El Bayer Leverkusen visitaba a un Magdeburg, equipo que milita en cuarta división, con la obligación de imponer su clara superioridad. Roger Schmidt, lejos de hacer rotaciones y reservar jugadores, salía con todo. El Magdeburg llegaba al partido con la intención de dar la campanada y tras haber solventado con un 0-6 su último partido de liga.

Exceso de confianza

Antes del comienzo del partido, daba la sensación de que el factor campo podía llegar a ser decisivo. Se pudo ver un tifo espectacular, con el que la hinchada local advertía al Bayer de que no le esperaba un encuentro sencillo. Sin embargo, los aficionados locales recibían un duro golpe a los dos minutos de juego, cuando Calhanoglu convertía una falta inocente. Una falta lejana en la que además, colaboró Glinker. El portero del Magdeburg se comía el disparo del turco y parecía que el partido sería un paseo para el conjunto visitante.

 El Magdeburg estaba decidido a dar guerra y disfrutar del partido. Lejos de derrumbarse, se levantó aún más fuerte y a base de coraje intensidad y desparpajo comenzó a equilibrar la balanza. Su primera ocasión llegó a cargo de Beck, que tras recoger la peinada de un compañero disparaba a las manos de Leno.

El partido comenzó a seguir el guion que suelen seguir los partidos del Bayer Leverkusen. El equipo de Schmidt, tan ofensivo como siempre, intentaba sacar el balón jugado con los dos centrales y uno de los dos medioscentros que venía a recibir. Los laterales se colocaban ya desde el inicio incorporados al ataque para ocupar el espacio que dejaban Calhanoglu y Son. Un planteamiento muy ofensivo en el que una pérdida de balón, puede ser mortal.

El Bayer Leverkusen se había acomodado con un gol tan tempranero, pero hacía mucho daño cada vez que metía una marcha más. Drmic fue el primero en exigir a Glinker, el suizo disparo tras deshacerse del defensa con una magnífica maniobra pero se encontró con una buena parada del guardameta. En los siguientes minutos, Glinker iba a comenzar de enmendar el error que había cometido. Primero iba a desviar a córner el disparo de Son y a la salida de ese córner, iba a realizar una estirada espectacular para detener el cabezazo de Jedvaj.

El Leverkusen se sabía superior y comenzaba a cometer errores por exceso de confianza. Y en uno de esos errores, con los laterales incorporados, llegó el gol del empate. Papadopoulos perdía el balón ante Siefkes, que habría a banda para volver a recibir el balón de Beck. El jugador del Magdeburg disparaba y ponía las tablas en el marcador con la ayuda de Leno.

Gracias a la constante exposición en defensa del Bayer Leverkusen, se veían ocasiones en ambas porterías. Calhanoglu lo intentó primero pero la defensa taponó su tiro. Posteriormente, iba a ser Jedvaj el que iba a evitar el disparo de Siefkes en la otra área.  La primera parte iba a concluir con una ocasión más para cada equipo. Bender cedía el balón en el borde del área y Glinker detenía el buen disparo de Son. El Magdeburg tuvo la última de la primera parte. Butzen cazó un rechace fuera del área, pero Leno bien colocado lo atrapó sin problemas.

Un Leverkusen desconcentrado e irreconocible

Parecía que el Bayer Leverkusen salía a por el partido. En la primera jugada parecía verse a un equipo que quería resarcirse de los errores cometidos en el primer tiempo. Kiessling gozaba de una ocasión muy clara nada más empezar, pero la zaga local lograba taponar el disparo. El Leverkusen subió el ritmo en los primeros compases del segundo tiempo. Kruse que había ingresado en el terreno de juego en el descanso sustituyendo a Calhanoglu, conectaba un potente disparo desde fuera del área que Glinker atrapaba en dos tiempos.

El partido comenzó a interrumpirse constantemente y el Bayer se fue totalmente del encuentro. Entro en una fase permanente, en la que lo único que buscaba era el juego directo. Parecía haberse olvidado de su superioridad técnica. Con el Bayer irreconocible, fue el Magdeburg quien gozó de una nueva oportunidad. A la hora de partido Fuchs lo intentó desde fuera del área, pero su disparo se marchó algo desviado.

El conjunto visitante no conseguía imprimir ni ritmo ni intensidad al juego. La única vez que fue capaz de hacerlo Drmic estrelló el balón en el palo. El suizo consiguió pillar la espalda de la defensa gracias a una magnífica asistencia de Spahic. Entonces se llegó al hundimiento total en lo que al Bayer Leverkusen se refiere, Son se marchaba expulsado tras dar una patada a un rival con el juego ya parado.

Fue entonces cuando el Magdeburg dio un paso adelante y el Leverkusen acabó pidiendo la prórroga. Leno tuvo que mandar a córner el centro-chut de Schiller. El córner lo iba a servir en corto el conjunto local y Hammann desde la frontal disparaba muy desviado. Sin embargo, la mejor ocasión la iban a tener los visitantes. Drmic botaba la falta lateral y Papadopoulos conectaba un testarazo que acabaría estrellándose en el larguero. Así pues, concluidos en empate los 90 minutos reglamentarios ambos conjuntos se preparaban para la prórroga.

Estasis final

El primer tiempo de la prórroga fueron 15 minutos en los que no pasó casi nada. Con el cansancio mental y físico haciendo mella en los jugadores , ambos conjuntos se dedicaron más a no encajar el gol de la derrota que a intentar marcar el de la victoria. Tan solo un cabezazo de Kiessling que no inquietó a Glinker y un centro que por poco se lo mete Leno en su portería fueron las ocasiones reseñables del primer tiempo.

El segundo tiempo fue todo lo contrario, el Magdeburg tomó la iniciativa. En una contra, Hebisch estuvo a punto de hacer el 2-1. Pero su disparo golpeaba en el larguero. Dos minutos después, Brandt haría estallar a todo el estadio con el 2-1. Tras una contra llevada brillantemente, el número 14 convertía un verdadero golazo. Lógicamente el equipo local se echó atrás a defender la histórica clasificación. Hasta que dos minutos después Papadopoulos enmudecía a todo el estadio tras rematar la falta lateral botada por Brandt.

Con empate a dos se llegó a los penaltis, donde Spahic erró el primer lanzamiento. Hammann, Kruse y Bankert convertían sus lanzamientos. Golazo de Toprak, quien no se puso nervioso, al igual que Puttkammer. Con 3-2 le llegaba el turno a Kiessling, Glinker desviaba el disparo y acababa pegando en el larguero. Hebisch podía abrir brecha pero Leno detenía el penalti. En el último penalti, Brandt metía el suyo y Leno volvía a parar el disparo para empatar la tanda. El que falló el penalti que podía haber dado la clasificación al Magdeburg no era otro que Brandt. Öztunali y Sowislo metían sus lanzamientos y se llegaba al séptimo. Jedvaj convertía el suyo y Leno pasaba de villano a héroe al parar el último penalti a Fuchs.