Los de Viktor Skripnik llegaban a esta vigesimocuarta jornada de la Bundesliga en el Schwarzwald-Stadion de Friburgo tras caer eliminados de la copa a manos del Arminia Bielefeld. No solo no se vieron afectados en el terreno de juego por esta terrible eliminación, sino que además estuvieron tan correctos como siempre. Skripnik supo imprimir el carácter de siempre a su equipo y con ello evitó que el Werder Bremen se sumiera en un mar de dudas a causa de un mal resultado.

Un destello que vence a la táctica

Tanto Friburgo como Werder Bremen iniciaron el partido bastante contemplativos y eso provocó unos primeros compases de partido bastante lentos y faltos de ritmo. Ambos equipos esperaban bien plantados sin querer exponerse en exceso por lo que no se vieron muchas ocasiones. La batalla estaba en la medular del terreno de juego y los locales, a los que se veía con más intensidad, salían vencedores de casi todos los duelos.

El Friburgo comenzó a estirarse y a asomarse a los alrededores del área defendida por Wolf. Oliver Sorg fue el primero en intentarlo. El lateral lo provó desde fuera del área, pero el guardameta lo atrapó sin problemas. Con la primera ocasión comenzaron a llegar poco a poco las demás. Prödl protagonizó la primera para el Werder Bremen con una volea que se marchó por poco.

El Friburgo se sentía cada vez más y más cómodo con el balón y fruto de esa confianza llegó la mejor ocasión de la primera parte. Un balón largo a la espalda de la defensa, lo bajó Schmid y con una semivolea cruzada exigó a Wolf, que volvía a desempeñarse notablemente. Pero cosas del fútbol, los visitantes se iban a adelantar cuando mejor estaban los locales. El Friburgo venido arriba descuidó su zona trasera y en una contra, aprovechando los espacios, Öztunalli cambió el juego de lado a lado para Di Santo. El argentino que está de dulce, acomodó el balón, se orientó para dentro y la clavó en la escuadra del palo más lejano de la portería del Friburgo.

A raíz de ese gol en el minuto 35, llegaron los mejores minutos de los de Skripnik con el balón en su poder y Bartels pudo hacer el segundo tras una gran combinación. Así pues, sin brillar en exceso, el Werder Bremen enfilaba el tunel de vestuarios en ventaja y sabiendo tenía los tres puntos en su poder en ese momento.

Concentración y falta de acierto rival

En el inicio de la segunda mitad, Streich realizó dos cambios con la intención de ir a por el partido y en un principio surtieron efecto. El Friburgo comenzó a llegar con más asiduidad al área de Wolf con cierto peligro. La primera ocasión llegó en un córner. Tras el centro, se creó un gran revuelo en el área y hubo hasta tres rebotes, pero Wolf, que estuvo muy seguro durante todo el  encuentro, acabó atrapando el balón. A la hora de juego, el escenario seguía siendo el mismo. El Friburgo decidido a empatar y el Werder Bremen esperando atrás de forma ordenada y esperando a aprovechar alguna contra.

Pero el que iba a gozar de una nueva ocasión iba a ser el Friburgo. Tras un centro a balón parado, Kempf se elevó por encima del resto y cabezeó ligeramente por encima del larguero. Philipp también trato de ser el héroe del empate, pero su disparo se marchó por poco. No era el día de los chicos de Streich. La única buena noticia era que el Werder Bremen tampoco tuvo el suyo y no pudo hacer sangre en la herida de los locales.

Skripnik introdujo a Makiadi viendo que había perdido el centro del campo, y fue un acierto total. El mediocentro cortó la emorragia de ocasiones que estaba sufriendo su equipo y el Friburgo sólo contó con una última ocasión clara. En una falta directa Schmid trató de lograr el empate pero una vez más Wolf voló y despejó hacia la banda el disparo del dorsal 17 de los locales. Precisamente Makiadi tuvo en sus botas la última ocasión del partid, tras aparecer desde segunda línea, pero no pudo materializarla y el partido finalizó con el 0-1.