en el olvido, a centímetros de las yemas de los dedos. Argelia se despidió del Mundial, pero lo hizo con las picas en alto, sin escudo y blandiendo la espada para seguir combatiendo hasta la extenuación. Fue una derrota, pero con sabor a victoria, dulce por poner el nombre del pueblo argelino en boca de todos. Las alabanzas no faltaron, felicitando al conjunto magrebí por su excepcional encuentro ante Alemania, llegando a la prórroga, recibiendo dos duros golpes en ella, pero levantándose y luchando hasta el final.

Por ello, las lágrimas que emanaron de los futbolistas argelinos son tristes, pero a la vez orgullosas. Djabou logró el gol más tardío en un Mundial, apenas restaba un solo minuto del añadido de la prórroga, tiempo suficiente para que Bougherra soñara con un cabezazo para la historia. No pudo ser, el capitán argelino no remató cómodo, y el autor de los goles míticos en Argelia tendrá que recordar tan solo el tanto ante Burkina Faso.

Halilhodzic, arquitecto de la proeza

La Selección de Argelia viajó rumbo a Brasil con la idea de vencer al menos un encuentro, pero realmente el pensamiento que tenían los futbolistas argelinos era los octavos de final. Estaba en sus manos, en un Grupo de lo más igualado, en el que cualquiera podía obtener el pase. Los fracasos en el pasado estaban en la memoria, pero la historia iba a ser bien diferente. Y lo fue gracias a un técnico, Vahid Halilhodzic, que pudo continuar al mando de Argelia a pesar del fracaso en la Copa de África 2013.

Desde aquel momento, el bosnio comenzó a trabajar, continuando con la remodelación que llevó a cabo, confiando en una generación joven y emergente, que llegaba pisando fuerte. Poco a poco el estilo cambió, el balón se trataba con estilo, la presión y defensa mejoraba. Argelia avanzaba, con conatos de esperanza de cara a un campeonato mundial en el que la esperanza e ilusión ha sido bandera de todas las selecciones.

(Foto: ligafutbol.net).

Grandes jugadores, veteranos y emergente. Bougherra, capitán, cumplió con su última labor, aunque su carácter hace complicado pensar en una Argelia sin su estandarte moral. Slimani, delantero de proyección, veloz y fuerte por alto, capaz de lo mejor ante una defensa adelantada o cerrada atrás. El ariete es uno de los héroes de esta Argelia, a pesar de salir tarde de su país natal, siendo ya importante en su club europeo, y erigiéndose como el futuro a seguir en esta selección africana.

Fiabilidad del grupo

Regresando al enfrentamiento ante Alemania, el combinado argelino tuvo que realizar varios cambios, fruto de lesiones y decisiones tácticas. Medjani, uno de los mejores en la fase de grupos, que sostuvo al equipo en la medular, no podía partir de inicio. Su puesto lo ocupó Mostefa, quien en los encuentros pre Mundial no había dejado buenas sensaciones, pero que ante Bélgica ya demostró que estaba capacitado para cumplir su labor. Esta vez, en el centro del campo, estuvo perfecto, bregando en defensa, en ese trabajo oscuro e incluso prodigándose en las jugadas de estrategia en ataque. Suyo fue un remate en la prórroga que no encontró puerta por centímetros, al igual que un marcaje al hombre sobre Kroos.

Otro de los que demostraron que en Argelia cualquiera puede ocupar un puesto en el terreno de juego fue Soudani. El técnico bosnio volvió a apostar por él, esta vez en banda, para trabajar en defensa y buscar su velocidad en ataque. Su substituto, Djabou, fue la electricidad que faltaba en el conjunto magrebí, logrando el gol que recortó distancias e hizo pensar en una posible remontada heroica.

(Foto: uypress.net).

Pero, sin duda, el que volvió a asumir galones fue Feghouli. El jugador del Valencia siente el corazón de cada argelino, sus lágrimas y deseos. Al finalizar el choque no pudo evitar romper a llorar, al ver tan cerca unos cuartos de final. Durante el choque fue el más participativo, con centros y disparos desde la frontal, kilómetros recorridos en defensa y saliendo rápido a la contra. Feghouli, el corazón argelino, que al portar la zamarra de los Zorros del Desierto crece hasta el Olimpo, convirtiéndose en el conductor de un sueño que se rompió en los últimos minutos.

El futuro, de esperanza

La realidad es la que es. Argelia ya no está en Brasil. Pero sí podrá estar en Marruecos, en 2015, en la Copa de África de Naciones. Aún debe disputar la fase de clasificación, que tendrá lugar a partir de septiembre. Después, tras nefastas participaciones en el campeonato africano de selecciones, podrá volver a demostrar que es uno de los mejores combinados de África. Demostrar el porqué llegó hasta octavos en el Mundial, luchar por una gran actuación y porqué no, por el cetro del continente.

Lo hará con los Bentaleb, Medjani, Mandi, Brahimi o Feghouli. Todos ellos, continuando una historia que han empezado a escribir este verano. ¿Estará Halilhodzic? Complicado es ver al bosnio, que parece haber cumplido su ciclo en el banquillo de Argelia, siendo sin duda el mejor seleccionador del país magrebí durante sus años en la élite mundial. Con él o sin él, los jugadores seguirán siendo los mismos, con más experiencia internacional y con una afición orgullosa de ellos. La CAN 2015, será su próximo destino.

Nunca podrán olvidar esa prórroga ante Alemania, en la que la gloria se quedó a centímetros. Las lágrimas llegaron, Halilhodzic no pudo contener la emoción, pero enorgulleció a toda una nación, que coreó su nombre y el de sus 23 héroes. Lágrimas de tristeza, pero de ilusión futura, de ganas de triunfo y sobre todo, de pasión y orgullo, fútbol y Argelia. Los Zorros del Desierto lloraron, pero muy pronto lo harán de felicidad.

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