Comenzaron 2014 los suevos en una posición cómoda en liga, a seis puntos de puestos que otorgaban la clasificación continental y con el suficiente colchón por debajo para confiar en algo de renombre. Sin otros compromisos, puesto que estaban eliminados de Europa y de la Copa, ya solamente quedaba centrarse en el campeonato doméstico y lograr la mejor clasificación posible.

Schneider a la deriva

Thomas Schneider, que se había estrenado como técnico esta misma temporada en el banquillo del equipo en el que había transcurrido la mayoría de su carrera como profesional, no tuvo, ni mucho menos un buen comienzo de año. Contó sus primeros siete encuentros con derrotas, y el equipo carecía de identidad propia, por lo que nada hacía prever un cambio de rumbo. Su octavo y último encuentro al mando del equipo, enfrentaba al Stuttgart como local, frente al por entonces colista, Eintracht de Braunschweig. Pese a comenzar perdiendo los locales, el partido dio un vuelco a la media hora. Los goles de Maxim y Harnik lograron dar la vuelta al encuentro. Una ligera esperanza sobrevolaba el cielo del Mercedes-Benz Arena, parecía posible redirigir el rumbo y salir de la nefasta racha en la que estaban metidos, pero un gol de Bicakcic a menos de diez minutos del final echó por tierra todo tipo de ilusión. Empate a doses que propiciaría la salida del técnico de Rheinhausen al que el 2014 se le estaba haciendo cuesta arriba.

Salvador Stevens, primera parte

El banquillo del Stuttgart no estaría huérfano por mucho tiempo, ya que una semana después del trágico partido frente al Braunschweig, el holandés Huub Stevens sería el encargado de lograr el único objetivo que a esas alturas se planteaba el club: la salvación. Solamente unos días después de su destitución en el PAOK griego, pese a tener al equipo segundo en la tabla, Stevens regresaba al fútbol alemán tras haber dirigido en etapas anteriores a Schalke, Hertha de Berlín, Colonia y Hamburgo.

En su estreno no lograba pasar del empate en Bremen y el equipo caía peligrosamente a las posiciones de descenso directo, pero poco a poco el equipo fue consiguiendo resultados positivos, y pese a las enormes lagunas defensivas a las que terminaron por acostumbrarse sus hinchas, lograron asomar la cabeza y abandonar la zona peligrosa de la calcificación, logrando mantener la distancia con los tres últimos clasificados, logrando por lo tanto la salvación matemática algunas jornadas antes del fin de la competición.

Regreso del héroe de 2007

Pese a lograr la salvación, Stevens daría paso al último gran héroe del Stuttgart. Armin Veh, que ya había dirigido al equipo y logrado el título de campeón de la Bundesliga en 2007 y la Copa Intertoto en 2008, volvía a sentarse en el banquillo del Mercedes-Benz Arena.

En el verano, el equipo perdía a algunos jugadores, entre los que, Adama Traoré aparte, no se encontraba ninguna baja importante. En cambio se conseguía ilusionar a la afición con la contratación de Kostic (Groningen), Ginczek y Hlousek (Nurnberg), Klein (RB Salzburgo) y la cesión del español Oriol Romeu (Chelsea). Nombres que invitaban a confiar en un salto de calidad de la plantilla.

Pese a todo ello, un mal comienzo, con el equipo sumido en la parte baja de la tabla, no recordaba para nada a aquel equipo que se había dado a conocer por media Europa con Khedira o Hitzlsperger como algunas de sus figuras.

Solamente dos victorias en las doce primeras jornadas de liga, y una traumática eliminación de DFB-Pokal frente al Bochum (2-0) hicieron que el anteriormente laureado técnico alemán Armin Veh, decidiera poner fin a su segunda etapa en el club. Sabía que era la hora de decir adiós y ser honesto con la directiva y los aficionados. El equipo era colista, y el nivel defensivo mostrado hasta la fecha no permitía emocionarse con salir del pozo.

Salvador Stevens, segunda parte

Algunos dicen que segundas partes nunca fueron buenas, pero aun así la directiva del Stuttgart decidió otorgarle nuevamente las riendas del equipo al holandés Huub Stevens.

Su carta de presentación en la temporada fue un rotundo 1-4 en casa del Friburgo, con una defensa que mostró un nivel aceptable, y ofreciendo el equipo un auténtico recital al contraataque. La luz al final del túnel aparecía de nuevo.

Pese a caer en su segundo encuentro como locales frente al Schalke, logró no caer en ningún encuentro más en lo que restaba de año, por lo que terminó 2014 con 17 puntos, fuera de puestos de descenso, y aunque el margen de mejora, sobre todo en defensa, es enrome, el equipo terminó mostrando síntomas de poder alcanzar una identidad propia y reconocible. Solamente la segunda vuelta y el año 2015 tendrán la respuesta.

Nombres propios

El año 2014 ha dejado en el Stuttgart algunos nombres propios que convendría destacar.

Huub Stevens

El técnico holandés ha sido sin duda el gran líder desde el banquillo, logrando los puntos necesarios para salvar al equipo en la temporada 2013-2014, y redirigiendo el rumbo en la 2014-2015. Sus números dan muestra de lo que puede conseguir con el equipo si consigue una continuidad que no tuvo a principios de año.

Foto: Roberto Prieto

Martin Harnik

Ha sido el hombre gol del equipo en 2014. Su intensidad, sus explosivas salidas a la contra y su capacidad para generar ocasiones han logrado que el delantero austriaco haya sido el máximo artillero del conjunto suevo. Pese a no ser unas cifras para nada sorprendentes, podrían ir a más si el equipo continúa puliendo este juego de contraataque que tanto le beneficia.

Foto: Roberto Prieto