Bayern de Múnich y Arsenal se enfrentaron en uno de los duelos de los octavos de final de la Champions que mayor expectación traían consigo, y no porque el resultado de la ida dejara la eliminatoria abierta para los dos, sino más bien por la buena imagen dejada por los de Wenger cuando aún no se encontraban en inferioridad. El choque, además, empezó envuelto en una tesitura un tanto especial, gracias, sobre todo, a los onces tanto de Wenger como de Guardiola, los cuales no dejaron a nadie indiferente. El alsaciano saltó al Allianz sin complejos, con un solo mediocentro, ycinco hombres totalmente ofensivos. Por su parte, Guardiola no quiso ser menos, e innovó con un equipo bastante novedoso, con solo dos hombres en el medio, y lo que sorprendió aún más, con Javi Martínez y Lahm ocupando puestos en la zaga, como lateral y central derecho.

Dentro de la más honda espesura…

Esta transformación de Pep, a pesar de sorprender a la mayoría de los presentes en el estadio, obedecía a una idea o planteamiento bastante claro, que el propio técnico español, ya se encargó de recordar en la rueda de prensa posterior al partido: “Tras el 0-2 en Londres, no queríamos permitir ninguna contra, sólo controlar el partido”. Y así fue. Durante la mayor parte del choque, especialmente los primeros 45 minutos, el Bayern controló el partido, y vaya si controló. Con Thiago al mando de la sala de operaciones, y el resto bien concentrados en el plan de vuelo, el Bayern se pasó todo el primer tiempo tocando, de un lado al otro del césped, sin arriesgar, sin complicarse, siempre en horizontal. El objetivo no era ser profundos, no era deleitar a sus hinchas, no era romper las líneas rivales, no, el plan era simplemente ese, no perder el balón.

A esto se le añadió que el Arsenal, lejos de lo que pudo parecer por el once inicial, no quiso borrarse pronto del partido, no quiso jugarlo todo desde el inicio, y se resguardó. Cuando el Bayern la tenía, ellos estaban atrás. Cuando el equipo robaba, era hora de intentar salir a inquietar al rival, cosa que, exceptuando alguna gran cabalgada de Oxlade, los gunners apenas lograron. Ya en la segunda parte el escenario cambió, pero de poco sirvió, pues el Arsenal, aunque se acercó, no llegó hacer creer a nadie que serían capaces de remontar. Conclusión: toda la expectación y algarabía inicial acabó, lenta y dolorosamente, en un espectáculo plomizo, tedioso, y bastante difícil de aguantar.

Con este resumen del choque, parece difícil sacar alguna otra conclusión, pero lo cierto es que esto del fútbol da para mucho, y más cuando se dan cita tantos jugadores de tal talla mundial. Así pues, el encuentro nos dejó varias conclusiones: Oxlade probablemente sea el mejor jugador del Arsenal hoy en día, Özil el peor, El Bayern aún necesita más rodaje, etc. De entre toda esta lista, merece la pena centrarse en una de ellas, más bien en un nombre en concreto, el de Javi Martínez.

…se abrió paso la brillantez

Su titularidad fue totalmente inesperada. Boateng, hombre que se quedó en el banquillo en lugar del navarro, venía de completar grandes choques, mostrándose, casi con total seguridad, como el zaguero más seguro. Entonces, ¿por qué Javi Martínez? La respuesta es bien sencilla y nace, sin ir más lejos, de las palabras de Guardiola: el Bayern salió a controlar.

Javi aportaba otro jugador con capacidad de recibir la pelota, aguantar la tarascada y cederla a un compañero

Y es que Boateng es un central de diez: rápido, fuerte, siempre muy atento, muy solidario y seguro en la cobertura, un auténtico portento físico, muy lejos pues, de lo que es Javi Martínez. Ojo, que no quiere decir esto que el español no sea otro portento, que lo es, pero antes que eso, Javi es un grandísimo jugador de fútbol. Un pelotero, un mediocentro capaz de sumarse al ataque a asistir con un último pase, o bien de controlar el juego desde el medio. Casualmente, esto último, lo de controlar el juego, era lo que Pep buscó en el partido, y de ahí que el atleta Boateng dejara su sitio al tocónJavi Martínez. Tener al navarro como central aportaba, no solo a un gran defensa, cosa que ya es Boateng, sino a uno más, otro jugador con capacidad de recibir la pelota, aguantar la tarascada y cederla a un compañero.

Javi Martínez brilló tanto en ataque (76/83 pases completados) como en defensa (12/12 balones despejados)

Estaba Thiago, estaba Lahm, estaba Schweinsteiger, estaba Alaba, y ahora además, estaba Javi. Todos ellos con dotes de sobra para controlar el partido a través del esférico, intercambiándoselo, sin apuros, sin recurrir al pelotazo. Como era de esperar, el navarro cumplió en ese aspecto, sin embargo, su actuación no quedó ahí, y fue más allá. No contento con satisfacer el requisito principal que Pep le había encomendado, Javi Martínez completó un choque estelar defensivamente, tanto, que se convirtió en uno de los nombres de la noche. El Arsenal no atacaba mucho, pero cada vez que se acercaba, ahí estaba Javi: encimando al hombre que iba a recibir, adelantando muchísimo su posición para evitar la recepción del rival, rápido y contundente ante tanto mediapunta habilidoso, y lo que es aún mejor, dando una sensación de seguridad y madurez fundamentales en ese puesto.

Con asiduidad, el navarro adelantó mucho su posición para evitar la recepción del rival. (Bayern.de)

El Bayern falló defensivamente, pero no así Javi, que con su partido agitó más fuerte que nunca su bandera de guerra, señal inequívoca de que el navarro está ahí, dispuesto a ganarse las habichuelas en el puesto que sea, y lo que es más importante, planteando en el seno de la hinchada bávara una cuestión: ¿Es Javi Martínez el mejor central de la engrasada maquinaria bávara? Aún es pronto para poder responder con seguridad a dicha pregunta, al contrario de lo que ocurre con otra, de la cual ya no queda ninguna duda, y es que, en la noche de Champions en el Allianz-Arena, Javi Martínez fue la brillantez entre la espesura.

Imagen Özil: thesun.co.uk