Ambos clubes, tanto Cerezo Osaka como FC Basel, confirmaron en sus respectivas webs hace ya una semana que Yoichiro Kakitani iba a cambiar Osaka por Basilea a cambio de 2'2 millones de euros y un contrato de cuatro años a razón de un millón de euros cada uno. La salida de su mejor jugador era algo que los aficionados de Cerezo temían desde que acabó la temporada pasada siendo nombrado mejor jugador de la competición japonesa pero a medida que ha ido pasando este primer tramo de competición han ido aceptando, poco a poco, que Yoichiro iba a salir y no solo porque todos quieren jugar en Europa sino porque el club ya se le iba quedando pequeño.

Y por si fuera poco, el Cerezo Osaka no está pasando por una buena racha y el miedo a un posible descenso, aunque todavía estén en la decimotercera posición, existe porque no hace ni dos años que sus vecinos, Gamba Osaka, un equipo que luchaba en la Champions asiática, bajó de categoría teniendo en su pantel a jugadores como Yasuhito Endo.

Kakitani y también Cerezo Osaka han querido evitarse posibles problemas si la dinamica del club no cambia y a pesar de que la salida de su mejor jugador no va a ayudarlos futbolísticamente han preferido buscar la alternativa económica que beneficie tanto al club como al jugador.

La despedida no pudo venir acompañada de una victoria a pesar de que el conjunto dirigido por el alemán Pezzaiuoli comenzó adelantándose con gol de Ando. Kawasaki Frontale le dio la vuelta con dos goles, uno de Yoshito Okubo y otro de Yu Kobayashi que terminaron siendo un fuerte golpe para el equipo de Osaka que incluso se quedó con diez cuando su mayor promesa, Takumi Minamino vio la roja. Kakitani entró mediada la segunda parte y disfrutó de unos últimos minutos que sin duda no fueron sus mejores con la camiseta rosada.

Tras el pitido final el número 8 de Cerezo dio una vuelta de honor por el Yanmar Stadium entre lágirmas por dejar el club de sus amores y la afición se lo agradeció con cánticos, aplausos y flores que fueron lanzadas desde las gradas.