La supervivencia siempre premia al más hábil y no al más fuerte. En toda la historia de la humanidad, solo aquellos capaces de adaptarse a los cambios en su entorno son los que encuentra la permanencia de su especie y sobreviven a la extinción. Este día, en el Commerzbank-Arena, el Bayern de Múnich elevó a su máximo expresión el axioma evolutista y se impusó 0-4 ante un Eintracht de Frankfurt que le dio problemas a base de fuerza, potencia física e ímpetu de espíritu, pero que fue víctima de sus propios errores infantiles en defensa. La tarde mágica de Thomas Müller, llave dorada para los bávaros ante la presión física de sus rivales, sumado al exceso de revoluciones de unas águilas muy enfocadas pero poco concentradas, fueron la combinación perfecta para que los bávaros mantengan la punta, el invicto y el tren arrollador en Bundesliga.
Poderío físico para contrarrestrar la ópera preciosista
El partido fue claro desde el comienzo. Schaaf, consciente de la superioridad técnica de sus rivales, mandó al campo un equipo lleno de orgullo, amor propio y voluntad total para pelear cada balón. Sumado a eso, la baja de Alaba en el fondo de la zaga, marcó el ingreso de Dante, un hombre tosco y poco fino con el balón, lo cual dificultaba el traslado desde el fondo en la salida. Es así como, en un inicio vertiginoso, en apenas un minuto las cosas quedaban claras. Un balón filtrado por Götze a Müller encontraba a la defensa local adelantada, pero el centro del atacante no encontró a Lewandowski, quien se pasó de largo y no pudo empujar el balón al fondo de la red.
La baja de Alaba en el fondo de la zaga, marcó el ingreso de Dante, un hombre tosco y poco fino con el balón
La respuesta local no se hizo esperar y, en la siguiente jugada, Meier ganaba el balón a base de fuerza en la salida de Lahm, pero su disparo salía totalmente desviado de la puerta de Neuer. A partir de ese momento, el duelo comenzó a ser evidente en zona de salida del Bayern. Meier, Aigner y Seferovic se abrían para presionar a Boateng y Dante en la salida, mientras que Medojevic y Hasebe corrían tras Xabi Alonso y Lahm para no dejarles un tránsito tranquilo. Esto derivó en pocas acciones de gol y en un Bayern que recurría a balones largos que mermaban su mejor pegada en ofensiva.
La única jugada de peligro en ese tramo del partido llegó por un cobro de falta de Hasebe que, en doble cabezazo, Meier y Aigner desperdiciaron solos ante Neuer. Sobre minuto 15, Alonso cobraba largo una falta pero la prolongación de cabeza de Müller llegaba tranquilamente a manos del meta local. El partido se diluía en intentos de salida del Bayern y la presión fuerte del Frankfurt hasta que, al 22', una quirúrgica pared entre Ribéry y Lewandowski le permitió al francés escaparse por la izquierda, centrar al área y encontrar a un Thomas Müller que empujó el balón a dos tiempos para abrir el marcador.
El gol, propio del preciosismo del Bayern, era la muestra que, con una mayor astucia, los bávaros podían sobrepasar la barrera física de las águilas. Así fue como, en base a trazos largos de Alonso a la espalda de los defensas, Müller, Götze y Ribéry intentaron penetrar la defensa, pero sus centros no encontraron bien ubicado a un Lewandowski que no vivía su mejor tarde. Además, sobre minuto 30, el partido volvió a caer en un vaiván de faltas que era más producto del empuje del Frankfurt, quien lograba atraer al Bayern al juego físico y rocoso, un área donde la filarmónica de Múnich pierde sus virtudes y se ve completamente disminuida.
El gol, propio del preciosismo del Bayern, era la muestra que, con una mayor astucia, los bávaros podían sobrepasar la barrera física de las águilas
Las emociones volvieron cerca del final cuando, al 40', tras una mano de Ribéry en la salida al contragolpe del Bayern, Meier se paró para cobrar la falta al borde del área. La doble jugada elaborada con Aigner encontraba a un Meier que aprovechó el hueco que se abrió en la barrera para meter un zapatazo esquinado y a media altura que Manuel Neuer, excelso como siempre, mandó a tiro de esquina sin problema alguno.
Acto seguido, Bernat trepaba por la izquierda y mandaba un centro a segundo palo que Lewandowski, inexplicablemtne, no podía controlar y permitía que el balón saliera por línea final. Con esa jugada acababa el primer tiempo, donde el Bayern había mostrado el camino a seguir para derrumbar la fortaleza física, loable desde todo punto de vista, de un Eintracht que se negaba a ser presa fácil del todopoderoso equipo bávaro y que ponía resistencia con su mejor arma: el poder del músculo y la presión total sobre los ejes de juego muniqueses.
Mente sobre Cuerpo
El segundo tiempo, sin cambios en ambos equipos, abría de la misma forma en que cerraba el primero. Con el pitazo inicial, como buenos perros de caza, los hombres de Thomas Schaff se fueron, con dientes afilados, sobre cada uno de los conductores del Bayern y, en apenas dos minutos, acumularon seis faltas sobre Alonso, Lahm y Götze. En todo el arranque del complemento, la jugada de mayor peligro fue un centro largo de Oczipka que Meier cabeceó a la espalda de Bernat, aunque todo el estadio, Thomas Schaaf incluido, reclamaron fuertemente la posibilidad de un penal que era inexistente.
El Bayern, por su parte, agobiado por el físico de los rivales, comenzó a buscar acelerar el toque y a crear plataformas más cortas de lanzamiento
El partido era duro, tosco y totalmente en le terreno táctico que el Frnakfurt quería. El Bayern, por su parte, agobiado por el físico de los rivales, comenzó a buscar acelerar el toque y a crear plataformas más cortas de lanzamiento. Los de Guardiola empezaron a formar pequeños rondos en el centro del campo y así lograron aminorar la presión del rival. Sin embargo, en ese mismo movimiento se percataron de donde podría estar la llave para destrabar y definir el partido en su favor.
Es así como, al 63', en un momento de toques de balón del Bayern, toda la línea defensiva del Eintracht se adelantaba casi a mediocampo para buscar anticipar el circuito de pases de Alonso y Lahm. Pero, la viveza por encima del músculo, Lahm cuchareó el esférico para Ribéry, quien se escondió a la espalda de Oczipka, trepó con el control orientado y cedió el balón para la llegada de Thomas Müller por segundo poste quien tocó al lado contrario de la salida de Wiedwald y firmó el segundo gol del partido. Con dicho golpe, el Bayern mostraba la astucia total de su juego: ante la presión y potencia física de sus rivales, ellos revertían la situación con toques sutiles y la rapidez mental propia de quienes se acostumbran a maniobrar con el balón en los pies en situaciones difíciles.
El golpe fue duro para el Frankfurt, pero, como buen depredador de primer nivel, el Bayern no se quedó corto y, al 66', volvió a aprovechar los espacios largos en la zona baja de los águilas. Mario Götze controló el balón sobre tres cuartos de cancha y cedió en diagonal externa para Müller, quien aguantó la presión de Anderson y tocó por debajo de la salida de Wiedwald para firmar su hat-trick y el sello en el marcador. En tres minutos el Bayern transformaba la rudeza del Eintracht en su propia debilidad. La forma en como los hombres de Schaaf se volcaron a asfixiar a sus rivales terminó siendo la cruz en la que colgaron sus esperanzas de dar la sorpresas ante el líder del torneo local.
Con el 0-3 en el marcador, el esplendor físico de las águilas se acabó. Disminuyendo su ritmo, los locales entraron en el hipnótico traslado del balón del Bayern donde, como inspirado por sus compañeros, el propio Neuer tuvo tiempo de lucirse con un tacón y un autopase en sus típicas salidas de área. Guardiola le dio paso a Robben y Rode, ex jugador del Frankfurt, para oxigenar sus piezas, mientras que Shaqiri llegó para aprovechar todavía más los espacios que los dueños de casa le dejaban a sus contrincantes. Sobre minuto 72, Müller le ganaba la espalda a Russ, pero Anderson llegaba oportuno al recorte enviando el servicio a córner.
Disminuyendo su ritmo, los locales entraron en el hipnótico traslado del balón del Bayern
Robben lo intentaba al 78', pero Wiedwald rechazaba el zurdazo potente del holandés. Luego, al 82', Robben volvía a escaparse sobre el centro, pero Medojevic se multiplicaba y lograba cortar la acción donde el guardameta águila lucía ya vencido. Sin embargo, el golpe final llegó al 85' por intermedio de Shaqiri. La jugada nace con un pase filtrado de Götze para Robben, quien quiso regatear a Wiedwald, pero el arquero reaccionaba a tiempo. Sin embargo, el extremo tulipán retomaba el balón y cedía hacia atrás para un Rode que toco raso al área y Shaqiri solo tuvo que empujar el balón a la red para sellar el marcador con la cuarta hoja del trébol.
Con el marcador en la bolsa, solo Robben, al 89', tuvo un intento más a puerta, pero, por lo demás, el Bayern se dedicó a pasear el balón y esperar el pitazo de Florian Meyer para cerrar el partido. Con la victoria de este día, los bávaros llegan a 27 puntos y mantienen la categoría de equipo invicto que comparten con el Borussia Mönchengladbach. De igual forma, el combinado de Guardiola mantiene la punta de la tabla general, siete puntos arriba del Gladbach y el Wolfsburgo y a la espera de lo que ambos equipos hagan el día de mañana en el cierre de la jornada.