Pleno mediodía en Brasil, calor asfixiante y dos contrincantes de la mayor altura posible. Con el sol atizando, Francia y Alemania tienen una cita en un estadio histórico donde lo único que no acompañará será el tiempo, impropio para la disputa de un partido de tamaña exigencia. Por lo demás, habrá todo los ingredientes precisos para uno de los mejores espectáculos del mundo del deporte.

En este mítico templo del fútbol actuará como teórica local la selección gala. Los de Didier Deschamps empezaron el Mundial siendo uno de los pocos equipos que presentó bien pronto sus credenciales: seriedad, buena disposición táctica, superioridad física y equilibrio: una defensa sólida y un ataque vertiginoso. Además, los resultados estuvieron a la altura, con convincentes victorias ante Honduras (3-0) y Suiza (5-2).

El cambio de Griezmann por Giroud dio al traste con la buena Francia del comienzo del campeonato

Sin embargo, no duró demasiado la alegría. Un partido con poca tensión ante Ecuador, saldado con un triste empate sin goles, cambió la dinámica de forma inesperada. Cambio del que tuvo gran parte de culpa el seleccionador, que prescindió en el segundo partido del eléctrico Griezmann por un '9' clásico como Giroud, cuyo gol ante Suiza le dio crédito para ganarse la titularidad y cargarse a la Francia alegre. Con su inclusión en el once se fue perdiendo la magia, lo que se ratificó en octavos de final. Francia fue una caricatura ante Nigeria y, hasta que el extremo de la Real Sociedad no entró al campo y Benzema regresó por ende a su posición natural, el equipo no carburó. Al menos, 'Didi' reaccionó a tiempo.

Griezmann aportó mucho más que Giroud a los suyos, y recuperará este viernes la titularidad. (Foto: FIFA).

Ya con la lección aprendida, desde el banquillo no habrá más experimentos con gaseosa. El joven zurdo regresará al once, y será el principal encargado, junto al dinámico Mathieu Valbuena y al citado Benzema, de poner fútbol, pues el centro del campo no lo hace en demasía. Parece incomprensible teniendo en el banquillo a uno de los mejores franceses de la historia, pero así es. Deschamps, fino como jugador, relega a poner ladrillos al mejor arquitecto de que dispone: Yohan Cabaye. Atrapado como pivote defensivo, escolta desde ahí a dos interiores con tanto despliegue físico como poca imaginación, Pogba y Matuidi, este segundo disponible después de que la FIFA alegase no poder sancionar su salvaje entrada sobre Onazi por ser una jugada ya arbitrada.

Atrás, solamente una duda. Son fijos los laterales, con Debuchy y Evra, y Varane será uno de los centrales, con la icógnita centrada sobre la identidad de su acompañante. Sakho, capitán, fue relegado al banquillo en otra extraña decisión en favor de Koscielny ante Nigeria. Superadas las ligerias molestias que Deschamps entendió impedían su concurso ante los africanos, debería volver a la titularidad.

Alemania: más balón, mismas dudas

Si a Francia se le acusa de ir de más a menos, otro tanto ocurre con el cuadro germano. Tras un inicio rutilante (4-0) en el que maniataron a la Portugal de Cristiano Ronaldo, el brillo en el juego fue decreciendo. El correcalles ante Ghana (2-2) dejó mal sabor de boca, que no enjuagaron ni la pírrica victoria ante Estados Unidos (1-0) ni el poco lustroso triunfo en la prórroga ante Argelia. Paradójicamente, al tiempo ha ido aumentando el porcentaje de posesión: del 54% en el debut al 63% ante Argelia. Ejemplo claro de que acumular minutos y minutos con el esférico, si no acompañan las ideas, no es garantía de nada.

Los laterales, principal quebradero de cabeza alemán

Uno de los principales problemas de Alemania está en las bandas. Con dos centrales reconvertidos a laterales (Mustafi en el costado diestro, Howedes en el siniestro), Joachim Löw parece pegarse un tiro en el pie. Una decisión de ese tipo chirría con el planteamiento global de apostar por la pelota. Además, crea problemas tanto en ataque, con jugadores sin llegada, como en defensa, pues la línea adelantada es propicia para que los contragolpes rivales se tiren a las espaldas de los inquilinos de los costados, ambos extremadamente lentos. Argelia, que pudo darle el susto del Mundial en octavos, le hizo un traje con esa táctica tan simple como efectiva.

Lahm podría regresar al lateral. (Foto: AFP).

El problema puede tener solución por la lesión de Mustafi. Esta podría hacer recuperar su sitio en banda a Lahm, que ya ocupó su posición originaria en el último tramo del encuentro de octavos y dio otro aire a los suyos, con Khedira sustituyéndole en la medular. El vídeo del partido ante Nigeria debe haberle desvelado muchas carencias a Löw, y este parece el movimiento más sencillo para ponerles remedio.

Por lo demás, ninguna novedad. Neuer volverá a estar respaldado por la pareja Mertesacker - Boateng, con el espigado Howedes a la izquierda. Por delante, Schwensteiger y el posible primer fichaje madridista Toni Kroos pondrán el fútbol junto al citado Khedira, quedando la responsabilidad ofensiva para un tridente de lujo: los magos Özil y Götze y el 'salinas' germano: Muller.

La historia refrenda el lustre del duelo

Con unas trayectorias brillantes como las de muy pocos equipos del mundo a sus espaldas, Francia y Alemania son dos de los conjuntos por antonomasia de las citas mundialistas. Se han enfrentado tres veces en esta competición con anterioridad, y nunca lo habían hecho antes. Alemania -la federal- se impuso en las dos ocasiones en que se jugaron el pase a la gran final, en 1982 (España) y 1986 (México), polémica especialmente la primera de las confrontaciones. Francia se tuvo que conformar con ganar el primero de la historia, en 1958, por 6-3 y con el tercer puesto en disputa.