Nunca es fácil arrancar con fuerza cuando has cambiado tu puesto de trabajo, al principio cuesta pero es algo que si eliges bien tus acciones y le echas muchos esfuerzo al final puede terminar por salirte. Es lo que habrá pensado Javier Aguirre después de sus dos primeros partidos como seleccionador de Japón en los cuales no ha ganado ninguno de ambos, perdiendo 0-2 ante Uruguay y empatando 2-2 ante Venezuela, habiendose disputado ambos partidos en territorio nipón.

La lista mostrada por el entrenador mejicano antes de estos partidos contenía varias sorpresas en forma de jugadores de la liga local que nunca habían jugado para el equipo nacional o que en caso de haberlo hecho no habían sido nunca habituales con Alberto Zaccheroni, por ejemplo Shibasaki, Muto, Tatsuya Sakai o Junya Tanaka. Aunque es algo normal convocar a jugadores nuevos después de un Mundial para intentar renovar a la selección, a Javier Aguirre le ha salido bien la jugada puesto que una de las cosas más positivas que nos han dejado estos encuentros amistosos han sido la aparición de el jugador de FC Tokyo, Yoshinori Muto, y el de Kashima Antlers, Gaku Shibasaki, quienes marcaron los dos goles para Japón ante Venezuela dejando así buenas sensaciones de cara a las próximas listas. 

Aguirre no lleva demasiado tiempo viendo los partidos de la J-League pero sabe de sobra gracias a su staff que en ella hay jugadores de mucho talento, incluso algunos mejores de los que ya han emigrado a Japón pero que por un motivo u otro todavía no han dado el salto al viejo contiente, el seleccionador tomó apuntes (estuvo viendo el FC Tokyo 4-4 Urawa Red en el que Muto marcó varios goles) y ha encontrado cosas interesantes para ir montado su puzzle de cara a la Copa Asia que se disputará durante el mes de enero en Australia y donde Japón espera revalidar el título.

En cuanto a las cosas no tan positivas, a parte de los resultados, también ha sido el sistema empleado en los partidos puesto que parece que Aguirre todavía no lo tiene demasiado claro. Ha estado usando un 4-3-3 donde las principales novedades han sido las posiciones de Masato Morishige y Keisuke Honda, habiéndole situado al primero como mediocentro defensivo (siendo central) y a Keisuke Honda en la banda derecha (habiendo jugado habitualmente por el centro). En cuanto al defensor de FC Tokyo, ha cuajado buenas actuaciones defensivas pero ha fallado varias veces intentando dar juego en campo rival, algo  que proviene de tener a dos jugadores no demasiado creativos como Hosogai y Shibasaki (o Junya Tanaka). Por parte del jugador del Milan, se ha podido observar que sufre en su nuevo rol debido a la carga defensiva que se le exige, mucho mayor que cuando jugaba por el centro donde incluso se quedaba junto al delantero cuando el equipo pasaba a un 4-4-2 para defender.

Y más allá de las cambios posicionales (y mucho más grave) están los errores defensivos que la zaga sigue ofrenciendo a los rivales para que les marquen goles. Japón ha recibido cuatro goles en estos dos partidos de los cuales todos han sido errores producidos por sus defensas o centrocampistas, por ejemplo, ante Uruguay, Tatsuya Uchida hizo dos erroes gravísimos perdiendo un mal control y estándo demasiado lento para despejar dentro de su área, ante Venezuela fue Hosogai el primero en error también en un control y regalar el gol, después le siguió Mizumoto provocando un penalti. Conclusión de esto, Japón sigue con los mismos erroes que hacía ya con Alberto Zaccheroni, algo que es difícil de cambiar a pesar de buscar entrenadores específicos para ello como son Zaccheroni o el propio Aguirre, estratégas afamados por inculcar una garra a sus jugadores defensivos que Japón nunca a tenido. Los próximos exámenes en octubre.

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