Es un clásico decir que un equipo se construye desde la defensa. Se lleva diciendo desde hace mucho tiempo como algo siempre seguro en el fútbol. Es algo que Roger Schmidt no comparte, como se vio ayer, en un partido en el que el Leverkusen dejó escapar dos puntos importantísimos por sus problemas defensivos, en un partido en el que incluso podría haber goleado.

Comenzó el partido con una exhibición de palos, sí, de palos, por parte del Bayer Leverkusen, que antes de que se anotase el 1-0 en el minuto 17 ya había disparado en dos ocasiones a la cruceta. Parecía que poco iba a tardar en marcar el Bayer, y poco tardó, pues un disparo sensacional de Jedvaj desde la frontal del área puso el 1-0 en el marcador frente a un Bremen que en ese momento estaba totalmente superado.

También se suele decir en el fútbol que cuando no matas, te matan, y así le volvió a suceder al Leverkusen. En un partido que tenía totalmente encarrilado el Bayer Leverkusen, que incluso debería ir ganando por más de un gol, en el primero de muchos fallos defensivos de las aspirinas llegaría el empate del Bremen, en un contragolpe que finalizaría Bartels con la igualada. Resultado muy sorprendente para un Leverkusen que merecía bastante más.

El inicio de la segunda parte fue calcado al de la primera, con el Leverkusen muy dominante. Sin embargo, se notaba que en algunos jugadores faltaba creatividad, sobre todo en Hakan Çalhanoglu, que parecía un tanto distante y que no lograba colgar buenos balones. Caso contrario era el de Karim Bellarabi, que era el jugador que más brillo aportaba en ataque a los de Roger Schmidt.

Y al igual que en la primera parte, el Bremen marcaría con nada. Un error garrafal en la colocación defensiva del Leverkusen provocó que Santi García armase el contraataque y le diese un balón largo a Di Santo, que totalmente solo frente a Leno marcaba el 1-2. En las dos únicas ocasiones que el Bremen había tenido en todo el partido había anotado dos goles.

Se veía a un Leverkusen muy desesperado y enfadado con el árbitro. Se notó sobre todo en Spahic y Castro, que por ese comportamiento recibieron tarjeta amarilla. Pero sin embargo, había un jugador que se iba a encargar de aparecer por fin con su creatividad para poner el empate con un golazo de falta: Hakan Çalhanoglu.

Con ese gol, el Leverkusen se volvió a activar mentalmente y volvió a ser ese equipo arrollador de la primera parte. Pero seguía con sus problemas defensivos, y el Werder Bremen estuvo a punto de ponerse otra vez por delante. Mucho peligro tenía el equipo dirigido por Robin Dutt en ese tipo de jugadas, a pesar de no lograr dominar el encuentro.

Schmidt introduciría a Heung-Min Son para intentar definitivamente adelantarse en el marcador, y lo consiguió en un gran gol en el que deja a Lukimiya plantado en el suelo y sin cintura con un buen giro, remata desde la frontal y ponía el 3-2 en el luminoso del BayArena. Cuando todo parecía finiquitado, y cuando el Leverkusen parecía que se iba a llevar los tres puntos, apareció el fantasma de los problemas defensivos una vez más para fastidiar la fiesta en Leverkusen.

Un balón que inicia Franco Di Santo, uno de los mejores en el Werder Bremen, acaba en un centro que remata de manera violenta Prödl, consiguiendo el tercer empate consecutivo para el Werder Bremen en estas tres jornadas de la Bundesliga. Por parte del Leverkusen, sigue sin perder, pero corta su buena racha de victorias.