Si hay algo que caracteriza a los grandes centrales es el poco ruido que emiten en sus actuaciones. Las acciones extemporáneas, exageradas y llenas de ornamentación en muchas ocasiones sirven a algunos zagueros para tapar algún error o carencia importante. No es ese el caso de Ezequiel Garay, un central que no se mueve con comodidad en esas circunstancias. Lo suyo es el silencio. El trabajo sin estridencias.

Así fue como llegó al Racing de Santander en 2005 con 19 años. Pocos conocían las cualidades que este imponente argentino de 1,92 poseía y que haría que equipos europeos importantes se fijarán en él. Tras una primera temporada en Santander de aclimatación en la que jugó poco, dio el salto a la titularidad en la 2006/2007 afianzándose no solo como un gran central, sino como goleador. Su golpeo de balón en los golpes francos y en los penaltis le sirvieron para anotar nueve goles en aquella temporada y para que el equipo montañés viviese una temporada tranquila en mitad de la tabla.

Su trabajo, siempre eficaz le convirtió en objetivo del Real Madrid, quién en verano de 2008 y tras haber dejado al Racing en un meritorio sexto puesto, con derecho a jugar la UEFA al año siguiente, le fichó por 10 millones de euros. Pero su fichaje por el club madrileño estuvo lejos de la fastuosidad de otros y quedó cedido una temporada más en el Racing con el fin de que disputara más minutos de los que en Madrid tendría presumiblemente. Heinze, Metzelder, Cannavaro y Pepe le cerraban la titularidad en el club blanco entonces.

Al finalizar esa temporada a préstamo por el Real Madrid Garay llegó al Santiago Bernabéu casi por la puerta de atrás. Fue el verano del retorno de Florentino Pérez a la presidencia y con él el desembarco de Kaká, Cristiano, Benzema, Albiol y Xabi Alonso como principales puntales. Nadie reparó en la presencia de Garay, jugador fichado un año antes por la dirección deportiva de Pedja Mijatovic. En un mundo de memoria corta como es el del fútbol pocos recordaban la adquisición del central argentino un año antes.

La temporada 2009/2010 arrancó con opciones para Garay ante la sanción que Pepe aún cumplía por su famoso episodio con Casquero, pero cuando estuvo disponible el portugués recuperó su puesto dejando a Garay en el banquillo. Sin embargo, en un partido en el que ambos formaron tándem en el centro de la defensa del Real Madrid, marcaría el resto de la temporada de Garay. En Valencia, en el mes de diciembre, en un partido que el Madrid ganó por 2-3 con un gol de cabeza del central argentino, Pepe cayó lesionado del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha. La baja del portugués sería decisiva para que Garay finalmente llegara a jugar 20 partidos, a gran nivel la mayoría de ellos. Pese a todo aquel Real Madrid de Manuel Pellegrini no consiguió ningún título y la llegada de Mourinho con Ricardo Carvalho, de 33 años, bajo el brazo le otorgó a Garay un mero papel testimonial en aquella campaña 2010/2011.

Garay se marchó de Madrid como llegó, sin que nadie se diese apenas cuenta. Puso rumbo al Benfica donde ha cuajado tres temporadas espectaculares. Manchester United y Bayern de Múnich han llamado a su puerta en este tiempo, incluso se aseguró con que su llegada a Old Trafford era segura, sin embargo será San Petersburgo su próxima residencia una vez termine su andadura por este Mundial de Brasil en el que está sobresaliendo en la defensa argentina.

Su colocación, su gran lectura de las jugadas y su imponente juego aéreo le están convirtiendo en el defensa de más garantías de su selección. En un campeonato más de jugadores que de equipos, y en el que hemos presenciado actuaciones de porteros portentosas como de Keylor Navas, Tim Howard u Ochoa entre otros, los defensas tienen en Garay, Thiago Silva, David Luiz o Hummels sus mejores representantes.

Así pues, las opciones de Argentina ante Holanda pasan por que Garay, campeón olímpico en Pekín, afiance su papel de líder de la defensa argentina ante uno de los mejores jugadores del Mundial, Arjen Robben. En definitiva, pasan por la silenciosa actuación de uno de los sobresalientes centrales del momento que tiene la intención de volver a llevar a Argentina a una final de la Copa del Mundo 24 años después y lo hará sin ningún estruendo, como siempre lo ha hecho.