Muy mal habían comenzado las cosas para el Werder Bremen esta campaña. Era el peor inicio en la historia del club y todas las miradas recaían sobre Robin Dutt. Había firmado por el equipo verdiblanco sustituyendo, tras 14 años en el cargo, a toda una leyenda: Thomas Schaaf.

La tarea, indudablemente no era fácil. Atrás quedaba el entrenador que había llevado al equipo a ganar una Bundesliga, tres copas y una Supercopa de Alemania. Además de otros tantos títulos como jugador. Toda una carrera entregada al conjunto del noroeste de Alemania. La afición lo adoraba.

Robin Dutt arrancaba bien en el campeonato, pero su trayectoria fue de más a menos, y al final de la temporada 2013-2014 el equipo terminó instalado en la zona templada de la clasificación, sin llegar a peligrar realmente por descender, pero a demasiados puntos de la zona alta. Y en la temporada actual la cosa comenzaba aun peor: en nueve jornadas disputadas, tan solo cuatro puntos, y ninguna victoria, lo que provocó su destitución.

Los malos resultados provocaron la salida de Dutt. | Foto: kicker.de

Buen arranque de Skripknik

No había ninguna duda. La solución tenía que estar en casa, como en su día estuvo con Schaaf, y el elegido era Viktor Skripnik, ucraniano y ligado al club desde 2004, y hasta entonces entrenador del segundo equipo, tras haber pasado por las categorías inferiores.

Su inicio no ha podido ser mejor, y cuenta sus tres primeros partidos con victorias, además de dejar buenas sensaciones en lo que a juego se refiere. No le ha dado un nuevo impulso a las ideas futbolísticas que conocemos ni ha inventado nada, pero ha sabido inculcar en sus jugadores unas pautas que el equipo está llevando a rajatabla y que le están otorgando una identidad propia, carente hasta su llegada.

Unas pautas muy claras en ataque

El equipo parte con un 4-4-2, con un rombo en el centro del campo y dejando las bandas para los laterales. La idea es salir jugando desde atrás, por lo que el pivote, presumiblemente Kroos, siempre llega a recibir cerca de los centrales. Él es el que marca el inicio de las jugadas, aunque las veces en las que una marca cercana no le permite hacerlo, es el interior derecho, el capitán Fritz, el que ocupa el hueco libre a su espalda. Y en el momento en el que uno de estos dos jugadores recibe la pelota, el resto inician los desmarques.

Foto: sharemytactics.com.

Los laterales, siempre muy abiertos, agrandan el campo, esperando el momento en el que el carril quede libre para hacer gala de su buen físico y avanzar terreno esperando un desplazamiento. Además, uno de los dos delanteros, el más móvil, tiene tendencia a caerse a uno de los costados. Estas jugadas, en las que el balón llega a la banda, suele terminar con un centro, al que llegan varios hombres a rematar.

Varios jugadores llegan siempre al remate. | Foto: Roberto Prieto

El otro delantero, que suele ser Franco Di Santo, tiene dos instrucciones bien marcadas: venir a recibir en corto, dejando un hueco a la espalda que aprovecha el mediapunta, dotado de una enorme libertad táctica en ataque, o entrar al remate de un posible centro.

Di Santo baja a recibir y el mediapunta va a ocupar el espacio libre. | Foto: Roberto Prieto

Peligrosos a balón parado

Skripnik ha demostrado que no deja nada al azar, y en el poco tiempo que lleva en el club, el balón parado ha pasado a ser una de sus bazas en ataque. Muestra de ello, la victoria por dos a cero en casa frente al Stuttgart. Los dos goles del equipo llegaron desde el córner. En el primero, Prödl remataba a placer con la cabeza al borde del área pequeña. En el segundo, cuando todos sus rivales esperaban de nuevo un centro al corazón del área y seguían a sus marcas, un bloqueo de Di Santo permitió a Bartels recibir un balón raso por detrás del punto de penalti, en una zona completamente libre. El centrocampista, con un toque, la puso pegada al palo.

Jugada del 2-0 frente al Stuttgart. | Foto: Roberto Prieto

No sufrir contras, la asignatura pendiente

Una de las tareas que más trabajo le darán a Skripnik serán las transiciones ataque-defensa. El equipo sufre al replegarse cuando el rival sale al contragolpe. Al ser tan dinámicos en ataque, muchas veces sus jugadores se encuentran fuera de posición, por lo que una vuelta tras pérdida se antoja complicada. En este apartado, las figuras de Felix Kroos y del capitán Clemens Fritz son imprescindibles, ya que son los jugadores que sostienen el esqueleto del equipo y que rara vez pierden la posición. Además de estar dotados de un gran sentido táctico, intuyen el momento en el que cortar el ataque rival con las llamadas faltas tácticas.

Foto: sharemytactics.com

Si el ataque parte de un inicio lento del rival, normalmente no hay ningún problema. El equipo se sitúa con dos líneas de cuatro muy marcadas, que basculan al son que marca el balón en poder del equipo contrario, y los dos delanteros, escalonados, por delante. Uno de ellos (Di Santo) trata de cerrar huecos por el centro, y el otro cae de lado a lado y elige el momento de ahogar al rival en una de las bandas. Cuando él inicia la presión, el lateral de esa banda, y el medio más cercano dan un paso hacia el balón y cierran al rival para provocar la pérdida.

No cabe duda de que todos los inicios son complicados, pero comenzar con victorias y buenas sensaciones es aun más difícil si cabe. Aun queda mucho camino por recorrer, pero Viktor Skripnik se perfila como el conductor idóneo para marcar el sendero que han de seguir estos jugadores. Si hace 15 años era Schaaf el que arrancaba lo que sería una época gloriosa en Bremen, ¿por qué no iba a serlo esta vez otro hombre de la casa?

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Sobre el autor
Roberto Prieto
Veo, leo y escribo todo lo relacionado con el mundo del fútbol. Jugador y entrenador.