Partido atractivo el que se presentaba en Maribor entre dos selecciones muy parejas en lo individual pero muy lejos en cuanto a sensaciones sobre un papel que terminó por prenderse del lado centroeuropeo. Y es que una de las cenicientas del grupo se hizo con tres puntos vitales frente a uno de los ogros, uno de los favoritos, por no decir el favorito.

Si bien es cierto que los transalpinos fueron mejores, llevaron la iniciativa pero no contaron con un gran Handanovic que despejó absolutamente cualquier atisbo de miedo que se acercase a la portería eslovena. El cancerbero del Inter de Milán fue el mejor sin duda en un encuentro en el que la palabra fútbol, se hizo aún más grande.

Desde el primer minuto Shaqiri, Seferovic y compañía pusieron la orden en el verde, pusieron su bandera e hicieron el campo suyo. Hasta diez ocasiones claras de gol tuvieron los suizos para ponerse por delante. Sí, diez. ¿Y la undécima? No podía ser otra que desde los once metros, pero esta vez, en el bando contrario.

Un penalti crucial

En el peor de los momentos, uno de esos llamados psicológicos, Djourou cometió el error más grave, ese que te deja fuera de la batalla hasta el final de la misma. Un penalti que Novakovic no desaprovechó, poniendo el delirio en las gradas del templo esloveno. Tres puntos, diez minutos de separación.

Y fue cuando Shaqiri y Xhaka se pusieron el mono de trabajo, pero, pese a todos los intentos, todas esas probaturas de incendio quedaron en humo, humo que pasaría a los transalpinos, que ven como esa neblina les deja abajo, les deja tocados. Mientras, Eslovenia celebraba como ese objetivo del tercer puesto está más cerca con estos puntos a priori inesperados.

Sueño - pesadilla

Y es que esta victoria del equipo centroeuropeo le da alas en el sueño de meterse en la fase final de una gran competición como es la Eurocopa 2016. Los primeros tres puntos, ante una de las favoritas del grupo saben a, precisamente eso, algo más que tres puntos. Saben a ilusión, ese sabor de que el pequeño se hace grande cuando uno se lo propone y, sobre todo, empequeñece al gigante.

Y es ahí, en donde aparece la figura de Suiza. Como en todas las batallas, siempre hay un bando que sale vencido, tocado, rabioso podría decirse ya que es una batalla, una guerrilla de una guerra muy superior, pero que desde el primero momento se pone cuesta arriba. Tras la derrota frente a Inglaterra y la cosechada en la segunda jornada, se ven ahí, abajo, empatados a puntos con un selección semiprofesional como es San Marino y moralmente eso, puede hundir a cualquiera. Y más si vienes de ser octavofinalista de todo un Mundial.

Queda mucha batalla aún que fraguarse en este grupo B, pero poco a poco, las piezas de este tablero, van acoplándose y nadie se puede dormir si quiere coger un buen sitio.

Foto del cuerpo 1: UEFA