Aún metido en la nube tras su apabullante victoria ante el máximo rival en el Revierderby, el Borussia Dortmund retomaba una de las competiciones que, a tenor de como está desarrollando, mayor interés puede tener a día de hoy para el cuadro aurinegro. Y es que, con los puestos europeos aún lejos, la DFB Pokal se presenta como una de las grandes bazas de los borussers no solo para jugar en Europa, sino para ganar algún título en la presenta campaña. Para seguir vivos en dicha competición, tocaba derrotar a un Dynamo Dresden que, tras un inicio dubitativo, viene protagonizando una de sus mejores campañas en los últimos años, siendo incluso verdugo del Schalke en la primera ronda.

¿Otra vez Marco?

Un estadio lleno hasta la bandera, al que se sumó un terreno de juego en condiciones mejorables, fue la afectuosa carta de bienvenida del Dyamo Dresden a su glamuroso rival. Una carta de bienvenida que marcó el inicio de un encuentro que, tras unos primeros compases de dominio borusser algo estéril, trajo consigo una de las notas más destacadas de la primera mitad. Cuando apenas pasaban 15 minutos de juego, Marco Reus sufrió un golpe en su tobillo y tuvo que ser sustituido por el armenio Mkhitaryan. De nuevo, la suerte parecía ser esquiva con los de la cuenca del Ruhr. De nuevo, las alarmas saltaban en un club, que en el transcurrir de los minutos sin su estrella, demostró estar altamente afectado por la preocupante noticia.

Marco Reus sufrió un golpe en su tobillo y tuvo que ser sustituido por el armenio Mkhitaryan

Tanto que, solo tres días después de una de las mayores exhibiciones ofensivas del BVB en lo que va de temporada, los aurinegros se descafeinaron hasta el extremo. Control y circulación lenta de pelota, previsibilidad y escaso bagaje en ataque, fue la única respuesta que el Dortmund fue capaz de ofrecer durante unos primeros cuarenta y cinco minutos que apenas dejaron una ocasión que echarse a la boca. Enfrente, un Dresden muy bien plantado y con las ideas muy claras, se frotaba las manos a medida que corrían los minutos. Y así, entre la incapacidad de unos, y la expectación de otros, murió una primera parte con más pena que gloria.

Marco Reus, obligado a abandonar el partido durante el primer periodo | Imagen: bvb.de

Hefele se disfraza de Karma

En la segunda mitad, los chicos de Kloppo saltaron al césped con la misma premisa que en el primer tiempo, sin embargo, para esta vez, la suerte pasaría de enemiga a aliada, otorgándoles el tanto que abría la lata. Michael Hefele, capitán de los locales, se equivocó gravemente en la salida del balón, y le regaló el cuero a Immobile en la frontal de su área, para que éste, con una gran definición, pusiera en primer tanto en el electrónico. Era solo el minuto 49, y el Dortmund, pese a no hacer excesivos méritos, se adelantaba del modo más inesperado.

Esa difícil disyuntiva entre dominar y buscar cerrar el partido o retroceder y evitar posibles sustos atrás

Lejos de lo que cupiera pensar, el tanto tuvo un efecto negativo un cuadro aurinegro, que pasó a vivir sus peores minutos en el encuentro. Haciendo gala de una inseguridad terrible en el flanco central izquierdo de la zaga, el Dresden se acercó hasta en tres ocasiones por ese sector, pero su falta de acierto les privó de empatar el encuentro. Pasados esos cinco minutos de nerviosismo, el Dortmund se serenó, metiéndose de lleno en esa difícil disyuntiva entre dominar y buscar cerrar el partido o retroceder y evitar posibles sustos atrás. Sustos que en su mayoría venían propiciados por la tan recurrida inseguridad en la transición defensiva, la cual sigue trayendo de cabeza a Klopp este año.

Finalmente, y ante la poca agresividad del rival, los borussers decidieron controlar el partido. Con Gündogan al frente, los renanos durmieron el encuentro, agotando las opciones de un rival al que, tras el arreón anterior, parecía costarle más que nunca generar nada potable en ataque. Ya en el tramo final del encuentro, el Dortmund dio un paso atrás, cediendo todo el protagonismo a los orientales. Pese al intercambio de tornas, el tanto visitante parecía estar más lejos que el empate local, y así, casi con el tiempo cumplido, Immobile culminó una contra perfectamente llevada por Gündogan y Kuba, cerrando definitivamente el choque.

Dirección encauzada

Victoria vital del Borussia Dortmund la cual, sumada a la confirmación por parte de Klopp de la escasa gravedad del golpe de su estrella, cierra una noche perfecta. No estuvieron brillantes, sufrieron más de lo esperado, y sin embargo volvieron a ganar. Las cosas parecen haber cambiado definitivamente para el conjunto amarillo, que, no olvidemos, sigue vivo en las tres competiciones. El próximo fin de semana, los chicos de chicos de Kloppo visitarán la siempre bulliciosa ciudad libre y hanseática de Hamburgo.