El equipo local paseaba su escudo por Europa, escudo que ensució en Portugal para limpiar en la siguiente jornada frente al Athletic Club. Después de la demostración de fuerza en territorio patrio, donde un BATE líder se impuso 1-4 en casa del Shakhter Soligorsk, disputaba la tercera jornada de Champions frente a otro Shakthar, este ucraniano y de apellido Donetsk. Los kroty también venían de vencer en su torneo doméstico con solvencia, un 6-2 endosado al Volyn Lutsk, pero de momento se mantienen terceros en la tabla. Asimismo, en su grupo de Uefa Champions League eran terceros en discordia tras sendos empates ante Athletic y Oporto.

Los minutos iniciales del encuentro fueron rígidos, ninguno de los dos equipos flexibilizaba sus posesiones. El BATE demostraba el trabajo táctico, defendiendo con mucha intensidad en cualquier pérdida de balón. En ataque, algunos saques de esquina sin importancia. Tampoco los visitantes imaginaban más allá, no traspasaban el fútbol burocrático de dos medulares miedosas.

Primeros acordes

Sin embargo, cumplido el minuto diez, el balón tropieza en los pies de Yablonski. El mediocentro quiere rotar, pero una sombra del Shakhtar le acosa y, antes de que el bielorruso pueda reaccionar, el cuero ya ha viajado a botas de otra sombra. Un pase en profundidad, Teixeira que en limpia carrera vence las embestidas rivales y un Chernik que ve al brasileño acometerle sin pausa. Regate, el portero vencido y el preludio del espectáculo sube al marcador.

Los alientos que habían surcado las bandas se quebraron, la voz de las gradas enmudeció y, hasta ese momento, habían sido los mejores aliados del BATE. Sin aliento ni voz, las piernas temblaron. El peligro ucraniano se levantaba huracanado y Chernik capeaba el temporal a duras penas. En ese momento crítico, Teixeira levantó a la afición rival con un pase traidor hacia atrás al que llegó Volodko, quien batió a Pyatov, pero no a Srna. El lateral croata, cauto y previsor, dibujó una diagonal en su propia área y evitó el tanto. Cuando el jugador chocó con la madera, sonó a sonrisa del deber cumplido.

No se asustó el Shakthar. Douglas disparó desde larga distancia, sin ganas, sabedor de su superioridad. El carnaval y la orquesta aguardaban a la vuelta de la esquina. Afinaban notas mientras atrapaban al BATE en las aduanas de mediocampo. El esférico aprendió ucraniano. O portugués brasileiro. La pandereta y el surdo resonaban con acordes futuros. Remate de los locales. El corazón del hogar, silencioso y trabajador, bajando el volumen al crepitar de la samba.

El frenesí del 'sambódromo'

Lo inevitable no se pudo evitar. Se desgarró la fiesta, se inauguró el espectáculo de la samba en el Borisov Arena. ¿Alguna vez se pudo siquiera imaginar el 'sambódromo' de Marqués de Sapucaí trasladado a suelo bielorruso? Y para colmo, a lomos de un equipo ucraniano. Luiz Adriano contuvo el balón como quien frena las maracas, Taison anunció desde su tamborim el gol. Teixeira bailó al guardameta rival, que obstaculizó su danza. El juez señaló el punto blanco de los once metros. Gol de Luiz Adriano, oración que se convertiría en el estribillo de la noche.

La voluntad del BATE no era rival al ritmo brasileiro del Shakhtar. Los ucranianos, conquistados por un calor tropical, jugaban un fútbol alegre, dinámico e imparable. Douglas Costa salía de un regate y, cual juego de niños, construía de la nada un feroz remate. Chernik, apurado, despejó a córner, solamente para al instante siguiente recibir un nuevo envite.

La samba iba acelerando su ritmo y el partido se convirtió en una brincadeira salvaje. Douglas Costa, Teixeira y Taison dirigían el paso, comandados por un excelso Luiz Adriano. El frenesí de la noche enmascaraba las ideas del Shakhtar, confundiendo a los rivales. Se derramó el showtime. Tercer gol, Douglas Costa. Teixeira burla con el balón a dos rivales, su lateral Shevchuk, iniciado aprendiz de los ritmos caribeños, rompe la línea defensiva rival y asiste. Gol de Luiz Adriano. Si Douglas sube el listón con un pase de exterior, si Teixeira acepta el reto y se atreve con un taconazo hecho de esplendor y, sobre todo, si el balón queda mansamente inerte cerca del arco del BATE, no hay cláusulas en la negociación. Gol de Luiz Adriano. ¿Aún no han tenido suficiente? Taison ficha por Disney para dar un pase de hombro de dibujos animados, una magia de origen latino imposibilita el acceso al balón por parte del BATE y Shevchuk, con su carnet de bailarín ya convalidado, se suma otra vez a la fiesta. Gol de Luiz Adriano. El mantra no muere cuando el descanso se cierne sobre la primera mitad.

Un trámite divertido

Un carrusel de cambios inauguró la segunda mitad. Tres brasileños dejaron su puesto a otros tres brasileños y la fiesta, aunque con el volumen más tenue, siguió sonando, con un invitado sorpresa: el conjunto de Borisov. De hecho, fue Pyatov el primero en intervenir tras la pausa. Karnitski, a quien se le impregnó algo de la música, cabalgó hacia terreno rival con incauta soledad. Su jugada fue zanjada con un golpeo de Yablonski, pero el portero del Shakhtar impidió el tanto. La respuesta de Srna tras taconazo de Bernard, rebotó en dos defensas y se hizo casi visible la tragedia de seis goles que pesaba sobre sus hombros. Las miradas cómplices de hastío.

De perdidos al río

Sin nada que perder, el equipo local aceptó la propuesta de espectáculo de sus huéspedes. A los Harlem Globetrotters originales no se les podía tomar en serio porque te aniquilaban, habías pagado una entrada y querías disfrutar. Así lo entendió el BATE. El delantero Signevich falló una chilena, pero dejó la gallardía del intento. La siguiente jugada fue un amago de gol olímpico. Sin pudor, el BATE se irguió después del desastre de la primera parte y agradeció así el apoyo a una grada recuperada de la afonía temporal.

Por supuesto, las vagas e inocentes ocasiones de los bielorrusos no fueron óbice para el recital ucraniano. Bernard, que adquirió protagonismo, conectó una línea milimétrica entre su exterior y la cabeza de Luiz Adriano, que terminó su recorrido en la madera. Más tarde, sería él mismo quien chocara con Chernik. No se cansaban de atacar. El sambódromo en pie parecía un carnaval para siempre. El encuentro agonizó con el número en solitario de Luiz Adriano, cabeza de cartel y que obligó a los cronistas a rezar el leitmotiv del partido por quinta vez: gol de Luiz Adriano.

Puntuaciones VAVEL

BATE Borisov (0) Shakhtar Donetsk (7)
Chernik 3 Pyatov 6
Tubic 2 Srna 7
Polyakov 3 Kucher 6
Khagush 2 Rakitskiy 6
Mladenovic 3 Sevchuk 7
Likhtarovic 4 Fernando 7
Yablonski 3 Stepanenko 6
Volodko 5 Douglas Costa 8
Karnitsky 5 Alex Teixeira 8
Gordejchuk 4 Taison 8
Signevich 4 ​ ​ Luiz Adriano 9
Suplentes
Aleksievich 4 Bernard 7
Gajduchik 4 Fred 6
Baga 4 Marlos 6