Los Campeonatos del Mundo siempre, al recordarse, evocan a aquellos protagonistas, individuales o colectivos, que han sido las estrellas del torneo. Cuando se echa la vista atrás a pasados mundiales vienen instantáneamente los nombres de aquellos triunfadores que han hecho de este torneo el más importante del fútbol mundial.

Iniesta, Zidane, Ronaldo, Romario, Roberto Baggio, Maradona, Rossi, Cruyff, Kempes, Pelé o Charlton se sitúan casi sin querer en cada uno de los mundiales que se han disputado hasta la fecha. No sucederá eso con el Mundial de Brasil recién terminado. No ha habido un jugador dominante en el campeonato, por mucho que Leo Messi haya sido designado por la FIFA como mejor jugador del torneo. Tampoco ha habido una selección que haya fascinado como en su día hicieron la Brasil de 1970, la Holanda de 1974, la Francia de 1998 o la España de 2010. Alemania, la ganadora, ha dado el pequeño paso que ha estado rondando en las últimas grandes competiciones. El Mundial para Alemania cayó de maduro.

Cuando el tiempo haga su labor más importante, que es la de otorgar el merecido lugar a este Mundial, difícilmente encuentre mejor episodio que el sucedido en Belo Horizonte en la semifinal disputada entre Brasil y Alemania. El resultado de aquel partido será recordado incluso más que la final. El 1-7 con el que Alemania venció fue el modo con el que Brasil consiguió dar carpetazo al 'Maracanazo' de 1950, pero lo hizo de la forma menos deseada para ellos, con una debacle sin precedentes. El partido dejó constancia de lo que se venía viendo en pasados mundiales. Brasil juega mal, y lo viene haciendo desde hace muchos años.

El plan de Scolari para alzarse con el Mundial no tenía mayor alcance que la permisividad arbitral con el juego defensivo de Brasil. En los partidos de eliminatoria directa antes de las semifinales, los octavos de final contra Chile y los cuartos de final contra Colombia, Brasil cometió 59 faltas, 28 y 31 respectivamente. Para dar dimensión a esos números basta con echar un vistazo a las faltas cometidas por Alemania en los mismos partidos, 26, 11 frente a Argelia y 15 ante Francia. Con ese plan, aclamado no hace tanto, Brasil ha sido arrollada de la forma más vergonzosa de la historia de su fútbol. Queda por ver si el punto de inflexión que decididamente marca este episodio supone el definitivo empuje que haga cambiar algo en el país que más títulos mundiales ha conseguido hasta la fecha.

El triunfo alemán

La otra protagonista de aquel duelo en el estadio Minerao, Alemania, comprendió en el Mundial de Corea y Japón de 2002, en el que fue finalista, que su modelo de juego debería de cambiar. Para ello aprovechó la ola favorable que supuso el Mundial 2006, buenos estadios, un interesante campeonato doméstico (en los últimos diez años ha tenido cinco campeones distintos) y un trabajo de Klismann y Joachim Löw sobresaliente. El viejo, y no menos triunfante, modelo alemán en el que el físico portentoso de sus centrocampistas y delanteros eran señas de identidad, ha dado paso a una colección de fenomenales centrocampistas como Kroos, Schweinsteiger, Götze u Özil. Todos ellos pertenecen al tipo de mediocampistas con buen pie, desborde y visión de juego que triunfó hace cuatro años en Sudáfrica con la selección española. Xavi, Iniesta o Xabi Alonso han encontrado unos dignos sucesores.

Desde el ataque del equipo alemán han venido dos grandes noticias, una es el logro conseguido por Klose, a sus 36 años, como máximo goleador en la historia de los mundiales. Su decimosexto gol, con el que superaba a Ronaldo, lo consiguió en el partido contra Brasil. La otra es la consolidación de Thomas Müller como el perfecto delantero para Alemania. El fútbol está evolucionando y favoreciendo la aparición de estos futbolistas de gran movilidad, que llegan más que estar en el área. Müller no es un delantero como lo eran Völler, Klismann, Hoenness o Gerd Müller, Thomas es otra clase de futbolista, más llegador, difícil de detectar para las defensas y que sorprende con su facilidad para el remate. Sus cinco goles en el torneo, diez en dos mundiales, le erigen como el gran enemigo del récord de Klose para futuras ediciones.

Pero si ha habido un futbolista sobresaliente en Alemania, ese ha sido Manuel Neuer, su portero. Neuer, con actuaciones portentosas en todos los partidos, ha ofrecido múltiples posibilidades al equipo de Löw. Desde la posibilidad de jugar con la defensa adelantada, dada su buena lectura de los partidos y su rapidez en las salidas, a iniciar él el juego gracias a su excelente manejo del balón con los pies, Neuer es el portero del momento.

El practicismo de Van Gaal

Por su parte, los otros dos semifinalistas del torneo, Holanda y Argentina han derribado varios de los pronósticos que pesaban sobre ellos antes del comienzo del campeonato. La selección de Louis Van Gaal, con un Robben excepcional, lideró un grupo en el que estaba con Chile y España. Con un fútbol alejado de la escuela holandesa clásica, de la que Van Gaal siempre ha sido seguidor, dedicado a potenciar el contragolpe y con una defensa solida, que ofrecía dudas a priori, Holanda se plantó en semifinales tras dejar fuera a México y Costa Rica en dos eliminatorias durísimas.

Los penaltis fueron protagonistas en ambos encuentros. Frente a la selección azteca fue uno señalado de Márquez a Robben, en el último minuto que levantó la esperada polémica, y que transformó en gol Huntelaar. Ante Costa Rica fue la tanda de penaltis a la que llevó la soberbia actuación de Keylor Navas, y en la que sucedió una de esas decisiones sorprendentes que siempre se recordarán. En el último instante de la prórroga Van Gaal decidió dar entrada a su portero suplente Krul, mejor preparado para el entrenador holandés para la tanda. El resultado dio la razón a Van Gaal. Krul detuvo dos lanzamientos. Sin embargo, la decisión no tuvo continuidad y en las semifinales Krul no tuvo su hueco en la tanda definitiva ante Argentina que dejó a Holanda con un meritorio papel en el Mundial que en la final de consolación la dejó en el tercer puesto con su victoria por 0-3 a un Brasil decadente.

Argentina, sin pronóstico

Argentina por su parte era una incógnita antes del inicio del campeonato. Su fútbol, lejos de ser excelente, pronosticaba una pegada en su delantera que maquillaba gran parte de sus deficiencias, en el centro del campo especialmente. Con Messi, Higuaín, Agüero o Palacio era fácil pensar que con poco Argentina sacaría mucho rédito. Sin embargo, si algo ha caracterizado a la selección de Sabella en el Mundial ha sido su fiabilidad defensiva. En la portería Romero, suplente en el Mónaco y blanco de las críticas que pedían la presencia, con argumento, del meta del Málaga Willy Caballero, ha estado a un gran nivel durante este mes en Brasil. Sus dos paradas a los lanzamientos desde el punto de penalti de Vlaar y Sneijder en semifinales hicieron a los argentinos recordar a Goicoechea, héroe del Mundial de 1990. La defensa con Garay y Zabaleta, excepcionales en el centro de la defensa, y Mascherano recuperando su puesto natural de medio centro defensivo han dado una solidez desconocida a Argentina durante los últimos años. Sólo Götze consiguió batir a Romero en los partidos de eliminación directa.

Fue en el ataque por donde a Argentina se le escaparía el título mundial. En el mejor partido jugado por la albiceleste, la final, Higuaín, Messi y Palacio desperdiciaron tres ocasiones clarísimas. Los delanteros argentinos no han estado a un buen nivel durante el campeonato. Con Messi, en un año marcadamente declinante, Agüero, decepcionante como últimamente, e Higuaín, que solo brilló ante Bélgica, a Argentina le falló lo que parecía más fiable. Los pronósticos quedaron por los suelos.

Cuatro fuera de las semifinales

En cuartos de final se quedaron Francia, Bélgica, Costa Rica y Colombia con una traducción bien distinta. Francia demostró buenas maneras en la fase de grupos, con un gran partido frente a Suiza, pero a la hora de dar el salto importante su resultado fue decepcionante. Bélgica, que llegaba al Mundial, como una selección con una generación de jugadores excepcionales confirmó que aún le queda mucho para ser un equipo. Los mimbres están ahí, y son buenos en algunos casos y sobrevalorados en muchos. Su evolución será interesante de cara a la Eurocopa de Francia en 2016. Los otros dos equipos se marcharon dando la cara en sus respectivos encuentros.

Holanda fue netamente superior a Costa Rica, pero la figura de Keylor Navas, y sus postes, fueron imposibles de derribar por Robben y Van Persie. Costa Rica deja buenas sensaciones, quedando líder de un grupo en el que estaba encuadrada con Italia, Inglaterra y Uruguay, casi nada. Su buena actuación debe de servir para consolidar una idea. Por su parte, Colombia pagó caro su excesivo respeto por Brasil. La selección cafetera liderada en el campo por un James Rodríguez, que ha sido una de las figuras del Mundial, cuajó grandes partidos con un fútbol atrevido y vertical, pero en cuartos de final respetó a Brasil demasiado y cuando quiso fue demasiado tarde. De aquel partido surgió uno de los hechos más comentados del campeonato, la lesión de Neymar tras la entrada de Zúñiga. La ausencia de Neymar para el resto del Mundial fue la estocada definitiva para Brasil.

Grandes sensaciones

El resto del campeonato nos dejó una serie de equipos que están creciendo. Argelia, que cayó en octavos con Alemania, cuajó un gran partido frente a los que serían campeones. Argelia puso en más aprietos a Alemania de lo que lo hicieran después Francia o Brasil. Solo en la prórroga hincaron la rodilla, eso sí, intentádolo hasta el final marcando el último gol que encajó Neuer en el torneo.

México también respondió francamente bien en el Mundial. Tras una fase de clasificación durísima, en la que estuvieron muy cerca de la eliminación, México se plantó en Brasil dando la cara con grandes partidos frente a la anfitriona, con la que empató a cero, y Croacia, a la que goleó 4-1 consiguiendo el pase para octavos. Ochoa, el guardameta azteca que se encontraba sin equipo, a buen seguro que no pasará desapercibido para algún club este verano. El 'Memo' fue el protagonista de una de las paradas del campeonato.

A su vez Chile respondió con grandeza a su enfrentamiento con Brasil en octavos. La selección de Sampaoli consiguió vencer a España en la fase de grupos y solo los penaltis la dejaron fuera. Aquel remate al travesaño de Pinilla, en el último minuto de la prórroga, pudo adelantar el fracaso de la 'canarinha' y suponer el despegue de Chile. Aun así, la selección chilena ha cuajado una gran actuación en este Mundial

Estados Unidos también se encuentra en este grupo de equipos que dejan buen sabor de boca. Con un Tim Howard espléndido bajo los palos, el equipo dirigido por Klismann pasó como segundo en un grupo que tenía como rivales a Alemania, Portugal y Ghana. Con un espíritu competitivo muy acentuado, los estadounidenses cayeron en la prórroga con Bélgica en un partido muy disputado.

Uruguay por su parte vivió un Campeonato del Mundo marcado por la acción de Luis Suárez a Chiellini. El mordisco, que pasará a la historia de los mundiales, provocó un terremoto mediático en el que participaron el presidente de la Federación Uruguaya e incluso el presidente de Uruguay, José Mújica. La sanción dejó a Uruguay huérfana de su mejor jugador, aquel que destrozó a Inglaterra en un gran partido y que se encuentra en el mejor momento de su carrera. Colombia venció sin mucha oposición a Uruguay con un gol de James Rodríguez nominado como uno de los mejores que se han visto en el torneo.

Grecia cumplió con su eterno papel. Siempre al borde de la eliminación en la fase de grupos, consigue colarse por la última rendija que le queda. Un penalti cometido sobre Samaras metió a los griegos en octavos de final. En el partido ante Costa Rica solo Keylor Navas, omnipresente en todos los partidos que jugó, pudo contener a los helenos que dispusieron de grandes ocasiones en el tramo final. Los penaltis marcaron la diferencia entre ambos equipos. Keylor detuvo el penalti de Gekas y metió a Costa Rica por primera vez en su historia en cuartos de final de una Copa del Mundo.

Suiza y Nigeria vivieron caminos paralelos. Clasificadas como segundas en un grupo en el que las terceras vías, Ecuador y Bosnia, no estuvieron a la altura de la competición. Su pase a octavos las deja con la satisfacción del deber cumplido, pero sin grandes alegrías.

Decepciones profundas

La lista de selecciones que no consiguieron sus propósitos la encabeza la selección española. La vigente campeona del Mundo y de Europa entregó rápidamente la cuchara. En un partido de infausto recuerdo para el fútbol español Holanda pasó por encima de España en un descalabro difícilmente entendible. Cuando España rondaba el 2-0 Van Persie anotó el 1-1. El cortocircuito que sufrió España después de ese gol derrumbó al equipo más fiable, al que nunca se descomponía, al que su idea era inquebrantable. Holanda, con lo justo y Robben desarboló a la selección española convirtiendo a muchos de sus extraordinarios y consagrados futbolistas en nerviosos debutantes. Casillas, Ramos, Xabi Alonso, Piqué, Busquets o Iniesta ejemplifican mejor que nadie ese partido. El posterior encuentro frente a Chile sirvió para dar por finalizado un ciclo ganador difícilmente igualable por el qué y el cómo. España reinó en el fútbol entre 2008 y 2012 y abdicó en Brasil. La buena noticia para España es que detrás de esta generación viene otra que a buen seguro dará que hablar en próximos mundiales.

Su vecina Portugal tampoco quedó atrás. Con un mermado Cristiano Ronaldo, Portugal cuajó en Brasil un campeonato desastroso. La goleada por 4-0 frente a Alemania en el debut la hizo remar contracorriente en los siguientes partidos. Frente a Estados Unidos, a pesar de ponerse por delante en el marcador con un gol de Nani, sufrió una avalancha de fútbol de la que Portugal no pudo salir. A pesar del empate, que no refleja lo sucedido en aquel encuentro, Estados Unidos lo tenía en la mano para dejar fuera a los portugueses que se debían enfrentar, ganar y golear a Ghana, la selección que consiguió frenar a Alemania en su triunfal camino. La triste victoria por 2-1 de Portugal fue insuficiente y Cristiano Ronaldo y sus compañeros volvieron a casa en las primeras de cambio.

Eso mismo le sucedió a Inglaterra y a Italia. Ambas encuadradas en el grupo D, protagonizaron uno, por no decir el mejor, de los partidos del campeonato. Aquella victoria italiana por 2-1 dejó sensaciones que no se cumplieron para los jugadores de Prandelli y Hodgson. Uruguay venció a ambas en sus respectivos enfrentamientos dejando solo a Holanda, Alemania, Grecia, Suiza, Bélgica y Francia como representantes europeos en el Mundial.

En un segundo escalafón de decepciones podemos encontrar a Croacia, Costa de Marfil o Rusia. El combinado croata, que no arrancó mal en el partido inaugural frente a Brasil, se descosió ante México. Rakitic y Modric, los futbolistas que dirigían el juego de Croacia, resultaron ineficaces en ese papel. Por su parte, los marfileños, eternos en su propuesta de ser los nuevos dominadores del fútbol africano, volvieron a caer en la fase de grupos de un Mundial, el tercero consecutivo al que asisten. Siempre se espera mucho de ellos, pero rara vez responden a esas expectativas. Por último, el papel de la selección rusa dirigida por Fabio Capello no fue tampoco el pronosticado. En un grupo asequible, Rusia no pudo acompañar a Bélgica a la siguiente fase. Solo dos empates es un bagaje extraordinariamente pobre para un entrenador y un equipo del que se esperaba algo más.

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Sobre el autor
Héctor Sierra
Licenciado en Periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos. Antes en TVE y en El Mundo. Siempre en Vavel y en RadioVavel. Intentando mejorar poquito a poco.