Probablemente, un aficionado del F.C. Augsburg no olvidará jamás el año que su equipo ha realizado en la Bundesliga. Acabó la temporada pasada como octavo clasificado, y esta temporada marcha actualmente en puestos de Liga de Campeones. Sin duda, una bendición para los bávaros, que esperan repetir la hazaña en 2015.

Primera parte: consolidación en Primera

Tras volver del parón invernal como octavos, la intención era clara: no desmoronar el buen papel realizado en el primer tramo de la temporada y continuar la tendencia positiva, alejándose así de los habituales puestos de descenso. Markus Weinzierl, el entrnador del equipo, se encargó de darle esa estabilidad y fiabilidad, con una plantilla en la que destacaban nombres como Altintop, Vogt, Molders o, sobre todo, André Hahn, que luego se marcharía traspasado a Mönchengladbach.

Y el año no empezaría mejor, por qué no podía. Con complicadas visitas al Mercedes Benz-Arena y, sobre todo, al Signal Iduna Park, y con la llegada del Bremen al SGL Arena se preveía que la buena racha acabaría ahí. Un empate (2-2) ante el Dortmund y rotundas victorias en Stuttgart (1-4) y ante el Bremen (3-1) hicieron creer a la plantilla de que Europa no era un sueño lejano. La derrota en casa ante el Núremberg bajaría una planta al equipo en el ascensor de los sueños (0-1), pero volvería a subir tras dar una exhibición de fútbol en Friburgo y ganar 2-4. Así terminaría febrero.

Marzo sería el mes más complicado en cuanto a calendario: duras visitas a Mönchengladbach y Wolfsburgo, además de recibir a Schalke y Hannover. A pesar de la callosidad de sus encuentros, se puede decir que los afrontó de manera notable. Ganó en Mönchengladbach por 1-2, y empató a 1 ante Wolfsburgo y Hannover. Aun así, el Schalke se llevaría los tres puntos en Augsburgo. El equipo seguía vivo en la lucha por Europa, pero finalizó marzo con derrotas claras ante Leverkusen (1-3) y, la que más daño hizo, Mainz (3-0). Dañó a sus aspiraciones, puesto que el Mainz era un rival directo por Europa. Era tan trascendente ese encuentro, que si el equipo de Weinzierl hubiese conseguido los tres puntos hubiese jugado la UEFA Europa League.

La derrota en Maguncia fue crónica, con gol absurdo incluido. Foto: EPA

Abril. Que gran mes es abril. Y sobre todo, el 5 de abril. Para los bávaros que siguen al Bayern o al Núremberg, este día es uno como otro cualquiera. Para los bávaros que siguen al Augsburgo, esta fecha está marcada en sus memorias de hincha con rotulador rojo. Y lo sería, por qué ese día el Augsburgo, con mucha garra y ante un Bayern ya campeón, consiguió la épica y ganó a los vecinos con un gol de Mölders. Los rotweiss, sin embargo, no tuvieron una buena racha inmediata ante tal histórico resultado. Derrota en Hoffenheim, empate ante el Hertha y victoria ante el Hamburgo. El objetivo estaba muy difícil, pero era posible. Había que ganar los dos partidos que restaban en mayo y esperar pleno de derrotas del Mainz.

Sascha Mölders voló ante el Bayern. Foto: EPA

A pesar de rozar una clasificación histórica a Europa, no se logró

La derrota en el Borussia-Park del Mainz en la penúltima jornada obligaba al Augsburgo a ganar en Braunchsweig ante un rival que se jugaba sus últimas opciones de salvación. Con 0-0, Raúl Bobadilla marcaba en el 94´ el gol que dejaba con opciones a los visitantes, dejando el marcador en 0-1. Los bávaros tenían que esperar un favor del Hamburgo, en forma de empate o victoria, para clasificarse para Europa. Consiguió la victoria en casa por 2-1 ante el Frankfurt, pero el Hamburgo no pudo en Maguncia, a pesar de pelear el resultado. Fin a una temporada redonda, que pudo haber sido aún más histórica.

Segunda parte: que siga la alegría

Y sigue el estado de felicidad consumado en la ciudad bávara. A pesar de tener que vender a jugadores clave como Hahn o Vogt, se supo reforzar con futbolistas de la talla de Matavz o Djurdjic. Aunque las cosas no empezaron como se esperaba. En las dos primeras jornadas, dos derrotas en Hoffenheim, el campo maldito de los rotweiss (2-0) y ante el Dortmund en casa (2-3).

No obstante, era un espejismo. Tras esto, logró 9 puntos de 12 posibles, perdiendo solo un partido lógico en Leverkusen. El resto, victorias en Frankfurt (0-1) y en casa ante el Hertha (1-0) y Werder Bremen (4-2). Así acababa septiembre, y en octubre tendría un tramo de partidos muy parecido al que tuvo en marzo de este mismo año, con los mismos rivales sol oque cambiando al Mainz por el Hannover y el Gladbach por el Friburgo. Aquí se compensaría la racha anterior, pues se computaron a favor tres puntos de 12 posibles, ante el Friburgo en casa. Al equipo le faltaba por coger la carrerilla total, pero la irregularidad general de la Bundesliga le hacía estar arriba.

Y ese arranque definitivo lo haría en noviembre, sumando 12 de 12 ante Paderborn (3-0), Stuttgart (0-1), Hamburgo (3-1) y Colonia (1-2). En este periodo, el equipo incluso se colocó tercero, su mejor puesto en la tabla en toda su historia en la Bundesliga. El Bayern de Múnich se tomaría la venganza de lo ocurrido la temporada pasada y ganaría 0-4, y el Hannover se impondría en casa. A pesar de estas dos derrotas, la gran victoria ante el Mönchengladbah aportaría una moral increíble al equipo al cerrar el año. Un periplo que acaba con los bávaro sextos en la tabla, igualados con el quinto y el cuarto y a un punto del Leverkusen, que es tercero. Sin duda, felicidad consumada.

No todo serían buenas noticias en 2014. El hasta este año presidente de los bávaros, Walther Seinsch, dimitió tras 14 años de mandato, de forma sorpresiva antes de la última junta de accionistas, alegando motivos de salud. Pero el año, sin duda, ha sonreído al Augsburgo.

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Sobre el autor
Luis Calabor Nuñez
Apasionado del fútbol internacional y de Europa en general. Del Athletic, Tottenham, Wigan y Hamburgo. ¡Ganas de llegar lejos!