Cumpliendo con las expectativas, Werder Bremen y Wolfsburgo saltaron al campo sin reservas, y nunca mejor dicho, pues no se dejaron nada en el tintero: intensidad, viveza, ocasiones, goles… dando todo lo propio de un duelo entre los dos equipos más en forma en esta segunda vuelta de la Bundesliga. A pesar de que se esperaba un compendio emocionante, pocos habrían llegado a prever que trascurridos no más de 25 minutos de partido, el contador ya habría sumado un total de cinco goles. Dicho festival de tantos lo inició el Werder Bremen, cuando a los 8 minutos de partido Öztunali, que había dejado atrás a Schäfer, mandó un pase desde la línea de fondo a Junuzovic, quien recibió el balón dentro del área y marcó desde la línea de penalti.

Toma y daca

No le duró mucho la alegría a los locales, pues en la siguiente jugada de ataque de los lobos, Caligiuri, con el interior de la pierna izquierda, transformaba un mal despeje de Wolf en el empate para los suyos. El encuentro tomó un carácter vibrante, ambos equipos se alternaban las ocasiones en un “toma y daca continuo”, más propio de un partido de baloncesto que de fútbol. Velocidad y ritmo marcaron el compás de la primera parte. Tanto una como otra escuadra estaban volcadas en el ataque, lo que propició una hemorragia defensiva en ambas zagas.

Las escuadras estaban volcadas en el ataque, lo que propició una hemorragia defensiva en ambas zagasEsta situación se vio reflejada en el tercer gol del encuentro, en el cual, un fallo a la limón entre Vierinha y Klose permitió que Di Santo se quedara solo dentro del área, dejando a merced de su remate tras el centro de Öztunali. Los verdiblancos volvían a adelantarse en el marcador. Pero enfrente se encontraba el Wolfsburgo que, si combina su carácter competitivo con la calidad de su ofensiva, puede de nuevo empatar el partido sin tan siquiera despeinarse. Y así fue, apenas unos segundos después de que el balón volviera a rodar en el centro del campo, Arnold se adelantó a Prodl de cabeza para volver a poner el marcador en tablas.

A pesar de remontar el encuentro por segunda vez, al Wolfsburgo se hallaba un tanto desubicado, demostrando una necesidad imperiosa de bajar un par de revoluciones el partido. Los lobos achacaron el cansancio propio de la resaca europea, cansancio que se manifestó notablemente en las transiciones defensivas, pues a los de Hecking les costaba Dios y ayuda recuperar tras perder el cuero.

Guerra fría

Los verdiblancos generaron bastantes problemas en el contraataqueLos locales aprovecharon los minutos de debilidad de “Die Wolfs”, y en una jugada a balón parado, Kroos realizó un potente chut desde los tres cuartos de campo que, a pesar de ir algo desviado, se coló entre las piernas de Vierinha, introduciéndose en la portería. Al filo del descanso, el Wolfsburgo consiguió contemporizar el partido, retrasando la posición del Werder Bremen, que se metió en su campo. Aun así, las dificultades de los lobos a la hora de recuperar el cuero les seguía pasando factura y los verdiblancos generaban bastantes problemas cada vez que salían al contraataque. Selke la tuvo en uno de estos contraataques, pero el balón se marchó desviado, y ya no hubo tiempo para más.

Aires renovados

El devenir del segundo tiempo no distó mucho de lo acontecido en los primeros compases de partido, sólo que esta vez la balanza se decantó por los visitantes. El descanso, tomar aire, la charla de Hecking… no se puede saber lo que sucedió con exactitud, lo único seguro es que el Wolfsburgo se plantó en la segunda mitad con otro aire en el cuerpo. Los lobos, tan perdidos durante el primer tiempo, se encontraron. Este cambio de actitud se mostró desde el minuto uno, y lo cierto es que los de Hecking no necesitaron mucho más tiempo para darle la vuelta al marcador.

Tras cinco minutos de juego el partido dio un giro de 180 gradosTres minutos después del pitido que marcaba el inicio de la segunda parte Dost ya se había encargado de volver a meter a su equipo en el encuentro. Tras una buena combinación con de Bruyne, el holandés hacia el empate para los lobos, mostrando así la intención de los suyos de entrar de lleno en el partido. El Werder Bremen no había tenido tiempo a recomponerse cuando la dupla de delanteros de la Wolfswagen repetían la hazaña. Poco después Caligiuri hacia lo propio para sentenciar el partido, tras una gran encarada de Dost, que regala el tiro al ex del Friburgo, dando así un giro de 180 grados al marcador en apenas cinco minutos de juego.

Tocado y hundido

Tras el 3-5, los lobos se hicieron con el tiempo y el espacio del partido, aguantaron el esférico e incluso generaron alguna que otra ocasión. Los verdiblancos, por su parte, se desdibujaron, incapaces de situarse de nuevo en el encuentro. A partir del último cuarto, el Wolfsburgo, como era de esperar, dio un paso atrás, otorgando el protagonismo al Werder Bremen. A pesar de que los locales contaban con el dominio del esférico, para aquel entonces los de Heking ya estaban muy bien parapetados, por lo que los de Skrypnyk no fueron capaces generar una sola ocasión de gol. Varios centros al área y un par de jugadas a balón parado fueron los únicos intentos en vano que tuvieron los locales. A los lobos no les fue difícil solventar las tímidas intentonas de los verdiblancos para acceder a su portería, y estos últimos, entre intento fallido e intento fallido, vieron como se les escapaba un partido que, durante lo que fue un atisbo de tiempo, habían tenido en sus manos.