La juventud siempre ha sido sinónimo de irreverencia, rebeldía e inconformidad con el molde establecido. Cuando la sangre joven se hace presente, se espera que haya cierta dosis de caprichos emocionales que conduzcan a una rebelión total contra el sistema y a una contrapropuesta general a todo lo que los grandes sabios de la edad han establecido de antemano. En Gelsenkirchen, la tan conocida ciudad minera en Alemania, la irreverencia juvenil futbolística ha tomado fuerza en los últimos años. Desde Manuel Neuer, Beneditk Höwedes, Julian Draxler y Max Meyer (entre otros), la cantera de los mineros sigue elaborando perlas de gran nivel y entregando al fútbol una cantidad considerable de nuevos valores alemanes.

Sin embargo, estos últimos días, y tras las últimas muestras de Max Meyer y Julian Draxler, ha entrado en escena un chico de 19 años que iluminó al Santiago Bernabéu a base de gol, finta y valor. Sin tan siquiera imaginarlo en los planes, Leroy Sané entró en la escena mundial como protagonista de la victoria de 3-4 del Schalke 04 sobre el Real Madrid en el propio Santiago Bernabéu. Pero, a pesar del asombro mundial ante su calidad en ese día, Sané era ya una promesa latente gestándose en tierras germanas. Una joya de ébano que simplemente debía ser presentada al mundo entero y que escogió el mejor escenario para darse a conocer.

Fabricado en la cantera minera

Leroy Sané nació un 11 de enero de 1996 en Essen, Alemania. Con una naturalidad hacia su pierna izquierda y una altura de 1.83 mtrs., Sané se desempeña como mediocampista ofensivo con capacidad de jugar como delantero. Porta el dorsal "19" en el Schalke 04 y es hijo de la ex campeona alemana de gimnasia artística Regina Weber y del ex futbolista senegalés Souleyman Sané, por lo que el deporte y, en especial, el fútbol es algo que lleva en la sangre.

Sané es hijo de la ex campeona alemana de gimnasia artística Regina Weber y del ex futbolista senegalés Souleyman Sané

Su carrera inició en SG Wattenscheid 09, equipo de la Regionalliga West, cuarta liga más importante en Alemania. Como un chico prometedor y con muchos destellos de calidad en las competiciones regionales, el Schalke 04 puso sus ojos en él y decidió ficharle en 2005 para integrarlo en sus divisiones infanto-juveniles. Su primer paso en las filas del Schalke sirvió como un período de transición y descubrimiento. Sin embargo, el club decidió cederlo por un período de dos años a las divisiones inferiores del Bayer Leverkusen, donde encontró mayor ritmo físico y un desarrollo integral, aunque aún seguí quedando a deber parte de su talento.

Leroy Sané vistió la camiseta del Levekrusen por dos años en sus divisiones juveniles. // (Foto de bayer04.de)

Con el Bayer Leverkusen, Sané mostró buenas cualidades en la B-Junioren Meisterschaft Endrunde y en la A-Junioren Meisterschaft Endrunde, por lo que la directiva aspirinera comenzó a contemplar la posibilidad de preservarlo en sus filas y desarrollarlo como su próxima gran estrella juvenil. Sin embargo, en Gelsenkirchen sabían que debían recuperar a su joya deportiva y decidieron regresarlo a sus filas en 2011, ya como parte de su equipo juvenil y con todas las intensiones de desarrollar el potencial que el chico alemán de padre senegalés había dejado en claro que poseía.

Con la camiseta del Schalke 04 U17, Leroy Sané comenzó a dar pinceladas de su calidad y dejó cautivados a todos con su capacidad técnica

Es aquí donde Sané comienza un camino en alza hacia su calidad futbolística. Con la camiseta del Schalke 04 U17, Leroy Sané comenzó a dar pinceladas de su calidad y dejó cautivados a todos con su capacidad técnica. Sumando 13 goles en 59 partidos, en ambas competiciones, el joven jugador dejo la sensación de que algo grande se gestaba en sus botas. Su irreverencia ante la marca rival, a pesar de no poseer un físico envidiable, le permitía encarar hasta al defensor más agresivo y sortearlo con facilidad. De igual forma, el toque exquisito de su zurda hacía pararse a los aficionados mineros y les dejaba en claro que tenían una nueva perla ofensiva en sus manos.

Su calidad individual y su capacidad asociativa como gestor de juego ofensiva le valieron todas las credenciales para que, en marzo de 2014, el Schalke 04 le ofrecería la oportunidad de salir de su equipo U19, firmando un contrato por tres años con el equipo mayor y otorgándole el dorsal "19" y la inscripción general a todas sus competiciones con el primer equipo. Sané accedió sin pensarlo dos veces y así estampó su firma como el nuevo producto maravilla de la cantera minera y se estableció rápidamente como el nuevo "Golden Boy" de Gelsenkirchen.

Sané entra en escena

Su debut en Bundesliga llegó de forma rápida. Fue un 20 de abril del mismo año en una derrota del Schalke por 3-1 ante el Stuttgart. Sané ingresó al 77' por Max Meyer en un cambio que reflejaba la intensión del club con el chico de origen senegalés. Reemplazar a una de las figuras juveniles ya estandarizadas del club era un ejemplo de transición. Sané no estaba llamado a figurar en el presente, sino que en el futuro. Meyer sería su antecesor y Sané el predecesor de un equipo que busca renovarse constantemente a base de chicos con talento. Pero Sané quería ser el presente.

Sané ingresó al 77' por Max Meyer en un cambio que reflejaba la intensión del club con el chico de origen senegalés

Esa temporada apenas jugó ese partido y no volvió a ver acción con el primer equipo, pese a entrenarse formalmente con la plantilla. Sin embargo, para la presente temporada, Sané ha sido más protagonista en su club y ha logrado darse a mostrar en un equipo plagado de lesiones en sus principales figuras y que ha tenido que recurrir a sus juveniles para mantenerse a flote. Jugando fijo como mediapunta, el juvenil ha visto actividad en ocho partidos en la presente Bundesliga, anotando dos goles y firmando actuaciones de buen nivel y con mucha calidad.

Pero la verdadera explosión de Sané llegó en el momento menos esperado y en el lugar menos imaginado. El Schalke 04 llegaba en plan desauciado al Santiago Bernabéu, sabedor que resultaba casi imposible remontar el 0-2 sufrido en casa a manos del actual Campeón de Europa. Di Matteo apostó por Erick Maxim Choupo-Moting como socio ofensivo de Huntelaar, pero el camerunés sufrió una lesión en los primeros minutos y es ahí donde el estratega italiano se fijo en Sané. El chico ingresó al terreno de juego, soltó los nervios iniciales y ofreció un concierto de toques, pases, regates y un gol de enorme factura para guiar a su equipo aun 3-4 que los dejó a solo un gol de botar al Madrid de la competición continental.

Zurdo, hábil, rápido, rebelde y confrontativo en el mano a mano, Sané se robó los ojos del mundo entero y puso a todo Madrid con el corazón en la mano. Incluso, participó en la jugada del último gol de Huntelaar, ganándole un balón a Modric y forazando la mala entrega del croata que el delantero holandés aprovechó al máximo. Un par de regates sobre Ramos y Kroos, más otros desbordes sobre Coentrao fueron otras de las grandes muestras que dejó Sané en los ojos de los aficionados presentes en el templo merengue.

Zurdo, hábil, rápido, rebelde y confrontativo en el mano a mano, Sané se robó los ojos del mundo entero y puso a todo Madrid con el corazón en la mano

La peculiaridad de Sané, más allá de su riqueza técnica, es su perfil encarador pero su criterio para discernir en qué momento debe encarar y en qué momento debe asociarse. Su juventud, cualidad que en los grandes jugadores suele transformarse en debilidad, no le orienta a robarse las palmas de la grada, sino que le da la sensación de rebeldía necesaria para romper al más duro marcador, pero sin dejar de lado el sano criterio para entender en cuál momento debe realizarlo. Sané es una especie de andrógeno futbolístico. Una mutación creada a partir de la rebeldía natural de la juventud, pero dotada con el espíritu sabio de un jugador con rodaje, sabedor de los tiempos en cada partido y capaz de dirigir y orquestar la ofensiva de su equipo sin temor alguno y sin dejar que el instinto le robe su criterio.

Su riqueza técnica y su gran derroche de calidad lo ha llevado a formar parte de los combinados alemanes Sub-17 y Sub-19, este útlimo siendo su actual plataforma internacional a nivel de selecciones. Con el equipo Sub-19, Sané ha jugado un total de ocho partidos, anotando cuatro goles y regalando cuatro asistencias, mostrando sus cualidades individuales y asociativas con la camiseta nacional. Su buen rendimiento con la Mannschaft le presagian como una futura estrella del equipo Campeón del Mundo y como una de las perlas teutonas próximas a enamorar los ojos de Joachim Löw para las futuras competiciones nacionales.

Leroy Sané con la Mannschaft juvenil. // (Foto de deporteplus.es)

Apuntes Finales

La renovación y el constante eje de cambio son los elementos qe garantizan la superviviencia en el duro paisaje del fútbol mundial. Un equipo que no se renueva es un equipo que muere con sus viejas leyendas en la cabeza, pero sin el aliento de la juventud en su corazón. Es aquí donde se vuelve clave la muestra constante de jóvenes valores que enamoren al aficionado y desafíen al profesional ya establecido en el imaginario colectivo. Leroy Sané es parte de una generación fresca del fútbol alemán, un fútbol que ha venido encomendándose a sus figuras juveniles en los últimos años y que dicha filosofía lo condujo al éxito en el reciente Campeonato del Mundo. La vida le prepara un gran futuro a Sané. Sin embargo, su presente es una clara muestra de la clase de jugador de oro que nos espera ver en los próximos años. Sin duda alguna, Gelsenkirchen le regala al mundo una perla de ébano con el nombre de: Leroy Sané.