Cuando Gervinho lanzó un manotazo a Naby Keita, con el marcador en contra, pocos podrían esperar que Costa de Marfil se llevara el gato al agua y pudiera empatar el choque. Menos, que después hiciera lo propio ante Mali. Y muchísimo menos que se alzara con el primero puesto del Grupo D. Los Elefantes, comandados por Hervé Renard, no han practicado el fútbol más vistoso, tampoco el más adecuado, pero les ha servido, con lo mínimo, para al menos no pegársela en la fase de grupos y llegar hasta las eliminatorias definitivas.

El choque, en ningún momento, estuvo en el lado camerunés. Pues pronto crearon peligro los Elefantes, de la mano de Bony. Ondoa, el joven arquero de la cantera del FC Barcelona, pudo resolver este primer intento con algún problema más de la cuenta. La respuesta de los Leones Indomables fue algo tímida, con llegadas aisladas y centros sin opción alguna al remate. ¿La causa? Quizá que Aboubakar empezó desde el banquillo, una decisión incomprensible de Volker Finke. Tampoco jugaba de inicio Clinton N’Jie, pero esto es algo más normal, pues el veloz delantero no ha contado para el seleccionador de Camerún por alguna que otra disputa personal.

La primera parte apenas tuvo historia. Mucha pelea, muchos balones en largo y demasiadas faltas. Estas, dieron opciones sobre todo a Costa de Marfil, pero Ondoa se mostró muy dominante en su zona de acción, especialmente por alto. La defensa con tres centrales y dos carrileros le daba resultado a Renard, pues su rival apenas le inquietaba y sabía que alguna opción iba a tener para sumar el primero en el marcador. Este puede ser un planteamiento más que discutible, dados los jugadores con los que cuentan los Elefantes, pero práctica es un rato. Así pues, llegó la acción esperada por el técnico francés. Max Gradel, el mejor de su equipo, peleó el cuero y se hizo con él en banda izquierda, conduciéndolo hasta la frontal y disparando desde muy lejos. El tiro pilló desprevenido a Ondoa, que no acertó a detenerlo y vio cómo se colaba contra la red. El canterano culé pudo hacer mucho más, pues ni mucho menos fue un chut complicado.

Foto: CAF

A partir de ese punto, Costa de Marfil durmió el encuentro. Faltas, juego parado y cero ritmo, algo que necesitaba como el comer Camerún. Sin embargo, el descuento aguardaba una sorpresa. Quizá, la mejor del encuentro de los Leones Indomables. Salli, desaparecido hasta el momento, pudo controlar el cuero en la frontal y colocárselo en posición franca para batir al guardameta costamarfileño, pero las prisas y el defensa que le encimó impidió precisar el tiro y este se fue alto, ante la desesperación camerunesa.

Aboubakar y N’Jie, tarde e insuficiente

A la vuelta de los vestuarios, Finke reconoció su error y dio entrada a Aboubakar. El técnico de los Leones Indomables había tirado 45 minutos en materia ofensiva y se veía contras las cuerdas. A pesar de la entrada de la estrella camerunesa, su equipo no tuvo idea alguna para poder hacer el empate. Lo intentaron, sí, aunque sin suerte. No había manera de meter mano a la línea de cinco defensas de Costa de Marfil, que esperó para poder matar en una contra. Y lo pudo hacer Bony, pero el ya delantero de Manchester City no pudo superar a un Ondoa, esta vez sí, bien colocado. El gran ariete de los Elefantes se llevó un balón rifado hacia él, sin compañeros alrededor, demostrando su superioridad física.

Los nervios hicieron mella en Camerún, pues las imprecisiones fueron aumentando según pasaban los minutos. N’Jie, que por fin entró cuando quedaban 25 minutos, pareció dar algo diferente, pero se quedó en sus dos primeras acciones. La zaga costamarfileña le sujetó bien y no pudo encontrar espacios para atacar la espalda de los defensas. Alguna iba a tener Camerún, y cayó en los pies de Aboubakar. Pero, al igual que todo su campeonato, decepcionó. No acertó en el disparo, en posición franca dentro del área, y golpeó el cuero mal, mordido, y demasiado cruzado. Camerún se veía fuera y sin ni un gramo de fuerza para seguir intentándolo.

Foto: AFP.

Los minutos fueron pasando, con costa de Marfil perdiendo tiempo, parando el juego y defendiendo a la perfección. Todo terminó con un disparo al cielo de Malabo de Aboubakar, mostrando el fracaso de los Leones Indomables. Por el contrario, Costa de Marfil celebró el pitido final, están en cuartos de final. Los Elefantes se las verán ante un duro rival que llega en un buen momento: Argelia. El duelo entre los costamarfileños y los Zorros del Desierto será mirado con lupa. Ambos, son candidatos a todo, y quien se quede en el camino, más si es con una mala imagen, puede ser considerado un fracaso. Quien lo es, por el momento, es Camerún.