Sin duda alguna, el "Der Klassiker" de la Fecha 10 de la Bundesliga 2014-2015 deberá quedar almacenado en las hemerótecas del buen fútbol y en la memoria de los amantes del fútbol total y vertical. Como si de una final se tratase, Pep Guardiola y Jürgen Klopp mandaron al campo sus mejores partituras, una donde el Bayern tomaría el balón y se volcaría sobre Weindenfeller, mientras que el Dortmund esperaría en su terreno y daría sus zarpazos mortales a la contra. En ese contexto, ambos equipos dieron un auténtico recital de algo que puede catalogarse como un Metal Sinfónico, una tonada potente, vibrante y poderosa, pero melódicamente perfecta y con armonías técnicas que sobrepasan los níveles mortales de comprensión musical. Los goles de Lewandowski y Robbem remontaron el tanto de Reus y colocaron un 2-1 en el marcador que deja herido de muerte al Dortmund y pone al Bayern cada vez más cerca del cielo.

Pitazo inicial: comienza el concierto

En apenas ocho minutos el partido escribía sus partituras a un tempo descomunal y con una ejecución sublime que rayaba en la perfección.

Manuel Gräfe pitaba y el partido arrancaba. Con los sistemas bien definidos, el 4-5-1 de Klopp contra el 3-4-3 de Guardiola, más el ambiente de hostilidad con que fueron recibidos los borussers, el encuentro iniciaba a todo vapor cuando, al minuto uno, Lewandowski hacía su primera internada, pero era frenado por un omnipresente Hummels. Dos minutos después, Thomas Müller cambiaba de juego para Robben, quien enfilaba en diagonal pero su pase a Götze era cortado por Subotic. El voltaje del comienzo se encendería más cuando, al 5', Robben hacía una pared que Lahm devolvía de taco, acomodaba para su zurda y sacaba un disparo que rechazaba Weindenfeller y el larguero terminaba por enviar a tiro de esquina.

La respuesta dorada no se hizo esperar. Sobre minuto ocho, una gran jugada de Kagawa, retrocedido en el tiempo y devuelto a su mejor versión, cedía de taco por entre las piernas de Benatia para Mkhitaryan, quien enfilaba hacia puerta y, desde fuera de área, sacaba un derechazo potente que chocaba en el poste izquierdo de Neuer y salía por línea final. En apenas ocho minutos el partido escribía sus partituras a un tempo descomunal y con una ejecución sublime que rayaba en la perfección. Reus lo intentaba al 9' y Hummels se lo impedía a Lewandowski al 11', en lo que comenzaba a ser un partido de ir y venir en ambas puertas.

Al 12', un pase filtrado magistralmente por Boateng, encontraba a Müller quien punteaba el balón pero éste se iba totalmente desviado ante la mirada impotente de Weindenfeller. Luego, al 15', un centro de Robben encontraba a Müller quien, de volea, conectaba a marco pero Weindenfeller volvía a ser figura. El acoso del Bayern comenzaba a incrementarse y, al 22', una gran jugada colectiva, digna de enmarcarse en los mejores museos de arte futbolístico, Lahm, Götze, Lewandowski y Robben armaban un rondo en el área que terminaba en zurdazo del holandés y rechazo de Weindenfeller, quien comenzaba a erguirse como el enemigo mortal de los bávaros. El Bayern ahogaba al Dortmund, pero la velocidad de los dorados seguía siendo una amenaza.

El Dortmund comenzó a desempolvar su manual de contragolpe perfecto, teniendo a Reus como solista principal y a Aubameyang como metrónomo perfecto

Sin embargo, poco a poco, el Dortmund comenzó a desempolvar su manual de contragolpe perfecto, teniendo a Reus como solista principal y a Aubameyang como metrónomo perfecto. Es así como, al 28', una gran acción de contragolpe del gabonés, acaba en pase para Reus, quien burlaba fácilmente a Alonso y Lahm, enfilaba para enfrentar a Boateng, pero, para sorpresa bávara, cedía a la espalda de un Bernat apurado que nada pudo hacer ante la llegada de Aubameyang. Sin embargo, ahí estaba Neuer y, con el achique perfecto de su cuerpo, el guardameta exhibía sus mejores condiciones y rechazaba el disparo del atacante visitante

La jugada sería nada más el preámbulo del gol, ya que, al 30', un rechace de Hummels era prolongado de tacón y en el aire por Aubameyang para Reus en zona media. El alemán, inteligentemente, cedía de primera para la trepada del gabonés, en la que Xabi Alonso no pudo hacer nada al respecto. El delantero borusser llegaba a línea de fondo y mandaba un centro preciso que bañó a Boateng y encontró a Marco Reus, listo y puntal a la cita, para empujar el balón al fondo, ante la extrema lentitud de Benatia en el relevo. Nada pudo hacer Manuel Neuer, quien veía como su racha de imbatibilidad era rota en por su propio compañero de selección.

Reus celebra el tanto que rompe el invicto de Neuer en su portería. // (Foto de bvb.de)

Los hizo dejar la etiqueta y el arte clásico y los elevó al nivel supersónico de sus rivales. La mezcla sería sublime

Sin embargo, el gol, lejos de desmoronar al Bayern, resultó ser el impulso anímico que aceleró las revoluciones de los de Guardiola, los hizo dejar la etiqueta y el arte clásico y los elevó al nivel supersónico de sus rivales. La mezcla sería sublime. El arte mismo de la melodía guardiolista volvió a sacar sus matices rock de sus instintos más oscuros y, a partir del gol, el Bayern controló las acciones, golpeó continuamente al Dortmund y supo contener las contras de sus rivales en base a su propio ritmo acrecentado. En apenas dos minutos después del gol, Mülelr cabeceaba en el área y Weindenfeller, con lo último de sus guantes, mandaba el balón a córner sobre la línea de gol.

Luego, al 36', Robben enfilaba en diagonal por enésima vez, pero el guardameta borusser volvía a rechazar el intento del tulipán. Al 38', sin dar tregüa al rival, nuevamente Robben mandaba un pase magistral al centro, pero Lewandowski remataba al cuerpo de Weindenfeller. El acoso constante no cesó hasta el final del primer tiempo, uno donde el Dortmund sobrevivía en base a su efectividad y lo celestial de Weindenfeller en el arco. Sin embargo, la sensación de un Bayern voraz y destructivo dejaba en claro que Klopp debía mantener cohesionada su defensa, antes de pensar en atacar.

Control total y contragolpe gris

El segundo tiempo arrancaba con el ingreso de Subotic en lugar del lesionado Hummels, en un cambio que deteminaría el curso total del partido. Por su parte, el Bayern de Múnich ingresaba al mismo ritmo con que terminaba la primera parte y, en apenas el primer minuto, Xabi Alonso y Robben probaban ya la resistencia del divino Weindenfeller. Apenas un tiro lejano y sin peligro de Aubameyang era la tímida respuesta visitante que, sobre el 50', encontró en Lewandowski otro susto de muerte. Una fenomenal trepada de Benatia le permitió al marroquí centrar a primer palo para que Lewandowski, con su elegancia acostumbrada, bajara el balón de pecho, acomodara para su derecha, pero, con lo útlimo de su botín izquierdo, Roman Weindenfeller volvía a hacerla de verdugo y mandaba el intento a córner.

El gol impulsó más el ánimo del Bayern y trajo a la memoria del Dortmund todos sus viejos fantasmas de esta Bundesliga

Götze de derecha y Benatia en el córner volvían a poner en apuros al Dortmund, quien no reaccionaba en su fútbol y veía como el impulso anímico y el hambre vertical de la línea de tres de Guardiola bloqueaban todos sus intentos de contragolpe. Xabi Alonso se expandía en el campo y se complementaba con Lahm para obstruir y crear al unísono, formando un tándem onmipresente y omnipotente que no dejaba respirar a los de Klopp a la contra. Benatia, al 63', volvía a asustar de cabeza al Dortmund. Luego, al 68', Boateng centraba para Benatia quien, otra vez de cabeza, ponía los nervios de punta a Sokratis y su defensa.

Pero el gol llegaría y sería al 71', cuando, tras el ingreso de Ribéry, el francés se enchufó instantáneamente al partido y condujo el balón tras el robo de Müller. Su pase fue cortado a medias por Subotic, quien dejaba el rebote en las piernas de Lewandowski. El polaco, con el gen propio de los romperredes universales, apenas acomodó, se acercó un par de pasos al área y remató de zurda un balazo seco y a ras de piso que se coló en la base del poste izquierdo de Weindenfeller para poner la igualada en el marcador. El gol, gritado con toda el alma que exhumaban los aficionados en el Allianz Arena, impulsó más el ánimo del Bayern y trajo a la memoria del Dortmund todos sus viejos fantasmas de esta Bundesliga.

Lewandowski celebró el gol en honor a su padre. // (Foto de fcbayern.de)

Durm se convertía en una avenida abierta para Robben, Benatia y Lahm

Tras el empate, el Borussia Dortmund intentó poner peligro en la puerta de Neuer al contragolpe, pero Xabi Alonso, edificándose como enorme director de orquesta, anticipaba todos los intentos de Reus, Kagawa y Mkhitaryan. De igual forma, Alaba trepaba para sumar un tridente en zona media, dejando únicamente a Boateng como líbero y con Benatia como refuerzo por derecha de Robben. Bajo este esquema, el Bayern controló más el partido y comenzó a pasear el balón parar buscar un espacio en la defensa dorada, demasiado golpeada tras la salida de Hummels y que veía como Durm se convertía en una avenida abierta para Robben, Benatia y Lahm.

Guardiola exigía mayor presión arriba y mandaba a Pizarro para replantear su esquema con dos hombres en punta. Por su parte, Klopp sacaba a un desgastado Kagawa y a un absorbido Aubameyang, dando ingreso a la rudeza de Grosskreutz y al aire fresco de Adrián Ramos. Sin embargo, el resultado de los cambios vendría al 84' cuando, en una pérdide balón de Pizsczek y Subotic, le quedaba en los pies a Ribéry, quien enfilaba hacia puerta. Subotic, consciente de sus errores, intentaba frenarlo pero terminaba tomándolo de la camiseta y provocando el penal que Arjen Robben haría efectivo para cobrar la remontada y edificar una nueva victoria bávara ante su público y frente al acérrimo rival.

Lo último del partido se escribió con la desesperación del Dortmund y la frialdad bávara para manejar el resultado. Consciente de que no estaba ante un rival domable, los bávaros mantuvieron su presión asfixiante en zona defensiva del Dortmund, mientras que los dorados acortaban la cancha en base a balones largos para Ramos fungiendo de poste. Sin poseer llegadas claras, el Dortmund terminó sumando, incluso, a Weindenfeller en dos cobros de esquina y uno de falta, pero Neuer, Boateng y Benatia supieron mantener el control y sellar la victoria para los suyos. Con este resultado, el Bayern se mantiene como líder en solitario con 24 puntos, cuatro arriba del Wolfsburgo. Por su parte, Klopp y el Dortmund se hunden en el 16° lugar, con 7 puntos y a la espera de que el Friburgo no gane mañana para no enterrarlos en puestos de descensos directos.

Pero, más allá del resultado y de la tabla general, el partido de este día deberá quedar almacenado en la memoria de todos como las dos más grandes muestras de dos escuelas futbolísticas evolutivas y dinámicas. Tanto Klopp como Guardiola salieron a apostarle al fútbol y el gran ganador fue el espectador que pudo endulzar sus oídos con la frenética exquisitez de la melodía rockera de las dos mejores sinfonías alemanas. Partidazo digno de un "Der Klassiker".


VAVEL Logo
Sobre el autor
Jonathan Josué Laguán
Salvadoreño. Comunicación Social. Productor Radiofónico y Escritor Freelance. Coordinador Adjunto en Alemania VAVEL. Fútbol es Pasión y Vida. Dios es Todo.