El resplandeciente sol que inundaba el estadio de Gelsenkirchen avecinaba una gran tarde para los mineros. Tarde que ya empezaba por todo lo alto con la noticia del regreso de Goretzka a una convocatoria, después de haber estado apartado del terreno del juego desde el mes de junio, cuando sufrió una fuerte lesión. Puede que fuera el sol, el ambiente, Goretzka… pero lo cierto fue que Di Matteo decidió hacer a todo el mundo disfrutar, y lejos de ver a un Schalke rácano, sin corazón e impasible ante lo que acontecía en el campo, el italiano dejó a su hinchada gozar de la mejor cara de los suyos.

Contra todo pronóstico

La ambientación no permitía un partido como el resto, el ánimo estaba por las nubes y los de Di Matteo debían ser consecuentes con ello. Los locales tenían la obligación de no decepcionar y desde el primer minuto de juego se pusieron manos a la obra. El Schalke comenzó llevando la batuta del encuentro, lejos de plantear un partido pasivo, el equipo tuvo el control del esférico y en pocos minutos inició el asedio al área del Hoffenheim. Estos últimos, para beneficio de los mineros, se plantaron en el campo algo aturdidos, incapaces de realizar algo de provecho. Todo contacto con el cuero por parte de los de Gisdol fue en vano.

Tras el gol, lejos de quedarse impávidos, los locales continuaron mordiendo al rivalLa situación se acrecentó una vez transcurridos diez minutos de partido, cuando Höger envió un gran pase al borde del área, donde Fuchs esperaba para enganchar un disparo al primer toque que se introdujo por el lado izquierdo de la portería. Con el marcador a favor, todo hacía avecinar que el Schalke dejaría al Hoffenheim la iniciativa del juego no obstante, contra todo pronóstico, lejos de quedarse impávidos, los locales continuaron mordiendo al rival.

Desacierto visitante

El equipo de la ciudad de Sinsheim, por su parte, no conseguía acercarse con peligro a la portería de Wellenreuther, ya que cada vez que realizaba una acción parecida a un ataque, ésta moría antes de alcanzar el área del Schalke, muy bien posicionado en defensa. El peligro de los visitantes llegó sobre todo en jugadas a balón parado, pero todas fueron fácilmente solventadas por los “die Königsblauen”.

Los minutos iban avanzando y el Hoffenheim poco a poco fue tomando más protagonismo en el juego. La iniciativa propició un par de jugadas de relativo peligro, pero el Schalke no se achantó y continuó con un gran nivel de actividad, controlando los cambios de ritmo y el manejo del partido en general. Al buen posicionamiento minero se le sumaba la debilidad de la defensa visitante, lo que ya no solo favorecía la llegada de los mineros, sino que provocaba en los visitantes grandes problemas a la hora de sacar el balón jugado. Tanto fue así que, rozando el filo del descanso, Meyer se encargó de aumentar el marcador a favor de los suyos tras un gran pase de Choupo-Moting. Los últimos minutos de la primera parte se agotaron rápidamente y se llegó al descanso con un resultado que ponía todo de cara al Schalke.

Control del juego

El balón volvía a rodar en el segundo tiempo con una dinámica parecida a como había concluido el primero, aunque con un Schalke algo más bajo de revoluciones, ya que gozaba de un marcador favorable. El Hoffenheim dio el primer susto a los locales con un contrataque que pudo meterlos de lleno en el partido, pero el fútbol es tornadizo y sería de nuevo Meyer, en una combinación con Choupo-Moting quien introdujera el cuero en la red.

Los mineros, a pesar de haber cedido el dominio del esférico tenían el control del partidoTras el gol, y pese a la desventaja, los de Gisdol mostraron algo más de intención y obligaron a los mineros a replegarse por primera vez en el choque, licencia que, por otro lado, podían permitirse teniendo en cuenta el 3-0 del marcador. Esta nueva concepción del partido permitió a los visitantes subir su producción ofensiva, pero los mineros, que a pesar de haber cedido el dominio del esférico tenían el juego controlado, no tuvieron grandes inconvenientes a la hora de defender los incoherentes ataques rivales.

Las cartas sobre la mesa

Los de la ciudad de Sinsheim tuvieron que cambiar de estrategia, y decidieron ceder el balón para poder intentar algo al contragolpe. Les funcionó, pues contando con la calidad de su ofensiva, en el momento en que el Schalke dejó un hueco, Polanski consiguió mandar un preciso pase a Szalai, el cual dejaría el balón masticado para que Volland rematara desde la frontal. El gol, que llegaba cuando todavía quedaban 20 minutos de partido, puso todas las cartas sobre la mesa.

Sería el Hoffenheim quien tomaría entonces la iniciativa del encuentro, sabedor de que un tanto más supondría poder luchar por rascar un punto, mientras que el Schalke, consecuente con lo que supondría un tanto del rival, hizo lo propio para que éste no llegara. Las tornas se igualaron, lo que se reflejó en unos últimos minutos de partido en los que el Hoffenheim intentó por todos los medios acceder a la portería minera, demasiado bien custodiada para poder sacar algo de provecho, con lo que el partido concluiría sin que el marcador volviera a variar.

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