Bien podría firmar Sousa, el entrenador del conjunto suizo, el guion del partido desde horas antes de éste comenzar. Nunca se antoja fácil recibir a uno de los equipos con mejor palmarés europeo, pero la mala situación de los visitantes en la Premier League otorgaba ciertas licencias para creer a un Basilea que sabía que para ganar en noches de Champions, hacía falta mucho más que jugar bien.

Mientras que los locales querían borrar la pobre imagen que dejaron en su derrota ante el Real Madrid, el Liverpool se creía y veía capaz de lograr tres puntos que hubieran sentado muy bien en tierras del Merseyside. Con Markovic en lugar de Lallana y con el regreso de Coutinho, afrontaban los hombres de amarillo esta vez un partido clave para sus aspiraciones, donde no cosechar una derrota les podría causar más de un disgusto conociendo que los dos próximos partidos, su rival vestirá de blanco y será el Real Madrid.

Freno a la locura ofensiva

Supo el banquillo suizo plantear bien el partido. No comenzaría como ellos apuntaban horas antes, seguramente, ya que Sterling anotó de forma irregular en el minuto tres del encuentro, aunque fue anulado. Parecía que el Liverpool volvía a ser ése que sentenciaba los partidos en 10 minutos, dejando otros 80 de transición con el control de la pelota como protagonista, pero nada sucedió así. Un Basilea muy bien trabajado en la presión no dejó por un instante jugar la pelota al Liverpool, hasta tal punto de que durante buena parte del primer tiempo la posesión era de los suizos con porcentajes superiores al 65 %, algo insólito para el equipo de Rodgers.

No podrá Sousa quejarse de sus defensores, que, tras protagonizar una pésima primera jornada en esta liguilla de Champions, demostraron hoy tener capacidad suficiente para afrontar partidos ante equipos con un gran potencial ofensivo. Fue tal el esfuerzo durante la primera hora de los defensores que Balotelli quedó reducido a nada, siempre viéndose obligado a jugar de espaldas o bajar a recibir la pelota en exceso para así tener la oportunidad de encarar. Mismo guión tuvo que interpretar Sterling, que apenas dispuso de espacios para correr y se veía obligado a jugar atrás, quizás demasiado, para realizar largas carreras que terminaban en nada, muchas veces debido a errores en sus entregas. Por su parte, Coutinho no encontró en ningún momento su lugar en el campo.

Llamen a Robbie Fowler y Carragher

No pensaría Rodgers en otra cosa al descanso. Con un ataque impreciso e incapaz de generar peligro sobre la puerta de Vaclik, los delanteros parecían unos novatos en mundo del fútbol mientras que la defensa suiza parecía sacada de un cuento donde todo iba bien. No había nada que tocar por tanto al descanso pensaron ambos entrenadores y así daba comienzo la segunda parte. En apenas siete minutos iba a comprobar Rodgers lo que supone el desorden defensivo. Un balón que cayó muerto en el área pequeña en el que no aparecieron Lovren, Skrtel, Manquillo u otros, sino un delantero con mucha mala leche que empujó la pelota a las redes de Mignolet, ese hombre se llamaba Streller.

La falta de trabajo defensivo atrás de los reds no terminaría en esta jugada. La espalda de Javier Manquillo empezaba a suponer una autopista para los jugadores suizos que entraban a su antojo, mientras que el Liverpool ni tan siquiera era capaz de conectar con sus hombres de arriba en jugadas de toque, recurriendo así a los desplazamientos en largo donde Sterling se veía casi perdido. Sin embargo, el velocista inglés tuvo su oportunidad con un balón largo que, volando por encima de los defensores, encontró a su dueño frente a la portería, pero Sterling definió con fatalidad y golpeó en el muslo y posteriormente mano, de Xhaka. Añorando a Robbie Fowler, Luis Suárez o el lesionado Sturridge estaría Rodgers que mandó saltar al campo a Lallana buscando un poco más de orden y calidad en el campo, penando a Coutinho precisamente por la falta de estas cualidades en el día de hoy.

Un reloj suizo chapado en sudor

Con el valor del esfuerzo por bandera el equipo suizo logró mantener hasta el final del partido un resultado que les deja empatados a tres puntos con el Liverpool en la pelea directa por el segundo puesto del grupo donde el Real Madrid lidera, tras su victoria en Bulgaria, con seis puntos. Dejando así las cosas claras a los ingleses, el equipo de Sousa obtuvo en este partido una victoria merecida donde aprovecharon los errores de su rival para sentenciar un partido que se mantuvo vivo hasta el último segundo, con el Liverpool volcado al ataque pero sin orden y capacidad de llegar con peligro. Las discusiones entre Sterling y Balotelli no ayudaron lo más mínimo al equipo, hasta tal punto que Rickie Lambert, a su salida al campo, juntó a ambos jugadores para dejar las cosas claras. Con la falta evidente de Sturridge en la linea ofensiva del equipo, el Liverpool parece estar condenado a sufrir en el resto de partidos en los que el delantero inglés cause baja. Bajo nubarrones negros está actualmente el presente deportivo del club, cuyo inicio de temporada poco o nada tiene que ver con aquel equipo que a punto estuvo de ganar la Premier y conquistó a Europa con su fútbol.

Basilea (1) Liverpool (0)
Vaclik 6 Mignolet 5
Xhaka 7 Manquillo 3
Schar 7 Lovren 5
Suchy 6 Skrtel 4
(10') Safari - Enrique 4
Frei 6 Gerrard 5
(81') Embolo 7 Henderson 5
Die 8 (81') Markovic 5
El Neny 6 (70') Coutinho 3
(90') Hamoudi 5 Sterling 6
(52') Streller 8 Balotelli 4
Remplaçants
(10') D.Gonzalez 6 (70') Lallana 5
(81') Callá - (81') Lambert -
(90') Zuffi - -