Con la Champions League en el punto de mira, Schalke 04 y Borussia Mönchengladbach se veían las caras en el primer partido de la jornada veinte. El Schalke llegaba crecido tras su gran partido ante el Bayern de Múnich, mientras que el Gladbach llegaba con dos victorias a sus espaldas, ambas patrocinadas por Patrick Herrmann, pero aún con cierta espesez tras el parón invernal.

Inicio con susto

El partido de la jornada empezó con susto, ya que se retrasó diez minutos el inicio por una supuesta amenaza de bomba, según informaba el director general del equipo minero Horst Heldt. La novedad en el once del Schalke, pero no sorpresa, fue la presencia del jovencísimo guardameta Timon Wellenreuther, tercer portero de la plantilla. En el Gladbach, Favre dejó a Kramer en el banquillo para meter más profundidad al juego con Thorgan Hazard.

Los locales salieron a por todas. Con una defensa muy adelantada, un Gladbach espeso no era capaz de pasar de la zona de tres cuartos. A los diez minutos de partido, tras una pérdida en el borde del área, Kevin-Prince Boateng metía un centro medido desde la derecha que Barnetta remataba sólo llegando desde atrás para poner el 1-0 en el marcador.

El Gladbach tomó el control, pero esto no se transformó en ocasiones. El partido se volvió soso tras el gol. El Schalke aguantó bien las intentonas constantes de los 'potros', que llegaron al descanso desfondados y sin ideas.

Más de lo mismo

La segunda parte no cambió el feo aspecto del partido. El autobús defensivo planteado por Di Matteo impedía cualquier acción de peligro de un Borussia Mönchengladbach muy previsible. Herrmann y Xhaka fueron los más activos, pero sus balones no llegaron al área y las estadísticas así lo decían. Llegado el minuto 75, Wellenreuther únicamente había tenido que intervenir una vez.

Traore y Hrgota no consiguieron cambiar la cara al Gladbach Pocos minutos antes, Boateng tuvo una ocasión de oro para cerrar el partido, cuando un muy atento Choupo-Moting robó un balón en las cercanías del área y le regaló un pase de la muerte que acabaría finalmente en córner. Las entradas de Ibrahima Traore y Branimir Hrgota no consiguieron cambiar la cara a un Gladbach que acabó sucumbiendo en el Veltins-Arena.

Con el pitido final, el Schalke se llevó un partido en el que hizo poco en ataque, pero supo defender para llevarse los tres puntos. Con este resultado los mineros confirman su gran estado de forma tras el parón invernal, que le colocan en el tercer puesto de la clasificación.