Con sufrimiento extremo. Así mantuvo la categoría el Hamburgo en Fürth. Otra tarde más, y ya cuesta no perder la cuenta esta temporada, el conjunto hanseático no fue capaz de ganar, pero el valor doble de los goles fuera de casa ejerció como oportuno salvavidas y permite al Hamburgo seguir siendo el único club que nunca ha descendido en la historia de la Bundesliga.

Se esquivó el precipicio del descenso, pero hay pocos motivos para sonreír en una temporada para el olvido, plagada de sombras en forma de lesiones y cambios en el banquillo, que plantea una necesaria autocrítica para dar pie a una profunda remodelación en la plantilla. El drama sobrevoló la ciudad de Hamburgo durante toda la temporada e incluso durante el último tramo de la batalla final, pero un gran testarazo de Lasogga y varias intervenciones meritorias de Drobny terminar sellando la permanencia.

El inicio del duelo permitió ver la versión timorata de ambos conjuntos, pero era el Hamburgo quien no quería jugar con fuego como hizo en el encuentro de ida y se acercaba con más peligro a la portería rival. Al filo de ese primer cuarto de hora plasmó esa ligera superioridad en el electrónico del Trolli Arena. Una triple ocasión de Çalhanoglu, Jansen y Arslan finalizó en córner y a la salida de ese saque de esquina llegó el tanto hanseático. Centro medido de Van der Vaart, salto potente de Lassogga y testarazo del ariete inalcanzable para Hesl. 0-1 y aire para el cuadro dirigido por Mirko Slomka.

Stieber respondió con un derechazo cruzado que hizo temblar a Drobny, pero fue una escaramuza aislada que no alteró la contienda. El Hamburgo rocío de cloroformo el escenario de batalla y controló el curso de las operaciones hasta que un choque aéreo entre Djourou y Azemi rompió definitivamente el ritmo del fuego cruzado.

Empate y vuelta al miedo

Con el cambio en la retaguardia de Mancienne por el soldado helvético se reanudó el combate y Lassogga amenazó con finiquitarlo, pero Hesl respondió con agilidad y reflejos ante la embestida del panzer. Solamente el buen hacer del guardameta local, otrora recluta en las filas del Hamburgo, daban esperanzas al Furth de vencer en el segundo y definitivo asalto de esta promoción.

La segunda mitad comenzó con un guión similar, bajo ritmo y ofensivas tan aisladas como intermitentes. El balón parado tomaba protagonismo para herir al adversario y ahí la escuadra hanseática mostraba nuevamente sus armas. Golpeó con elegancia Çalhanoglu y remató picado Lasogga, pero aparecieron los reflejos de Hesl para negarle el doble botín goleador al corpulento ariete. La clara ocasión de peligro despertó definitivamente al Greuther Fürth y marcó un punto de inflexión en el encuentro.

Hesl dio aire a su equipo, que se lanzó a destapar las carencias de la insegura zaga visitante. Rápida asociación en tres cuartos de campo del cuadro local y pasividad de la zaga hanseática, testigo inmóvil de cómo Fürstner se colaba a su espalda con acierto para batir a un desprotegido Drobny.

Al Hamburgo aún le salvaba el valor doble de los goles fuera de casa pero las alarmas comenzaban a encenderse. Dio un paso atrás y el Greuther Furth se hizo con la posesión. Esperaba media hora de sufrimiento para alcanzar la permanencia. Slomka retiró a Van der Vaart para dar entrada a Tesche y agrupó al equipo en su mitad de campo. El conjunto local se volcó con más corazón que cabeza, explotando el juego directo en busca de un cabezazo certero en área rival. Drobny achicó agua, los nervios se hicieron visibles en forma de inoportunos resbalones, pero el Greuther Fürth no fue capaz de ajusticiar a su titubeante rival. Inclinó el campo, Stieber sacó a relucir su sedosa zurda, pero sus venenosas asistencias no encontraron un rematador preciso.

Con agujeros, pero la nave hanseática se mantuvo a flote para delirio de los aficionados desplazados a la ciudad bávara. No podía apreciarse esa felicidad en los rostros de la hinchada local, que nadó y nadó para morir en la orilla del ascenso.

Los goles del encuentro: